Las necesidades generales de conocimiento en la vida social y la dimensión objetual (IV)

(NOTA: Esta entrada continúa la anterior en la serie sobre investigación cuantitativa, y la habíamos dejado en la conclusión que hay dimensiones que son inherentemente objetuales de la vida social. En esta última entrada de la serie procedemos a hacer unos comentarios a este respecto).

El carácter ineludible de estas dimensiones objetuales nos hace ver que en todo espacio de la vida social existen elementos que no cabe analizarlos ni estudiarlos solamente a través del sentido. Luego en toda vida social hay un espacio para una investigación objetual, lo que se ha convertido usualmente en investigaciones cuantitativas.

A propósito de este espacio resulta menester realizar algunas observaciones que ayudarán a entender mejor el argumento:

(1) La base de la dimensión objetual es una distancia entre el significado de las acciones y sus variadas realizaciones. Es por ello que sólo a través del medio del sentido no es posible garantizar la adecuación de la información. Esto impele a buscar otras fuentes de información al respecto. Ahora, esas fuentes requieren, para poder ser usadas como conocimiento, pasar a través del medio del sentido (i.e las intuiciones requieren categorías para ser inteligibles usando las categorías de Kant, o para mencionar otra conceptualización, que el medio del sentido es universal e no es posible acceder al no-sentido, como lo plantea Luhmann). Pero si no se puede acceder a estos elementos más que a través de un medio que necesariamente implica una distancia con ese elemento quiere decir que este tipo de conocimiento es necesariamente incompleto e incierto. Todo lo que tenemos es nuestra opinión (individual) y nuestra conversación (colectiva) sin forma de poder establecer con certeza si dicho conocimiento es adecuado. Es importante no olvidar la centralidad de este concepto de distancia porque él resulta imposible de cerrar: la búsqueda de información objetual es una forma de enfrentarse a ello pero no es una forma de cerrar ese espacio.

(2) La búsqueda de elementos que den cuenta de lo que está más allá del sólo sentido requiere en última instancia observaciones de esas objetivaciones. La indagación de esa objetivación no requiere, como tal, técnicas explícita y formalmente cuantitativas. Pensemos en el ejemplo de la amistad que hemos examinado: para obtener información sobre si tales personas se comportan como amigos se requiere una serie de observaciones, pero no necesariamente una cuantificación de ella. Incluso, aunque la observación puede ser la última ratio de este tipo de información, el caso es que en múltiples ocasiones no será necesario llegar a ella. Bien podemos quedarnos solamente con información obtenida a través de conversaciones con sujetos -o sea, directamente a través del sentido. De hecho, dado que estos temas interesan a los agentes será posible presumir que efectivamente contarán con representaciones al respecto, que están disponibles para los agentes que las busquen. Incluso, se podría argüir que, aunque nada puede garantizar su corrección, dado ese interés de los agentes es plausible que en muchas ocasiones de hecho esa información ya disponible, y accesible mediante sólo el medio de sentido, será relativamente correcto para los fines de los agentes. Lo crucial es que sólo usando el sentido no se puede evaluar dicha corrección -lo que sí es posible para otras dimensiones como vimos con anterioridad. La dimensión objetual entrega una base para explicar el uso de herramientas cuantitativas pero no exige que ellas sean las formas efectivamente usadas para obtener este tipo de información

(3) Del hecho que el medio del sentido sea omnipresente en la vida social y que las dimensiones objetuales de la vida social sean producidas por la interacción significativa, no cabe deducir, como lo hacen algunos, que la investigación cuantitativa sea secundaria o, incluso, limitada sólo a establecer distribuciones de las categorías de sentido. Porque es posible que algunas de las reglas que se encuentren en un análisis objetual dependen sólo generalmente del sentido (i.e sólo requieran que sean agentes que usen ese medio); y se apliquen de forma invariante a cualquiera de ellos- Pensemos en la pregunta sobre que le sucede a los agentes con muchos amigos. Puede que algo de las respuestas depende del significado particular que en un contexto social dado tenga ese concepto, pero es también posible que algunas de estas respuestas se aplican generalmente (que sean cosas que les pasan a todos los que tienen muchas relaciones, sin importar de qué tipo de relación estamos hablando). El que el sentido esté siempre presente no implica que todo sea sentido, ni que todo dependa en sus atributos del sentido, Si bien no estamos planteando en este texto que sí existan estas reglas invariantes, sí queremos enfatizar que ellas resultan posibles; y que nada en una perspectiva que reconozca el carácter significativo de la vida social impide que ello suceda.

