A propósito de la CASEN y la evolución de la pobreza

Entre toda la discusión sobre el aumento de la pobreza, hay un tema que es interesante destacar. En la medición anterior (2006) la discusión fue sobre que había disminuido demasiado la pobreza (5 puntos, algo que no había sucedido durante un tiempo largo). Ahora, si uno compara la pobreza 2003 con la 2009 se da cuenta que la cifra 2009 está dentro de la linea de tendencia, si se quiere: En 6 años la pobreza habría disminuido 3,6 puntos, lo que es algo inferior pero comparable con lo sucedido anteriormente (de 1998 a 2003 había disminuido 3 puntos). La cifra extraña sigue siendo la del 2006.

El gráfico de la presentación (disponible aquí) es bastante claro, creo:

casen_pobreza_2009

 

Mundiales, medios y esas cosas

Finalmente hemos decidido volver a escribir algo en este blog, y algo que es incluso algo sociológico -aunque sea de fútbol. Por alguna razón, sólo sigo el fútbol cada 4 años y durante un mes, y como el otro día me pidieron algunas notas sobre mundiales y medios -que al final no fueron usadas, bien puedo ponerlas acá

Una cosa que no deja de ser es que, al fin y al cabo, el fútbol es importante para los medios. O sea, el Mundial del ’62 y su importancia para desarrollo de la televisión en nuestro país son conocidos. La expansión de la televisión por cable (y satelital) no ha sido ajena al tema de la transmisión de los partidos, y más de una compañía ha iniciado su proceso de expansión al llevarse la licencia de transmisión. Cambiamos nuestros aparatos de TV para ver el mundial. Y lo vemos para el fútbol: Normalmente los programas de mayor audiencia son los partidos de la selección. En momentos en que se habla de fragmentación de las audiencias, es importante recordar que el fútbol –y en particular, la selección chilena en los mundiales- es un momento de unificación.

Por lo tanto, entre medios y fútbol -y particular con mundiales hay una relación interesante. Y creo que parte de esa relación se da por la posición que ocupa el fútbol, el Mundial y la selección en la vida social -algo de sociológico tenía que tener el comentario.

Lo más claro es que del Mundial se habla, y que ver la selección es un momento colectivo. Lo que no deja de ser raro, dado que en general cada día preferimos nuestras experiencias mediales más individualizadas (televisores en las piezas existe desde hace mucho tiempo e Internet es en general algo que se individualizado). Pero el Mundial y la selección se ve en grupo. Ya sea en la casa, en la oficina o lisa y llanamente en la calle.

Lo anterior hace más interesante que este Mundial ocurra en condiciones de alta penetración de Internet y de banda ancha. Porque de hecho, si uno tiene banda ancha puede ver el Mundial -de hecho es posible ver todos los partidos y ahorrarse toda la polémica sobre los derechos de transmisión. Y claro está, Internet es una tecnología profundamente individual.

¿Qué le sucede a la experiencia de Internet cuando ocurre en un evento que es tan profundamente no individual como lo es el Mundial? Lo que ocurre es que esta experiencia tiende a moverse hacia lo colectivo. Por ejemplo, y todo ello se refiere a cosas que pude observar, si en una oficina alguien estaba viendo un partido vía Internet, el partido tendía a comentarse o mostrarse en las jugadas importantes -la experiencia de visionado individual no se quedaba en el individuo. O se puede usar para ‘mejorar’ la experiencia de ver el partido en televisión. En el caso de Chile-España supe de ambientes en que mientras se veía el partido alguien estaba además viendo que pasaba en Twitter o alguien tenía en su computador Suiza-Honduras para saber que pasaba en ese partido. Sin embargo, y esto es lo crucial, cuando realmente se requiere colectividad -como es el caso de los partidos de la selección- entonces Internet resulta insuficiente, y se vuelve a medios que pueden ser más colectivos.

