Las trampas retóricas de Bourdieu

L’intention de mon propos est de dire qu’il y a une science à faire de cette sorte de science commune qui, pour la science ordinaire -celle dont Hegel fournit le paradigme-, est un simple déchet (Clase 19 octubre 1982, Sociologie générale, volumen 1).

El Bourdieu del Oficio del Sociólogo ha sido visto en términos de la separación entre el saber del sociólogo y el saber cotidiano, y siendo la labor del sociólogo ‘salir’ del pensamiento cotidiano, no quedarse en dichas doxas: la ruptura epistemológica. En sus cursos en el Collège de France a principio de los ’80 nos presenta una idea diferente: una denuncia de aquella visión escolástica que mira como un mero error el pensamiento cotidiano.

Ambas afirmaciones tienen continuidades (ambas se basan en la separación entre pensar cotidiano / pensar académico, escolástico), pero presentan a primera vista una contradicción. En esta pequeña nota queremos mostrar que eso sería un error, y que lo que hay detrás es una trampa retórica permanente en Bourdieu.

Todo el juego está en que el pensar cotidiano es parte de cómo funciona la realidad, por ello entonces mirarlo como mero error es un error. Por otro lado, el pensar cotidiano -precisamente porque no es reflexivo- no puede dar cuenta de ese funcionamiento y por eso mismo hay que superarlo. Lo que cabe hacer es el pensar à la Bourdieu: que primero denuncia al pensar cotidiano como pensar cotidiano (‘no es un pensar reflexivo’) y luego denuncia el penar académico sobre el pensar cotidiano (‘dénse cuenta que no es un pensar reflexivo’).

Lo que es permanente es la necesidad de denunciar. A través de ésto y a través del segundo paso (denunciar a los denunciantes) se logra entonces lo deseado: Que sólo un Bourdieu puede acceder a la realidad, puesto que antes todos (los cotidianos participantes de la sociedad por un lado y los reflexionantes que no se dan cuenta de lo no-reflexionante de la vida por otro) operan tras velos. Bourdieu continuaría así el camino del desvelamiento que le sería exclusivo.

¿Por qué digo que eso es una trampa? La razón es sencilla: Que el camino del develamiento es un camino sin fin: siempre podemos develar al develador y así sin término. Y que por otro lado, no hay nada que develar. El pensar cotidiano siempre ha sabido que no es reflexivo (es parte del pensar cotidiano la diferencia entre saber práctico /saber reflexivo que es fundante en Bourdieu). Y la idea reflexiva que el saber cotidiano no puede ser puro error, sino que es parte de la operación, era ya en los 1980’s asunto bien sabido -no había ningún develamiento ahí que hacer (y lo que nos interesa subrayar es que Bourdieu se presenta como un buen platónico que nos revela que vivíamos en las cavernas y eso aplica también al develador de primer orden que ingenuamente creía que develaba). Siempre hay errores y problemas, lo que no hay es un ocultamiento fundamental que está a la espera del analista a que no se le oculta nada.

Si se quiere, los analistas exageran la ingenuidad de los participantes. Quizás es una forma que los analistas tienen de acentuar su presunta necesidad.

Bookmark the permalink.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.