(4) La última observación dice relación con las técnicas cualitativas. Aunque este texto no aborda esta aproximación, sí resulta relevante hacer algunas precisiones. Del mismo modo que en la dimensión objetual, aunque diferente del sentido, puede ser investigada a través de éste; ocurre que son posibles investigaciones sólo cuantitativas sobre significados (análisis que no saben cosa alguna sobre sentidos). Estos estudios pueden encontrarse con limitaciones, pero lo mismo ocurre en relación a la aplicación de análisis cualitativos a la dimensión objetual, pero no cabe duda que ellos entregan información.

Aparte de lo anterior, es relevante observar que los casos de investigación cualitativa que examinamos son sobre los sentidos y las interpretaciones de otros, pero no sobre los propios. Ahora bien, ¿tiene sentido la investigación de sentido sobre el sentido propio, sobre la práctica propia? Si el supuesto es que los agentes no pueden equivocarse en relación con sus propias prácticas, cabe colegir que en principio la respuesta a ello es negativa. Empero la reflexión sobre las propias prácticas bien puede representar efectivamente nueva información sobre ellas. En esto cabría observar que esa corrección garantizada cubre los sentidos inscritos en las propias acciones y prácticas, y ellos no son necesariamente idénticos a los discursos que sobre ellos poseen los propios actores: los actores necesariamente conocen los sentidos de sus prácticas en su operar pero no necesariamente en su reflexión. Esto genera entonces el espacio para que el estudio del sentido sea informativo para los propios actores. Esto no quiere decir, por cierto, que ese estudio sea correcto en contra del equivocado discurso del agente. La distancia existe para todos y la separación de la práctica y su discurso es una posibilidad no una certeza; y por cierto el propio agente puede realizar esa reflexión (o ser más reflexivo que el analista externo).

El posible uso de la pregunta por el sentido al interior del grupo no se reduce a lo anterior. Cómo el espacio de la práctica es algo que se establece en la propia práctica (¿hasta donde llega la amistad?) ese tipo de intentos de clarificar preguntando por los sentidos de la práctica son pare del proceso a través del cual se constituye la práctica como tal. En este sentido, es relevante plantear que la reflexión, en todo caso, no está separada sino que es parte de los procesos prácticos (y en sí misma es una práctica). Es cierto que la práctica escolástica, al decir de Bourdieu, se define por su separación de toda preocupación práctica concreta, pero ella no caracteriza a toda reflexión. En este último sentido, estas investigaciones crean, al menos en parte, los estados que investigan. En ello vuelve a aparecer el atributo que los agentes no pueden equivocarse en relación a los sentidos de las prácticas con la que operan: porque la reflexión que produce información es a su vez incorporada en esa práctica y la constituye. (¿Por qué no abordar estas situaciones anteriormente cuando se discutía las necesidades de investigación que emergen de la vida social? Hacer la pregunta es dar la respuesta: porque estas últimas no son necesidades sino potencialidades).

Por cierto, de estos temas cabría decir mucho más, pero con lo ya expuesto será suficiente para mostrar la pertinencia del estudio del sentido propio.

 

En las páginas (y entradas) anteriores se ha discutido sobre investigación del sentido e investigación objetual en el marco de aquellas situaciones que generan necesidades de conocimiento en toda vida social y para todos los agentes. No hemos entrado a discutir sobre las situaciones en que aparecen necesidades de conocimiento especializado sobre la vida social, o en que surgen agentes dedicados a ello. Ello sería tema de otras entradas.

Baste ahora con destacar la conclusión general: Que en el proceso de la vida social emergen búsquedas de información y que parte de ellas dice relación con una dimensión objetual de dicha vida social, una que se explora mejor con la aproximación cuantitativa. Y luego, esos son parte de los procesos sociales de la vida social significativa a través de los cuales emerge un tipo de investigación que usualmente se olvida de ese carácter significativo. Que era uno de los ejes de este conjunto de entradas.