De hecho, si pensamos en más allá del visionado del partido, entonces el aporte de Internet a la experiencia colectiva no deja de ser interesante. Normalmente, la conversación sobre el Mundial la realizaban las personas de manera privada y en los medios masivos –en programas de televisión- de manera pública. Pero el desarrollo de Internet, pensemos en el ejemplo de Twitter, permite una conversación entre personas privadas de manera pública: El partido no sólo es comentado públicamente por aquellos que tienen el rol asignado en los medios, sino también por cualquier persona. En cierto sentido, digamos, la constitución de una esfera pública amplia. Que sea sobre fútbol y no sobre otros temas dice sobre nuestros intereses como sociedad, pero sigue siendo una esfera pública.

Entonces, el tema es que los Mundiales, la selección en particular, son una experiencia colectiva. Los medios se adaptan a esa característica. Y por lo tanto, al final el tema es ¿por qué son una experiencia colectiva?

En última instancia, los Mundiales han sido –y seguirán siendo- importantes para el desarrollo de los medios porque han sido importantes para la sociedad. Y lo han sido porque las sociedades necesitan de momentos para encontrarse a ellas mismas, en que las personas vivan la experiencia de pertenecer todas ellas a algo común, de vivir la emoción de lo comunitario. En sociedades cada vez más diferencias e individualizadas, este tipo de experiencias –cada día más escasas- adquiere aún más relevancia. En otras palabras, la selección permite construir una práctica ritual de construcción de un nosotros: Todos saben que cuando se deprimen o sienten euforia lo están sintiendo al mismo momento, y por la misma razón, que ‘todos’. Digamos entonces que el Mundial provee de las mismas experiencias colectivas que el viejo Durkheim pensaba que la religión proveía, y que era la razón de ser de la religión. Así que sí, el fútbol no deja de ser importante.

Terremotos, saqueos y defensas. A proposito de una experiencia

Un breve momento de ‘reporteo sociologico’ si se quiere, dado que hace unos meses vivo en Quilicura y me toco el tema desde el punto de vista de piquetes de vecinos y ese tipo de cosa.

Iba llegando relativamente feliz a mi casa cuando veo un par de fogatas en la calle que, por supuesto dada mi inconciencia general, no tenia la más remota idea de lo que implicaba. Bueno, unos minutos más tarde, escucho gritos en la calle, salgo afuera y en fin la admonición general era a los varones a salir a defender porque ‘turbas de saqueadores’ iban en camino (y estaban cerca). En unos 10 minutos (creo) básicamente en todas las bocacalles -y al parecer fenómeno extendido en la comuna- se llenaron de fogatas y de vecinos armados, es un decir, con palos. Dado que algunas veces hay que cumplir con los deberes con los vecinos, y nunca está de más aplicar observación participante, uno de los vecinos armados con palos era yo.

Después de varias horas:

  1. Que no deja de ser impresionante el convencimiento general que unos cuantos pelagatos armados con palos y alimentando una hoguera son defensa suficiente con respecto a saqueadores. Digo que el convencimiento ha de haber sido general porque a los minutos todos los hijos adolescentes de la cuadra se paseaban por las hogueras, caminaban entre una y otra -que me imagino que los padres no hubieran permitido si pensaran que el peligro era real o inminente.
  2. En otras palabras, todo el asunto se basa en la idea que un grupo de saqueadores, casi por definición, rehuye cualquier posibilidad de conflicto, así que la mera presencia es suficiente.
  3. Aunque sabido no deja de ser relevante mencionarlo, que los rumores mandan. Que saquearon aquí, que saquearon acá, que hay refuerzos policiales, que avanzan por tal lado, que se dieron la vuelta por otro.
  4. Y que ante información contradictoria siempre la peor es la creída. Lo que tiene como consecuencia que los elementos de seguridad ciudadana municipales terminan siendo objeto de burla (más que nada porque intentan calmar diciendo que la situación no es tan terrible cuando la única opinión creíble entre los ‘piqueteros’ es que la ciudad está siendo quemada). En cambio llamados -que oí directamente- dichos por vehículos supuestamente de Investigaciones -de esa pertenencia, en todo caso, no estoy seguro, pero eso fue lo murmurado y creído- a estar armados y mantener las hogueras son inmediatamente creídos y validados.
  5. Que los llamados tradicionales siguen siendo validos pero por 10 minutos. El llamado inicial era a todos los hombres a salir (digamos, a cumplir con el deber que tradicionalmente legitima su dominación, que es el de defender el propio castillo). Pero por supuesto a los 10 minutos todo el mundo y los dos géneros cumplían funciones de vigilancia.
  6. Que no hay nada mejor que compartir prejuicios para mantener conversación entre gentes que no siempre se conocen. Así que entre ‘los de la población X son malos’ y de los males del narcotráfico se puede hablar mucho rato. Lo que no deja de ser relevante cuando la principal amenaza real es el aburrimiento.
  7. Que las hogueras son bien eficientes para limpiar todas las cosas que están acumuladas en los patios. En mi bocacalle se consumieron 2 sillones, un respaldo de una cama, varios neumáticos y una cantidad de maderos, tubos de PVC, acrílicos y cuanta cosa la gente quisiera deshacerse. Como las hogueras fueron tácitamente aceptadas por Carabineros, digamos que fue oportunidad para hacer una quema.

