De un olvido en el debate sobre educación

El lucro es una lacra. Ahora, ¿cual es el problema del lucro? No que aquellos que estén bajo sus colegios sean explotados, sino que -de hecho- los que no pueden acceder a los colegios del lucro tienen mala educación. Mejor dicho, peor educación.

Porque el centro del asunto no es la calidad de educación, sino la diferencia. Si todos los colegios de Chile doblaran su calidad (y todos entregaran buena educación) de todas formas sería una lacra un lucro. Y esto se debe a que el tema de la educación es centralmente el acceso a la universidad, y el acceso a la universidad (y a las buenas carreras en las buenas universidades) se produce por un sistema de ranking. Por lo tanto, la calidad absoluta de tu educación es completamente irrelevante, sino sólo tu posición. Si obtuvieras 750 puntos en la PSU de todas formas quedarías fuera de Medicina en la PUC si 40 personas con más de 750 puntos postularan ahí.

Ahora, el hecho que el centro de la educación en Chile sea el acceso a la Universidad no es una irracionalidad producto de ‘problemas culturales’. Dado que aquellos con educación universitaria tienen ingresos muy superiores al resto de la población, y que el resto de la población no tiene sueldos razonables, la desesperación por quedar fuera es un tema racional: es quedar fuera de la mejor opción para obtener un ingreso decente.

Y aquí viene el olvido básico: Que el sistema educacional funciona por ranking, y que el tema central es lograr una mejor ubicación que los otros es algo sabido. Conocido por las familias, que ajustan todas sus estrategias a lo anterior. Lo que desean los padres no es buena educación, ni siquiera mejor educación, es que su hijo tenga mejor educación que los hijos del vecino.

Los colegios subvencionados, que para los críticos son sólo una forma que los sostenedores tengan dinero, cumplen una función central para las familias: Asegurar a los hijos de la clase media que tendrán mejor educación que los hijos de los pobres. No necesariamente por diferencias en las materias, sino -por último- por salvarse de las malas influencias. Estar en un colegio subvencionado es estar en un colegio en que, por último, están hijos de familias preocupadas por la educación (porque sólo los padres despreocupados o que son tan pobres -y por tanto, tan malas influencias- que no están en condiciones de pagar un sólo peso, dejan a sus hijos en colegios municipales).

En otras palabras, la desigualdad en la educación es un resultado buscado y deseado por esos padres. Que es lo que hace que el lucro (y la diferencia que produce) no sea un problema de unos malvados que ganan dinero con la educación -al final de cuentas, no muchos reclaman por los malvados que ganan dinero con la alimentación. Es un problema de una voluntad de todo un segmento social para asegurarles a sus hijos una posición por sobre otros hijos.

Pero, claro, eso no se puede decir.

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