Las necesidades generales de conocimiento en la vida social y la dimensión objetual (III)

(NOTA: Esta entrada continúa la anterior en la serie sobre investigación cuantitativa, y cómo se planteaba al final de ella se discutía la adecuación de las representaciones que los actores tienen sobre la vida social).

Las representaciones que se refieren a los conceptos que son parte constitutiva de las prácticas y de las acciones de los actores tienen como propiedad el que éstos no pueden estar equivocados sobre dichas representaciones. Para poder operar en la práctica de la amistad se requiere conocer de manera adecuada los conceptos que son parte de ella y quién no posee dicho conocimiento no participa de dicha práctica. La amistad, al fin y al cabo, no es más que la puesta en acto de los conceptos con los que operan quienes participan de ella. Luego, en relación a qué es la amistad y que la constituye los actores como grupo no pueden equivocarse. Los actores, individualmente, sí pueden estarlo -y es por ello que requieren buscar conocimiento sobre de ello de manera continua como hemos visto-, pero en estos casos el conjunto de practicantes puede entregar una respuesta (“tú pensabas que la amistad era X pero en realidad ahora, o en tal grupo, es Y”). Sí todo el grupo estuviera en confusión en relación al significado y aplicación de dicho concepto, dicha confusión no refleja una insuficiencia de conocimiento, sino más bien una situación real: En la práctica de los actores como tal es la que no tendría una operación clara. Dado que, para usar una formulación común en la tradición cualitativa, los conceptos constituyen esas prácticas, entonces no hay posibilidad de distancia entre esos conceptos y la realidad a la que se aplican.

Ese atributo no existe para las otra necesidades cotidianas de información que hemos discutido. En ellas sí hay distancia entre las representaciones de los sujetos y el mundo al cual aplica. Esto porque ni las configuraciones de interacciones ni, en general, las consecuencias de las acciones y las prácticas son parte constitutivas de las acciones y prácticas como tal: Son producidas por ellas, pero representan elementos distintos. Por ello, entonces, es posible que los actores -ya sea en forma individual o grupal- no tengan información adecuada bajo sus propios términos. Un agente puede pensar que está ante una situación X (tales personas son amigos) aún cuando eso no sucede así -siguiendo los conceptos de amistad al uso en dicha comunidad. Un agente puede pensar que sucede el proceso Z (quienes tienen muchos amigos son más felices) pero eso no ser efectivo -nuevamente siguiendo los conceptos de amistad y felicidad de dicho grupo.

Por cierto que las creencias que hemos mencionado provienen. también, de procesos sociales (que son los que permitieron colegir que tales personas eran amigos o que tales cosas le pasan a quienes tienen muchos amigos), y también es cierto que ellas en si mismas son parte de un determinado estado social (las creencias sobre la amistad) y además que ellas tienen consecuencias: Cómo representaciones son parte de la vida social y bien se podría argumentar que son, entonces, tan constitutivas de esa vida como las definiciones de los conceptos que son parte de la práctica.

Ese argumento olvidaría de hecho el punto de vista del agente. Para el investigador todas esas representaciones pueden ser vistas como simplemente parte de la vida social. Pero para el actor estas son elemento claramente diferentes: Para el agente la diferencia entre la situación social y la representación de ella es una diferencia relevante. Para la agente es distinto su representación de X (tales personas son amigos) de lo que sucede en la vida social (si es que efectivamente lo son); y ello afecta sus acciones. Lo cual nos vuelve al punto inicial: en este último caso las necesidades de información no pueden ser respondidas sólo con arreglo al sentido de las prácticas o al sentido de la acción, porque van más allá de lo comprendido intrínsecamente en esa práctica o esa acción.