Y no mucho mas interesante porque, en fin, sigo cansado y las neuronas hacen pocas sinapsis.

(Originalmente enviado como un post a la lista de correo chilesoc)

Elecciones y encuesta

Eduardo Arriagada, en su blog en Comunicaciones de la UC, hizo un post sobre que en Chile no había sorpresas en las elecciones. En el blog se mostraba un gráfico creado por Roberto Méndez en que se planteaba que, básicamente, todas las encuestas -si uno contaba sólo los votos válidamente emitidos- habían estado cerca del resultado. En ese sentido, la elección había estado decidida hace varios meses.

Carlos Hunneus, que en El Mostrador ha escrito varias columnas sobre su predicción de resultados, escribió otra columna que Arriagada también publicó en su blog. En esa columna, luego de insistir que CERC fue el único que realizó predicciones, que todos son generales después de la batalla escribió lo siguiente:

En tercer lugar, la igualación del desempeño de las encuestas no es correcto, porque se hace cometiendo manipulación estadística, porque se sacan las respuestas no sabe/no responde, nulos y blancos después de las elecciones. Esta práctica, iniciada por Roberto Méndez después de las elecciones presidenciales de 1999, no ha conducido a que los encuestadores hagan este ejercicio antes de las elecciones presidenciales de 2005 y del 13 de diciembre, sino que después. El encuestador debe decir antes cual será el resultado, sabiendo que en Chile es sobre los votos validamente emitidos. No se puede ser general después de la batalla.

Y no se ha hecho por una razón muy simple, este es mi cuarto punto: los NS/NR no se pueden eliminar, porque una buena parte de ellos es voto escondido y debe ser asignado correctamente. Hay distintas maneras de hacerlo: mediante la aplicación de otras preguntas electorales y de temas políticos (asi lo hacemos en el CERC) o mediante una distribución proporcional según las respuestas de intención de voto o una combinación de ambas. El segundo ejercicio es riesgoso, porque puede llevar a sobreestimar al candidato que tiene un clima electoral muy favorable, que lo hace aparece como ganador.

Saber interpretar a los no sabe/no responde, este es otro punto que quiero aclarar, no es una elegancia académica, sino que es una exigencia profesional, para trabajar con la realidad y no con fabricaciones de ella

El problema es que no es ninguna manipulación estadística contar para calcular los porcentajes de votos sólo las preferencias de los candidatos. Los porcentajes de las elecciones se calculan sobre votos válidamente emitidos, no sobre el total de inscritos. Y ambos universos son distintos, por lo que no queda más que calcular los porcentajes como corresponde.

De hecho, es sencillamente incorrecto plantear que “los NS/NR no se pueden eliminar, porque una buena parte de ellos es voto escondido y debe ser asignado correctamente”.

La encuesta CEP de Octubre, para dar el ejemplo más claro, plantea que un 14% de los inscritos fueron NS/NR (link aquí). Bueno, ¿cual es el porcentaje de personas inscritas en los registros electorales que no dieron un voto válido en la elección reciente?

