La inevitable e interminable construcción del orden social

Asumamos entes que en todas sus capacidades enfrentan límites de procesamiento y que son ilimitados en el ámbito de aplicación de dichas capacidades.

Asumamos además que son capaces de aprender y de comunicar, y en ambos casos simbólicamente. Si nuestros entes son seres vivientes, entonces asumamos que tienen preferencias (al menos, prefieren vivir a morir).

Asumamos además que el mundo es abierto: Que las distinciones con respecto al mundo que pueden realizar estos entes componen un conjunto indefinido. En otras palabras, no existe un conjunto limitado de posibles distinciones, sino que tampoco son un conjunto infinito pero determinable de esas distinciones (un ejemplo de un conjunto infinito pero determinado son los números naturales, donde cada uno de sus infinitos elementos puede determinarse). Conste que esto es compatible con un mundo físico finito (con un espacio de estados limitado), dado que el conjunto de criterios a partir de los cuales se generan distinciones no está definido.

Si asumimos lo anterior entonces se concluye que estos entes construirán órdenes sociales de manera necesaria: No pueden evitar construir alguna forma de orden. Y también se concluyen que estos entes construirán dichos órdenes de forma permanente, sin poder cerrar ese proceso de construcción de orden: No pueden asegurar la estabilidad del orden que construyen.

Primero, argumentemos dos afirmaciones previas que nos servirán para defender las conclusiones centrales.

1. Dadas las premisas, se sigue que los actores son mutuamente impredecibles entre sí.

En un mundo abierto la posibilidad que aparezca nueva información (un nuevo objeto, una nueva distinción) que genere un nuevo aprendizaje (una nueva relación entre distinciones u objetos) está siempre presente.

Ahora bien, ese nuevo aprendizaje además no necesariamente es el mismo entre diversos entes. Si los entes tienen diferentes experiencias, y para ello basta con que se muevan por el mundo, entonces incluso si usaran los mismos procedimientos de aprendizaje (i.e teniendo la misma situación inicial generaran la misma conclusión) no generarían el mismo aprendizaje: No experimentarían las mismas situaciones. Si los aprendizajes son estables (i.e que aprender implica que adquiero relaciones estables entre elementos) toda diferencia inicial puede a su vez producir diferencias posteriores: Adquirir ciertos aprendizajes (por ejemplo ciertas distinciones) permite generar aprendizajes posteriores diferentes con respecto a quienes no los posee (por el hecho de contar con ciertas distinciones). Además el supuesto de contar con mismos procedimientos de aprendizaje es improbable: Dado que las capacidades no tienen límite donde se aplican, se sigue que pueden aplicarse a ellas mismas, y luego es posible aprender sobre el aprender. Dado lo anterior, entonces los actores pueden generar diferentes procedimientos de aprendizaje, por las mismas razones dadas anteriormente sobre que pueden generar aprendizajes diferentes.

Luego, los actores generan aprendizajes que pueden ser diferentes, y el proceso de aprendizaje -que no puede cerrarse completamente- es permanente. Dado lo anterior, los actores son impredecibles porque un actor no puede predecir que será lo que aprenderá otro actor de una situación dada.

El conjunto de distinciones a partir del cual genera aprendizajes es altamente probable que sea diferente, y luego no puede simplemente aplicar su propio aprendizaje y suponer que otro actor lo aplicará. Luego, lo que queda como posibilidad es que el actor sea capaz de conocer el conjunto de la información del otro actor (el conjunto de distinciones, el conjunto de experiencias etc.),  los procedimientos mediante los cuales aprende etc. Asumiendo que estamos ante un actor con tanta complejidad como la propia, y entonces que tiene limitaciones en su capacidad de procesamiento de cualquier capacidad (y el mismo nivel de limitaciones), entonces la posibilidad de tener ese conjunto de información y de conocer todas las operaciones realizadas por otro actor sobre ese conjunto son más bien bajas.