En aquellos casos en que el requerimiento de información sólo opera a través del sentido es posible encontrar toda la información relevante y responder de manera acertada a la pregunta en cuestión a través de las interacciones cotidianas usando el medio del sentido. En términos concretos: conversando con los actores relevantes y en el medio del entendimiento se resuelven dichas preguntas. En los casos en que el requerimiento de información supera a los elementos de sentido ello no resulta garantizado: Puedo conversar con todos los agentes relevantes y producir discusiones y aun así puede que no se alcance una respuesta adecuada a la pregunta en cuestión. Es esperable que se encuentre una respuesta -las representaciones sobre dichas situaciones probablemente existen- pero en principio esa respuesta no es necesariamente la adecuada para los fines del actor

Aquí es posible plantear que no es posible diferenciar en la práctica entre las representaciones de los agentes y esas realidades. Dado que nadie posee un acceso especial a dicha realidad, entonces no podemos diferenciar entre la representación ‘errada’ y la ‘correcta’. Si bien la anterior aseveración es correcta en principio, que es indistinguible para nosotros, el caso es que la diferencia efectivamente existe aun cuando no seamos capaces de poder identificar con seguridad cual es la representación real. Dada la existencia de esa diferencia es una experiencia que nuestras expectativas no siempre funcionan. La forma de reaccionar frente a lo anterior son muy distintas, pero el caso es que hay acciones. Pero que no basta con la sola interpretación se muestra en que los agentes -en las conversaciones de reacción frente a esa falta en las expectativas- pueden usar información que nos producida a través de la sola interpretación, sino a través de nuevas observaciones (‘me dí cuenta que tales personas hacen tales acciones, luego es probable que sean o no amigos’). Si bien esa observación sólo es posible a través del medio del sentido, y se incorpora a la conversación usándolo, que ‘leen’ tales observaciones como muestra de que algo (o no) sucede -en este caso la amistad. Pero la observación no es sólo sentido, que es el punto básico.

La anterior discusión lo que nos muestra es que hay dimensiones que son inherentemente objetuales en relación a la vida social, y que ellas existen aún cuando se reconozca que las prácticas sociales dependen de los conceptos de los sujetos, que -de hecho- son constituidos por ellos. Esto se debe a que, en última instancia, las acciones son acciones, y no solamente un conjunto de significados. La materialidad de la acción -y a ello, en última instancia, revierten tanto la configuración de las interacciones como las consecuencias de la acción- implica algo que es distinto de la significación de la acción.

Este nivel objetual de la vida social no puede pensarse como producto casi de un error ‘intelectual’ de los agentes: Que sería producto solamente que dichos actores olvidan, por decirlo de alguna forma, que el mundo social es algo producido por ellos mismos, y por lo tanto sólo merced a ese olvido es que se puede observar como un objeto externo. Es para evitar esta equivocación que se ha insistido en estas líneas que partiendo de la base que la vida social es producida por los actores, ese proceso de producción cuenta entre sus resultados una dimensión objetual.

Si se quiere, para usarlos términos de la tradición de pensamiento social que más se ha dedicado a estos temas: Objetivación no es alienación. Los seres humanos son realmente productores de su vida social, y luego la producen también objetualmente.

(NOTA: En la entrada siguiente, que debiera finalizar esta serie cerramos con algunos comentarios para entender mejor el argumento)

Las necesidades generales de conocimiento en la vida social y la dimensión objetual (II)

(NOTA: Esta entrada continúa la anterior en la serie sobre investigación cuantitativa, y cómo se planteaba al final de ella se examinan las necesidades de conocimiento cotidiano para las cuales lo cualitativo no es en sí suficiente).

El primero de ellos dice relación con que, para cualquier agente particular, la totalidad de las relaciones sociales es desconocida. Para ser precisos: no hay proceso automático que garantice a algún agente que efectivamente las conoce. Las relaciones de otras personas es muy probable que sean como tal desconocidas para el agente, o incluso de conocer su existencia no conozca sus características. El conjunto de estas interacciones constituye uno de los contextos del actor y de ese contexto se desprenden diversas potencialidades para el agente -tanto positivas como negativas-. En este sentido, el conjunto de las interacciones es parte del posible campo de interés del sujeto, y no es uno que necesariamente conozca.

Estas características si bien están imbuidas plenamente de sentido, no son solamente sentido ni se dejan estudiar sólo investigando sentidos: Múltiples configuraciones son compatibles con los mismos sentidos, y por lo tanto requieren de otro tipo de información si es que el agente desea conocer la configuración específica. Como las acciones del agente dependerán de la situación particular, es dable suponer que ese interés será común.