De acuerdo a elecciones.gob.cl el número de votos válidamente emitidos fue de 6.937.519 votos. El número de inscritos de acuerdo al SERVEL a Septiembre del 2009 fue de 8.285.186 (lamentablemente no hay datos más recientes). La diferencia corresponde al 16%.

En otras palabras, el porcentaje de NS/NR de la encuesta del CEP corresponde con pequeña diferencia (que es parte del margen de error) al porcentaje que no expresó preferencia por candidato alguno: No votaron, anularon, votaron en blanco etc. En otras palabras, no hay que asignarlos a candidato alguno, porque no votaron por algún candidato.

O sea, el universo de votos válidos (casi 7 millones) no es el universo de inscritos (8 millones y algo). Y para hacer comparable porcentajes calculados con respecto a esos universos distintos, tengo que hacer el calculo correspondiente. Eso no es ningún truco o manipulación estadística. Es sencillamente reconocer que hay gente que no vota en las elecciones. Que es un dato de la realidad. Perdón que son 1.327.667 datos de la realidad.

De elecciones y ese tipo de cosas

En fin, y sólo porque me fue pedido, algunas reflexiones sobre las próximas elecciones.

Ante la perspectiva de un gobierno de derecha, no deja de ser instructivo el temor que produce en algunas personas. No estaría de más recordar que hace menos de 10 años la perspectiva de un gobierno socialista también produjo, entre otras personas, los mismos miedos; y, finalmente, resultaron algo exagerados. Es poco probable, por ejemplo, que un gobierno de Piñera aboliera el salario mínimo. Más que nada porque si, incluso si fuera propuesto, es muy poco probable que fuera aceptado en el Congreso (no me imagino muchos parlamentarios firmando su propia sentencia de salida del Congreso aprobando una medida de ese tipo). Pero, en fin, siendo en general más liberal que buena parte de mis conocidos, no es ese tipo de cosas las que me preocupa.

Pero en realidad el tema relevante es el tema de siempre, el que nunca se olvida, a pesar de que siempre se pide su olvido: De los asesinatos y de las torturas. Porque aquí, con la sola operación de no hacer nada, un gobierno bien podría dejarlo en el olvido y entre las cosas que habría que superar.

¿Por qué no eso no es aceptable? Al fin y al cabo, ¿no han pasado tantos años? ¿Y el perdón no es una virtud? ¿Y la reconciliación? Claro, eso es cierto. Pero no se construye reconciliación con el simple olvido.

El debate del perdón y del olvido tiene un olvido relevante: Cuáles son las características del proceso de perdón. Porque quién pide perdón parte del daño y del dolor que otro ha sufrido, y de la conmiseración -nunca mejor dicha esa palabra- con el otro, y del reconocimiento que las propias acciones han sido parte de ese dolor y daño. Pedir perdón parte por el arrepentimiento. Todas esas cosas son conocidas. Al fin y al cabo, todos hemos pedido perdón (o alguien nos ha pedido perdón). Sin la empatía con el dolor, sin que haya un sentimiento de pesar por el dolor causado, no hay petición de perdón real.

Lo que nos lleva además a otro olvido: El perdón parte por el hecho que una persona pide (no exige) perdón. Lo que nunca sucede es que alguien simplemente diga ‘pero ¿no me has perdonado? Que mala persona eres’ Bueno, cuando esas cosas suceden en la vida real, una persona que dice eso sabemos todo lo despreciable que es.

Entonces, tenemos en Chile un sector que sin reconocer ningún daño simplemente exige que se le perdone, y reclama irritada que el otro -el que ha recibido el daño- es un perverso por no perdonarlo (*). Nada de esto se asemeja a como funciona el proceso de perdón. Pero, claro, reconocer el dolor parece ser más de lo que algunas personas pueden dar de sí.

El problema de un gobierno de derecha en torno al asesinato y la tortura no es tanto que esté compuesto de personas que apoyaron a un gobierno que se dedicó a esas prácticas. Al fin y al cabo, el apoyo y comprensión de las prácticas de la tiranía son lamentablemente extendidas. El problema está en, sencillamente, en la falta de arrepentimiento, en la convicción que el asesinato y la tortura fueron, quizás lamentables, pero necesarias, o por último, están entre las cosas que no vale la pena recordar.

