Un proyecto a un plazo gigante

Originalmente, mi idea de escribir una historia de las sociedades humanas era un proyecto a 20 años plazo. Parecía una duración razonable al fin y al cabo para reunir material, para pensar material y para -entre medio- desarrollar una carrera académica que permitiera que el libro tuviera algún impacto más allá de mi pobre persona.

Ahora, tuve la mala ocurrencia de leer hace poco El Moderno Sistema Mundial. v.1. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI de Wallerstein. Y me deprimí.

No por el libro, obviamente -que es una maravilla. Sino por lo que implicaba para el proyecto. Porque claramente, tomando en cuenta el nivel de agregación y lectura que implica un libro como el de Wallerstein (centenares de citas para un sólo siglo y una sola área), 20 años no resulta suficiente. Obviamente, escribir un libro sobre una historia de las sociedades no puede llegar al nivel de detalle y de revisión de lo de Wallerstein. Sí, obviamente no puedo leer decenas de textos sobre la evolución de la encomienda en América Latina para escribir el texto que quiero hacer. Pero, claro está, hay que leer más de uno, y pensemos entonces en la repetición de lo anterior -centenares de temas en centenares de sociedades. Y pensemos en la necesidad de ir cotejando con toda la gran variedad de estudios históricos comparados y de largo alcance.

En otras palabras, requiero 50 años (*). Y si 20 años ya parecía que esta iba a ser el trabajo de mi vida; ahora pensando en 50 años de metáfora pasa a ser de verdad. Tiene la ventaja que, si el cliché es cierto y mientras uno tenga proyecto y razones para continuar respirando, uno continua respirand, tendría asegurada la supervivencia hasta los 80 años y algo. Tiene la desventaja que, si el cliché es cierto y luego de terminar el trabajo de toda una vida uno desaparece, que las perspectivas de continuar luego de los 80 años y algo serían minúsculas. En fin, nada es perfecto.

(*) Ahora, un proyecto de 50 años tiene otra consecuencia. Inicialmente, la idea era terminar cerca de los ’90-2000 (con el fin del siglo XX corto y sus consecuencias inmediatas). Pero si estaríamos terminando cerca del 2050, entonces habría que terminar después. Quizás además necesito empezar a escribir una crónica de principios del siglo XXI (obviamente, el libro no va a terminar el 2050, sino en un hito que parezca importante antes de eso, pero dudo que sea suficiente con terminar con la caída de los regímenes comunistas con una pequeña coda sobre los ’90). En fin, nada es perfecto -para continuar con la misma conclusión.

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