El segundo de estos casos corresponde a las consecuencias de la acción. Toda acción implica un cierto cambio en el mundo, y ello implica que tiene consecuencias. Ahora bien, estas consecuencias son de diverso tipo, y a continuación nos centraremos en las sociales (para evitar el posible contra-argumento que son las consecuencias no-sociales las que requieren una aproximación objetual). Bajo consecuencias sociales incluimos los recursos que los agentes tienen a su disposición, desde la información hasta elementos materiales, pero también las reacciones de otros agentes a la acción en cuestión. Del mismo modo que en el caso anterior, las consecuencias no son necesariamente conocidas por el agente. Incluso podemos plantear que el conjunto total de consecuencias es necesariamente desconocido para cualquier actor en particular: el entramado de lo que se deriva de una acción es lo suficientemente amplio y diverso para que los actores no puedan darse cuenta de todos los efectos. Pensemos, por ejemplo, en que de hecho un resultado puede ser el efecto de esta acción en un agente cuya existencia sea desconocida para el agente involucrado en la acción original. O también pensemos en el hecho que uno de los agentes que experimenta las implicancias de la acción bien puede tomar ciertos resguardos en torno a ellas que no son conocidas para el originador.

También del mismo modo que en el caso anterior, esta situación no puede abordarse solamente a través de herramientas que indaguen en el sentido. la forma en que se comprende cada consecuencia puede depender de los sentidos inscritos en las prácticas pero la circunstancias que esos efectos sucedan o no (o su grado de relevancia) no es algo que pueda entenderse solamente a través del puro significado. Siendo esas circunstancias parte del posible interés para el agente, cuando ello ocurre el tipo de conocimiento requerido no puede ser sólo un conocimiento de los significados.

Para ilustrar estas necesidades de información pensemos en el caso de las relaciones de amistad. Dado que nos interesa el caso del participante pleno asumiremos que el individuo ya sabe en que consiste la amistad. En este caso si el agente se enfrente a otros agentes que no comparten las mismas prácticas es de su interés conocer cómo se relaciona el propio concepto de amistad con los conceptos de los otros agentes (¿qué es la amistad para ellos?). Asimismo también es de interés para el actor saber si el significado de la amistad se mantiene o ha experimentado cambios (determinadas acciones que indicaban amistad, ¿lo siguen indicando? ¿son otras? ¿hay nuevas formas de relación?). En ambos casos estas necesidades de información ocurren íntegramente al interior de la esfera del sentido: son preguntas sobre categorías, sobre que señalizan y como serán leídas las acciones (¿será interpretado como amistad lo que intenté que así fuera?). Es la interpretación lo que está en juego en esos casos.

Hay otras preguntas. también de interés cotidiano para cualquier agente, que no se refieren solamente a interpretaciones. Un agente bien puede preguntarse, ¿quién es amigo de quién? o ¿es X amigo de Y? o ¿es un ambiente ‘amistoso’, con muchos amigos o no? Estas preguntas descansan sobre elementos de sentido -en definiciones de amistad- pero no se reducen solamente a ello: Supuestas esas definiciones de amistad todavía no puedo responderlas. Para ello requiero observar (o que la información que recibo descanse en algún momento en observación) que interacciones se han dado entre los actores en cuestión. También puede hacerse preguntas sobre ¿que le pasa a la gente que tiene muchos o pocos amigos?, lo que es una forma general de inquirir sobre copnsecuencias; o preguntas sobre cómo se accedió o se podría acceder a través de amigos o de un amigo determinado a tal situación, evento, información o recurso, que es una pregunta particular sobre los efectos de las acciones. Aquí se sigue descansando en conceptos y sentidos, pero las preguntas no se limitan a ellos por la misma razón anterior: Porque conociendo perfectamente bien los significados todavía no permite responder estas preguntas. Necesito agregar otro tipo de información y es a través de esos otros tipos (examinando esas consecuencias) es que puedo contrastar mis respuestas a ellas.

Luego, podemos observar que entre las necesidades rutinarias de información para todo tipo de agente existen algunas que no pueden ser respondidas solamente a través del sentido y a través de interpretaciones. Para poder entender las herramientas que pueden ser útiles en este caso resulta útil darse cuenta de al diferencia que tienen estos últimos en cuanto representaciones del agente.