Y no hay muchas cosas más despreciables que referirse a todas las vidas tronchadas y destruidas como sencillamente como cosas que no vale la pena recordar.

(*) Hablo del sector. En términos individuales esos reconocimientos se han dado. Pero, claro, a final de cuentas, independiente de todo lo que uno pudiera pensar, alguien como Lavín es una buena persona.

A proposito de la ultima CEP, o de como buscar deslegitimar encuestas

La Nación y un sitio llamado Cambio21 se han dedicado en los últimos dias a intentar armar un revuelo en relación a la ultima CEP y a plantear que hay un serio problema y que los datos no sirven y que se intenta perjudicar a Frei y todas esas operaciones políticas de mala muerte que hay que sufrir en el último mes antes de una elección.

Citamos al sitio (link aquí))

Según Leonel Sánchez Jorquera, del Centro de Estudio y Análisis, los datos por edad de la mencionada muestra, se pondera en sus resultados de la siguiente manera: votantes de 18 a 24 años un 17%; 25 a 34 años un 20%; 35 a 54 años un 39%; y mayores de 55 años un 24%. Eso no se ajusta a la información entregada por el Servicio Electoral, Servel, que en cifras gruesas es la siguiente: 18 a 24 años un 5%; 25 a 34 años un 11%; 35 a 54 años un 49%; y mayores de 55 años un 35%.

“En la página 90 de la misma encuesta CEP (que puede ser vista por internet) hacen un análisis de muestra que no corresponde a los datos del Servicio Electoral y queda la duda con respecto al resto de la población, es decir cómo está ponderada. Si uno revisa los datos de la población de mayores de 18 años aparecen datos del INE y no las del Servel”, asevera Sánchez Jorquera.

Además, agrega que “si uno se va a la página 85 (disponible en el sitio web de la CEP) donde está la ponderación de la muestra, evidentemente las cifras no corresponden a la masa votante. La duda cabe si la muestra es de acuerdo a cada grupo etáreo. Porque al final los menores de 34 años corresponden a un 37% según la CEP y según el Servel es un 15% y no se aclara si se elimina a la población no inscrita”.

Lo primero, y lo más central, lo que olvida este tema es que el universo de la encuesta CEP es el total de la población -y por lo tanto la distribución correcta de la edad es la poblacional (o sea, los datos del INE ) no la del Servel. Cuando el CEP entrega datos para la población inscrita lo hace para un subsegmento del universo. Pero la distribución de la muestra está bien cuando corresponde al universo de estudio -que son todos los chilenos mayores de 18 años.

Ahora, alguien podría preguntar ¿y la distribución de los inscritos? Bueno, uno puede revisar -si es mínimamente serio- la distribución de la edad de los inscritos de las encuestas CEP de las que se puede obtener la base de datos (en el sitio están disponible hasta Agosto).

Bueno, ¿cuál es la distribución ponderada por edad de los inscritos en la encuesta de Agosto?
18-24 años = 4,2%

25-34 años = 12.1%

35-54 años = 50,1%

55 y más años = 33,5%

Que es bastante cercana a los datos del Servel.

En otras palabras, una tormenta falsa.

3 niveles en la falla (o éxito) de implementación

Una de las consecuencias de estar en un nuevo trabajo es que uno empieza a pensar en cosas que, quizás, jamás había pensado con anterioridad. Así que preocupado ahora de implementación de políticas sociales se me ocurre que una distinción que podría tener alguna utilidad es la siguiente:

Hay 3 niveles en que una política puede fallar en su implementación (más allá de otras posibles fallas)

  • La primera es que no se pueda aplicar eficientemente: Digamos, cuando las personas no pueden acceder porque no hay donde, llegados al lugar nadie entiende como aplicarla, todo se demora o no se produce etc.
  • La segunda es que no haya con quienes aplicarla: O sea, el diseño de la política tiene limitaciones tales que o no hay nadie a quién se pueda aplicar (es de hecho, uno de los problemas de la primera versión del fondo solidario del seguro de cesantía) o a nadie le interesa (pasa en determinados subsidios)
  • La tercera es que no tenga efectos: El sistema realiza sus acciones, hay a quienes aplicárselos, pero no pasa nada -digamos, una política que intenta superar la pobreza que no hace que nadie deje de ser pobre.

