Las dificultades de la teoría. Exponiendo los ensamblajes de Latour

reenSocial_latourReensamblar lo Social es un texto molesto, y esto no tanto por lo que dice -aunque  Latour tiene toda la intención que sea molesto en ello-: Es más bien porque creo que tiene todas las apuestas correctas y al mismo tiempo no las desarrolla de forma coherente. En parte se debe al ánimo polémico que subyace a la obra, y que en algún sentido termina malogrando lo que Latour intenta desarrollar. Pero más profundamente ello sucede porque efectivamente salir de los cánones y dicotomías tradicionales de pensamiento es algo difícil.

A mí modo de ver las siguientes son las cinco principales apuestas correctas que recorren la obra, usando en su descripción un vocabulario y un orden que definitivamente no sería el que usaría el propio Latour para sintetizar sus ideas:

(a) Que los actores son efectivamente actores. Aunque la sociología muchas veces habla de actores, en realidad en buena parte de los casos no los asume realmente como actores, como elementos que transforman y producen. A este respecto, la distinción que hace Latour entre mediadores e intermediarios en este sentido resulta muy iluminadora:

“Un intermediario, en mi vocabulario, es lo que transporta significado o fuerza sin transformación: definir sus datos de entrada basta para definir sus datos de salida. Para todo propósito practico un intermediario puede considerarse no solo una caja negra sino también una caja negra que funciona como una unidad, aunque internamente este compuesta de muchas partes. Los mediadores, en cambio, no pueden considerarse solo uno; pueden funcionar como uno, nada, varios o infinito. Sus datos de entrada nunca predicen bien los de salida; su especificidad debe tomarse en cuenta
cada vez” (p 63)

La vida social, en este sentido, es una vida llena de intermediarios.

(b) Que los actores van más allá de los humanos.  Las páginas que Latour dedica a mostrar cómo el involucramiento de objetos en los ensamblajes es lo que, en buena parte, les da la duración y ‘firmeza’ a las prácticas sociales -el hecho que van más allá de cualquier interacción ‘local’, son cruciales. Es la mezcla con objetos de hecho lo que diferencia, en buena parte, las asociaciones humanas de las de otros animales sociales -la comparación con los mandriles (p. 281-283) es sintomática a este respecto. Latour nos recuerda que las capacidades sociales básicas, las que están sólo en los actores, no sólo no son exclusivas a los actores, sino que además ‘aportan sólo un diminuto subconjunto de las asociaciones que
componen las sociedades‘ (p 103). Reducidas a ellas la vida social sería inestable, y es la incorporación de otros elementos lo que permite entender su duración:

Si pensamos las capacidades sociales básicas, es fácil comprender que las conexiones que estas son capaces de tejer siempre son demasiado débiles para sostener el tipo de peso que los teóricos sociales quisieran otorgar a su definición de social. Librada a sus propios recursos, una relación de poder que no ponga en juego mas que capacidades sociales estaría limitada a interacciones de muy corta vida, transitorias (p. 99)

La materialidad de estos objetos los hace, en algún sentido, más difícil de olvidar que son intermediarios, y no sólo mediación de los ‘factores sociales’: sus propias características son parte del funcionamiento (y la materialidad de la seda es importante, por ejemplo, en términos de como participa de esos ensamblajes):

Si, por el contrario, se tratan las diferencias químicas y de manufactura como otros tantos mediadores, entonces puede suceder que sin los muchos matices materiales indefinidos que diferencian la sensación, el tacto, el color, el brillo de la seda y el del nailon, esta diferencia social podría [entre lo sofisticado y lo no sofisticado] no existir en absoluto (p. 64)

La sociología de lo social esconde, entonces, uno de los principales procesos que son parte de la vida social. Ahora bien, el punto no es tan sólo que los ‘objetos’ son parte de estos procesos, que a veces la sociología de lo social puede reconocer, sino que lo son como actores (o para ser precisos, como intermediarios)

(c) Que los actores no son inferiores a los analistas. Lo cual se traduce en el dictum  repetidos varias veces de que hay que seguir a los actores, porque son ellos los que generan los ensamblajes y luego establecen los límites y los marcos que los sociólogos observan -y que creen operan detrás de los propios actores.