Con representaciones del agente nos referimos a lo siguiente. Se ha planteado en este texto que los agentes están interesados en conocer diversos elementos. Luego, se puede esperar que desarrollarán respuestas para al menos algunos de estos elementos. En otras palabras, circularán ideas sobre lo que pasa en la vida social. Estas ideas, dado que los agentes los requieren para poder actuar, están inscritas y son parte de esa misma vida social. No hay esfera social sin que exista conocimiento sobre ella, y ese conocimiento es -en sí mismo- parte de dicha esfera.

Ahora bien, la adecuación de esas representaciones depende de su tipo. Con adecuación nos estamos refiriendo no a una adecuación en abstracto, o una válida en general o con fines científicos (como se expresan aquellos que prefieren dividir la ciencia de la vida), sino nos referimos a adecuación desde el punto de vista del agente: A que sea conocimiento que le permita actuar y desenvolverse en su mundo social.

(NOTA: Y en este punto dejamos esta entrada, para continuar en la siguiente de la serie)

Las necesidades generales de conocimiento en la vida social y la dimensión objetual (I)

La investigación social es siempre un proceso social. Al mismo tiempo conocer sobre la vida social es una actividad en la cual están insertos todos los actores sociales. Dado lo anterior la primera pregunta a resolver por la investigación cuantitativa es ¿bajo qué procesos sociales emerge y tiene sentido realizar una forma de investigación social que ostensiblemente no toma en cuenta estas afirmaciones iniciales?

Se dice ostensiblemente porque en cualquier presentación estándar de las técnicas cuantitativas no sólo no hay mayor reflexión sobre las condiciones que se han mencionado, sino que  -de hecho- suelen operar bajo la idea que en la investigación social se estudian objetos que son distintos de los sujetos investigadores. La circunstancia que estos objetos no se comporten como otros objetos es visto como una complicación, como un problema que vuelve el estudio de lo social una tarea particularmente difícil, como un obstáculo a superar; no como una de las condiciones que vuelve el conocimiento de lo social posible.

También se ha dicho ’emerge y tiene sentido’. Detrás de la frase mencionada está la hipótesis que no es casual que se hayan creado estas formas de conocer lo social en los contextos que se hicieron. El hecho que existen contextos sociales donde estas herramientas son usadas de manera rutinaria y regular obedece a causas; y en esas condiciones se sigue que su uso tiene sentido para los agentes que las usan: que se genera conocimiento de la vida social que es, al menos, útil para esos agentes. En otras palabras, esta investigación no puede estar completamente descaminada. Más aún, si se usa rutinariamente, entonces, es probable que la información que entrega sea de mayor utilidad para quienes la demandan que otro tipo de información(1).

Para poder entender entonces las circunstancias bajo las cuales se genera el conocimiento cuantitativo es menester tener en cuenta que la actividad de investigación no se limita, y es previa, a la emergencia de agentes especializados en investigar sobre la vida social. Todos los actores sociales están, de manera continua, interesados en conocer que sucede en los ambientes en que interactúan recurrentemente. Una parte no despreciable de la vida social cotidiana y rutinaria consiste en conversar para obtener información de ella.

Ahora, este monitoreo y búsqueda implica que hay elementos de la vida social que son desconocidos para los agentes, de otra forma no realizarían esa actividad. Si la vida social es algo producido por los agentes, y los agentes para poder operar en dicha vida han de conocer los significados que constituyen esos ambientes, ¿en qué pueden consistir esos elementos?(2)

La pregunta anterior se desglosa en varios niveles. En primer lugar, dado que esa práctica de investigación es universal, se refiere a los elementos que en todas circunstancias resulta relevante investigar. En segundo lugar, dado que es en ciertos contextos que surge una actividad específica de investigación, se refiere a los elementos que hacen relevante investigar también mediante agentes especializados, e incluso agentes con pretensiones científicas de conocimiento. No cabe olvidar, por cierto, que incluso en ambientes con agentes especializados en investigación social, todos los agentes siguen investigando: Ello es una operación social básica para todos quienes operan en la vida social.