2. Dadas las premisas, se sigue que los actores están obligados a simplificar la complejidad del mundo que enfrentan.

Crear reglas (aprendizaje) es una forma de simplificar el mundo: Es establecer relaciones estables entre distinciones. El aprendizaje entonces reemplaza una situación en el cual todo puede ser (cualquier cosa puede relacionarse con cualquier otra cosa) por una más sencilla (en que hay ciertas probabilidades que no existen).

Pero el mundo es abierto: El conjunto de distinciones no es determinable. Un mundo de esa forma tiene la capacidad de ser enormemente complejo (o para ser más precisos, de poder siempre ser más complejo de lo previsto). Más aún, es posible agregar nuevas distinciones, con lo cual entonces el número de posibilidades aumenta.

Sujetos con capacidades limitadas no pueden enfrentarse con un número de alternativas indeterminado, requieren para poder actuar simplificar el mundo al cual enfrentan. En otras palabras, generar reglas que reemplacen un universo en que todo es posible por uno en el cual sólo algunas cosas lo son. Esa simplificación es con pérdida (el mundo no ha dejado de tener distinciones indeterminadas, ni ha dejado de tener la posibilidad de contar con distinciones que el sujeto no opera), y por lo tanto al simplificar se pasan por alto diferencias de la realidad (se trata como lo mismo lo cual no necesariamente lo es).

3. De la combinación de lo anterior se sigue que los actores generan elementos ‘nuevos’, al menos desde la perspectiva de otros actores.

Los actores generan simplificaciones del mundo, estas simplificaciones son elementos que resultan para otros actores impredecibles. O sea, desde la perspectiva de alter, ego ‘crea nuevos elementos’. Más allá de si desde la perspectiva de un actor que conociera todo lo posible (que por suposición de hecho no es posible) todas esas ‘creaciones’ estarían ya pre-dadas (serían una combinación de alternativas que serían previas); el caso es que para los actores de los cuales estamos hablando, los otros actores son generadores de novedad.

 

Procedamos ahora a argumentar, en base a las afirmaciones previas, las dos proposiciones básicas.

Los actores no pueden evitar producir prácticas sociales (que son una forma de orden social). 

Definamos práctica social como un conjunto de relaciones localmente estable en la cual si actores estructuralmente equivalentes (i.e que están ocupando ‘un mismo rol’) son reemplazados entre sí, no se producen modificaciones en el comportamiento de los otros actores. En otras palabras, un actor dado no se relaciona con otros en tanto individuos concretos sino en tanto ejecutantes de un rol. Lo cual quiere decir entonces que una práctica se describe cuando describo las posiciones y las relaciones esperadas entre ellas. El argumento entonces se reduce a mostrar que un conjunto de actores dados no puede evitar producir esa situación anterior.

Para generar prácticas se requiere (a) un conjunto de tipificaciones que (b) posibiliten al conectarse entre sí la formación de una red de roles (que no importe con quién se interactúe). Para probar la proposición se requiere que esos procesos sean automáticos.

En primer lugar, se procede a examinar la construcción de tipificaciones: Supongamos un conjunto de actores en interacción. Estos actores aprenden cosas de esa interacción: Para lograr que ? haga Y tengo que usar tal forma de coordinación; sólo con ? pero no con ? puedo coordinar esta otra acción. Aprender implica un enlace estable, y dado que las distinciones implican acciones, entonces cada actor estabiliza su propia conducta, ayudado por el hecho que al ser limitados podrá manejar mejor el mundo si logra controlar su complejidad. Estos aprendizajes pueden difundirse por comunicación. Se genera entonces una red de interacciones con un cierto nivel de estabilidad.

Para pasar a un práctica social lo que necesito es que esos tipos de interacciones se tipifiquen (pasen de ser con ? logro a al hacer X a con los actores del tipo ? se logra a al hacer las acciones tipo X). Ahora, los agentes siguen aprendiendo, y entre esos aprendizajes puede ser sobre otros actores y acciones, y entonces pueden clasificar y hacer distinciones sobre ellos. Esto genera tipificaciones, pero no todavía tipificaciones comunes. Esta comunalidad proviene de lo siguiente: Cada clasificación puede entenderse como una propuesta para producir y lograr coordinaciones. En la medida en que esas clasificaciones producen coordinaciones que funcionan, esas clasificaciones se difunden; en la medida en que algunos actores actúan sobre las interacciones, y pueden incluso incluir entre las cosas que quiere que haga alter el que use una clasificación, este proceso se expande aún más. En esa situación de competencia entre clasificaciones, algunas empezarán a expandirse más que otras, y al expandirse aumentarán su uso (si todos usan esta distinción y se acomodan a ella; a mí me será más fácil coordinarme con otros usándola). Y debido a ello podemos pasar de tipificaciones a tipificaciones comunes.