Ahora, la utilidad de la distinción es que, de hecho, usualmente hay algo de conciencia con respecto al tercer nivel. Pero no siempre hay claridad en torno a los otros niveles. Y bien puede que una política no tenga efectos -falle en ese tercer nivel- porque en realidad tuvo fallas en los otros dos niveles, que es donde debiera mejorarse el asunto.

(En algún momento volveremos a nuestra programación más habitual)

Sobre la ultima CEP y las percepciones sobre la crisis económica

Por supuesto de los resultados de la última encuesta CEP, todo el mundo se dedicó a lo inmediato -los resultados electorales- y nadie se fijó en un par de datos que son bastante interesantes en torno a la percepción de la economía.

Básicamente, la encuesta preguntó -tanto en torno a la situación económica como al desempleo- sobre el actor responsable. Ahora, en ambos casos el principal actor es la crisis económica internacional. En la situación económica, supera por poco al gobierno (45% sobre 41%), pero en relación a desempleo su dominio es más amplio: 48% opina que la responsabilidad del desempleo es la crisis económica internacional, 34% los empresarios y 14% el gobierno. En otras palabras, casi la mitad de la población opina que la situación económica no se debe a un actor, sino más bien al sistema económico.

Lo que me lleva al punto que quería hacer: sobre cómo la ideología del sistema neoliberal se ha implantado en Chile. No tanto por el hecho de ubicarse como una forma deseable de sociedad (que represente lo justo y lo bueno), algo más porque se ubica como la forma más efectiva de hacer las cosas, aunque de hecho creo que es más por su crítica a todas las otras formas. Pero lo que sí parece haberse instalado -aun cuando quizás no sea parte de la ideología per se- es la idea de la economía como un sistema autónomo, que se manda solo. Digamos, que una parte importante de los chilenos resulta ser luhmannianos vulgares por decirlo de algún modo.

Ahora, si la economía se manda sola, y las crisis y los booms no se deben a actor alguno; entonces esto implica que la evaluación de los gobiernos se aísla de la percepción sobre la economía. Lo que se le pide al gobierno no es tanto que solucione la crisis -que se produce en otra parte-, sino más bien que apoya o minimice problemas. En otras palabras, parte del hecho que Bachelet tenga aprobación por las nubes en una situación económica negativa se debe a que la población no responsabiliza al gobierno y no le pide que solucione la situación -a lo más que algo apoye.

Y así es como lo poco de implantación subjetiva del neoliberalismo sirve para que el gobierno de la Concertación sea más popular.

A propósito de la CEP y las Telefónicas

Por supuesto que todo el mundo va a comentar los aspectos políticos de la encuesta CEP, pero nosotros nos dedicaremos a los asuntos de encuesta (BTW, la presentación disponibles en el link). En particular, sobre un tema que unos días antes de la presentación discutí con otras personas: el efecto sobre las encuestas telefónicas.

Porque las encuestas telefónicas no sólo daban que Enríquez-Ominami había crecido, sino que varias (casi todas las últimas) daban que estaba muy cerca de Frei. Ahora, claramente la CEP indica que no es así -la distancia es considerable.

Lo más obvio es plantear que las encuestas telefónicas no sirven de mucho, y eliminar así uno de los métodos de recolección. Y uno podría recordar la columna de Engel sobre las muestras telefónicas. Si la extracción de muestras no representa al universo, estamos mal.

Sin embargo, creo que más que un problema metodológico en las muestras hay un problema de elección de universo.