Si tuviera que ofrecer una lista de casas que permitan verificar que es una buena descripción TAR -esto será un indicador importante de calidad- preguntaría: ¿se permite que los conceptos de los actores sean más fuertes que los de los analistas, o es el analista el que habla solamente? (p. 51)

Las constantes referencias críticas a la sociología crítica por parte de Latour insisten siempre en este punto: Que es falso que los actores sean unos ingenuos que requieren que los sociólogos vayan y les digan las cosas que operan a sus espaldas. El contexto social al cual ellos serían necesariamente ciegos es algo que, de hecho, no existe, y es más bien un prematuro reemplazo de los analistas de la constitución de ensamblajes.

(d) Que la sociedad, como algo dado a los actores no existe; y que los actores como algo dado a la acción tampoco. Lo que efectivamente se constituye es un espacio de asociaciones: los ensamblajes de los cuales habla el título. No hay un lugar macro como tal separado de lo local, sino que el espacio donde opera lo macro (digamos, para usar el ejemplo de Latour, el cuartel general) es un espacio local que opera usando asociaciones con otros espacios locales (las comunicaciones que permiten que las órdenes se muevan).

es obvio, por ejemplo, que el centro de comando y control de un ejercito no es “mas grande” ni “mas ancho” que el frente particular situado a miles de kilómetros de distancia donde los soldados arriesgan su vida, pero también resulta claro de todos modos que tal centro estratégico puede comandar y controlar cualquier cosa -como indica el nombre- sólo mientras siga conectado al teatro de operaciones a través de un transporte incesante de información. Por lo tanto, la topografía correcta aquí no es incluir la linea del frente “en” algún poder que todo lo abarca, sino considerar locales a los dos y conectarlos a través de algún tipo de cables bien alimentados (p 261)

No hay actores separados de los elementos -que son generados fuera de su propio contexto local- que les permiten de hecho actuar (los componentes adicionales, por ejemplo, que puestos en una situación permiten a los actores generar acciones, por ejemplo, transformarse en los seres calculadores del consumo a través de las herramientas que les provee el supermercado para ello en el propio supermercado, p 298). El títere no se vuelve libre cuando se cortan las cuerdas:

¡Por supuesto que las marionetas están atadas! Pero la consecuencia por cierto no es que, para emanciparlas, haya que cortar todos los hilos. La única manera de liberar a las marionetas es que el titiritero sea un buen titiritero. De modo similar para nosotros, no es que tengamos que disminuir la cantidad de relaciones para llegar por fin al santuario del ser (p. 306)

Sólo entendiendo las relaciones y asociaciones que forman los espacios de la acción -algo que Latour insistirá no se puede hacer si pienso en un espacio local junto a un contexto global-puedo entender la vida social.

(e) Que los ensamblajes no son cosas dadas y duraderas, sino que tienen que hacerse y producirse continuamente. Ensamblar es una tarea. Y es importante rastrear todo el proceso y el trabajo de ensamblaje: No pensarlo como algo dado -que es el error de la sociología de lo social- ni tampoco olvidarse que efectivamente se crean ensamblajes. Las herramientas de las asociaciones son, en ese sentido, son los que permiten la construcción de ensamblajes. Sin ellas, los ensamblajes no se constituirían en esos elementos que permiten experimentar la sensación de cosas dadas de antemano y que no han sido producidas en la acción inmediata.

La idea que lo social es algo sólido, un tipo especial de ‘materia’ que permite explicar diversos ámbitos es lo que hay que derrotar: La vida social opera con ensamblajes, que no requieren un contexto de ‘entes sociales’ para ser explicados, sino más bien el examen de todo ese trabajo de asociación.

En ese punto, el significado de la palabra [social] se descompone dado que ahora designa dos cosas enteramente diferentes: primero, un movimiento en un proceso de ensamblado y, / segundo, un tipo específico de ingrediente que supuestamente difiere de otros materiales. (p. 13-14)

 

Las anteriores aseveraciones son, como mínimo, pistas relevantes para explorar en la investigación. Sin embargo estimo que no las sigue de forma totalmente coherente o extrae conclusiones que no tengo tan claro que se sigan de sus premisas. He ahí que se juegan las dificultades de la teoría. Pero ya siendo esta entrada lo suficientemente larga, dejaremos esa discusión para la siguiente.

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