En este momento existe una tipificación de una conducta: En un contexto determinado se sabe que para lograr a se requieren hacer acciones del tipo X con actores del tipo ?. Ahora bien, el mismo proceso declarado para esa acción puede ser realizado en otras situaciones. Los mismos ? proceden a realizar otra acción: para conseguir b realizan acciones del tipo Y con actores del tipo ?. Estas diversas tipificaciones aisladas son a su vez observadas por los actores en dicho contexto que pueden entonces reconocer esas conexiones: En tal contexto social, sucede que se realiza A (para lograr a se requieren hacer acciones del tipo X con actores del tipo ?; y los ? a su vez hacen acciones Y con actores del tipo ?. En particular, dado que en esas conexiones lo que se observa no es el actor en particular, sino el tipo; la descripción no varía si se cambia el actor en concreto que la realiza: Cualquier tipo ? es equivalente entre sí, hace lo mismo (se relaciona de tal forma con otros actores). Y para este proceso ocurren las mismas dinámicas de aprendizaje y de estabilización común que en el anterior. Luego, lo que se genera es una red de roles.

La práctica, en concreto, emerge de procesos de tipificación de la acción -necesarios para simplificar el mundo en cada actor-, que a su vez son observados (y comunicados) por los actores; proceso de observación que al generar aprendizajes comunes -posibilidad siempre dada, y que, dado que a su vez también simplifica el mundo, es de alto interés por los actores- estabiliza una red de roles: Una concatenación de acciones tipícas entre actores también típicos.

Si se revisa cada uno de los procesos anteriores se observará que todos ellos operan por la necesidad de los actores de simplificar su mundo, algo que no pueden evitar hacer; y que dados esos procesos, se producen de forma necesaria prácticas, con lo cual se termina de probar la afirmación.

Los actores no pueden seguir produciendo prácticas sociales (y con ello desestabilizar los órdenes ya producidos). 

El argumento aquí es más corto: Los actores no pueden eliminar la posibilidad de nuevos aprendizajes, y en particular que otros actores aprendan: Aparecen entonces nuevas estabilizaciones, tipificaciones y propuestas de tipificación. Los actores tampoco pueden eliminar la posibilidad de cambios en las bases de la interacción –en el control y representación de elementos. En general, las consecuencias de una acción no son completamente conocidas o controlables, y a partir de ellas se pueden generar nuevas prácticas y modificarlas.

Las consecuencias centrales de las dos proposiciones anteriores son que, por un lado, no es posible evitar la construcción de orden social y que, por otro, tampoco resulta posible -por los mismos procesos que lo crean- garantizar su reproducción sin cambio. El orden social es, si se quiere, omnipresente y cambiante. Los procesos a través de los cuales se crea un orden son los mismos que luego lo desestabilizan.

Como Castoriadis remarca en relación con el pensamiento griego en torno a cualquier existir: «Y este existir debe ser destruido según el mismo principio que lo produce» (Castoriadis, Lo que hace a Grecia 1, Seminario 16 Febrero, 1983, p 235).

Esta equivalencia de los procesos de formación y desestabilización del orden puede ser pensada de forma más amplia. Al fin y al cabo, se puede defender que la creación del orden no es lo mismo que su reproducción; y entonces lo que dice relación con reproducción serían procesos distintos de los de producción. Sin embargo, se puede observar que el proceso de creación de una práctica es un proceso de reproducción también -los actores estabilizan y reproducen para poder coordinar. Luego, la diferencia tampoco se puede mantener para el caso de la diferencia reproducción / estabilización.