La CEP tuvo la ¿amabilidad? ¿ganas de pavonearse? de mostrar y comparar los resultados de quienes tienen teléfono y de quienes no. Entre quienes tienen teléfonos sucede que Frei y Enríquez-Ominami se acercan: Obtienen respectivamente 24 y 16% contra 30% y 14% para inscritos y pregunta en cuestionario de la CEP. En otras palabras, las encuestas telefónicas entrevistaron a un grupo en que efectivamente las diferencias eran menores. Si a eso le sumamos también el efecto de muestras más urbanas (y muchas veces en grandes ciudades) en relación al universo -el voto Frei es particularmente alto en zonas rurales- podemos ver que la diferencia bien se puede haber marcado en el universo respectivo.

En otras palabras, en lo que respecta a representar su universo -hogares con teléfono, usualmente urbanos- las telefónicas no estuvieron tan mal (o al menos, estuvieron menos mal que en relación al universo total). El problema es el universo. Ahora en muchos casos, efectivamente el universo que interesa es el que puede alcanzarse con telefónicas; en otros -como las políticas- nos interesan otros universos.

(BTW, si alguien cree que estoy diciendo eso porque así uno defiende su pega: Por un asunto de precios, a uno le convendría que se eliminaran las telefónicas y se cambiara todo a cara-a-cara. Así que vilipendiar a la telefónica es donde queda el propio intéres)

De la sobrestimación de la comunicación

Hace algunos días, leí una columna de Arturo Arriagada, Tironi el Mentalista, en el Mostrador. La columna defiende la importancia de Tironi para diversas campañas -en particular el plebiscito y Lagos- y de hecho mantiene la importancia de tener un analista que interprete a la sociedad para los políticos. Porque de otra forma, como le pasaría a la derecha que le falta un Tironi, no se ganan elecciones.

Ahora, el problema de todo ello es que sobrestima los efectos comunicacionales (de encontrar los slogans y formas de presentarse adecuadas) en vez de los propiamente políticos. En el caso del plebiscito del ’88 la importancia de Tironi es innegable, porque el problema era -de hecho- comunicacional: No era tanto convencer a la gente de estar en contra de Pinochet como convencerla de que se podía derrotarlo mediante el voto el 5 de octubre. El problema era convencerla que votar No no tendría como resultado el caos y todo eso.

Pero, veamos el caso de Lagos. Arriagada mantiene lo siguiente:

Fuera de las tormentosas aguas de La Moneda, Tironi reapareció nuevamente en tiempos de campaña. Fue en 1999 para salvar a Ricardo Lagos de su propio funeral en la segunda vuelta de su campaña presidencial. Mientras los lavinistas creyeron haber encontrado en el “cambio” el mejor slogan para ganar una elección, Tironi hizo lo suyo para empapar a la Concertación y al país del espíritu de la campaña del No. Si Lagos se veía a sí mismo como un dios del Olimpo que aterrizaba en La Moneda, Tironi le arremangó la camisa, lo hizo sonreír ante las cámaras y le propuso que hablara de un “Chile mucho mejor”. Como en una pelea de niños por quedarse con el mismo juguete, Tironi lograba una vez más dejar llorando a la derecha.

Pero, en realidad, Lagos no gano por nada de esas cosas. Lo que paso, al final, fue que el votante de la izquierda extraparlamentaria voto por Lagos en la segunda vuelta. Y eso habría pasado con o sin Tironi.

Básicamente, el análisis olvida lo que es propiamente político: Que, al final, durante todos estos años el mejor predictor sigue siendo la opinión de Pinochet -ya pasados 20 años. Que, buena parte de los votos está más o menos decidido anteriormente y todo eso.

Por supuesto esto no implica que estos tipos de temas no sean relevantes. En elecciones competitivas todo lo que puede ser útil debiera ser intentado -al final de cuentas cuando no son muchos los votos que producen diferencias.

El tema es que tenemos una tendencia a creer en la importancia crucial de los aspectos comunicacionales (y en general de interpretación) no porque sean más importantes en la realidad, sino simplemente porque podemos actuar más sobre ellos. Si lo crucial es un aspecto político ya decidido, no hay mucho que hacer. Pero si las decisiones electorales dependen de los slogans, de la comunicación; si lo central es ‘entender la tendencia del país’ -que además cambian de año en año, entonces podemos hacer algo. Lo que está bien porque a los actores les corresponde hacer cosas, pero no deja de ser una ilusión.