En ambos casos analizaremos las necesidades de un participante pleno, no las de alguien que está aprendiendo una práctica social. Empero, análogo a una situación de aprendiz es cuando una persona se relaciona con agentes que usan prácticas distintas de las que el primer agente usa, aun cuando no pretende constituirse en un practicante de esas prácticas (y luego, no es un aprendiz de ellas). En todos los contextos sociales en que coexisten gran números de prácticas sociales es probable que cada agente se encuentre en diversas ocasiones en esta situación; y en general en cualquier contexto social es posible que el agente se encuentre en esta situación.

Asociado a lo anterior, está la situación cuando la práctica como tal evoluciona y se modifica. Alguien que ha aprendido y dominar un lenguaje bien puede encontrarse con palabras o frases que no entiende, aun cuando es considerado por todos un hablante nativo de éste lenguaje: sencillamente son nuevos elementos de esa práctica.

Las necesidades de investigación en estos dos casos surgen de una señal clara -aun cuando puedan existir otras: Cuando en el curso de la interacción aparecen elementos que no tienen sentido para el participante, y más en general cuando se enfrenta a expectativas que no se cumplen y los alter reaccionan de una forma inesperada.

Lo que tienen en común las situaciones anteriormente señaladas es que son equivalentes a los procesos mediante los cuales un agente aprende las normas, reglas y usos de las prácticas en que está involucrado. En el primero, el agente se enfrente a otra práctica y le interesa conocer los elementos de ella (sin entrar a participar plenamente); en el segundo realiza su aprendizaje en relación a las novedades que aparecen en la práctica. En ambos casos el agente se enfrenta a un elemento que no tiene sentido y ha de descubrir cuál es -que fue exactamente lo que estaba haciendo cuando se incorporaba a sus propias prácticas. Ahora bien, si son equivalentes, ¿por qué enfatizar estos casos? Para mostrar con claridad que estas necesidades de información y conocimiento son permanentes y continuas. Lo que no sucede es que los agentes pasan de una etapa de aprendizaje-socialización a una de ejecución-participación: Siempre están aprendiendo. Si bien pueden existir etapas de mayor o menor énfasis en el aprendizaje, éste no es algo que sólo opere en circunstancias específicas.

Se desprende del hecho que sean equivalentes al proceso de incorporación que se usan los mismos tipos de herramientas para adquirir esos conocimientos. Como los procesos que se han discutido son procesos que implican adquirir y comprender significados -su paradigma bien puede ser la adquisición del lenguaje-, entonces las herramientas de investigación cualitativa serán las más adecuadas.

Sin embargo, las necesidades cotidianas de investigación no se reducen a las anteriores. Existen al menos dos procesos cotidianos que requieren conocer el medio ambiente social y para los cuales una aproximación solamente de sentido no resulta suficiente.

NOTA: Esta es la primera entrada de una serie sobre técnicas cuantitativas, que espero se transformen en un Curso Práctico de Investigación Cuantitativa. Esta de hecho sería el inicio del Capítulo 1 ( El Rol del Investigador). Allí veremos que pasa con la iniciativa.

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(1) Se podrá decir que esta utilidad no está en su capacidad de conocer el mundo social sino de producirlo de acuerdo a intereses bien específicos. Aceptemos eso. Pero sigue siendo cierto plantear que todos los agentes requieren conocer el mundo social en que viven, y que la adecuación es, al menos, uno de los elementos que constituye la utilidad que discutimos.
(2) Dado que los significados son aprendidos, hay un momento en que el actor debe aprenderlos, y por lo tanto no los conoce. Sin embargo, la búsqueda de información a la que se está haciendo referencia sobrepasa, con mucho, al aprendizaje del aprendiz. Se está hablando de la conducta de investigación del participante pleno.

De la disputa de los métodos, o de codificaciones y números aplicados a los textos

A propósito de otras cosas estaba leyendo un blog en que se discute un libro de Richard Biernacki Reinventing Evidence in Social Inquiry (la discusión en Orgtheory aquí), y en particular una reseña del libro en el blog Scatterplot de Andrew Perrin (aquí el link). La tesis del libro es, si se reduce a lo mínimo, que los recientes usos de análisis numéricos y cuantitativos a textos no funcionan. Parte central del argumento es mostrar como las reducciones de los textos a codificaciones que luego se cuentan terminan por deformar el significado de esos textos. 

Como estos métodos han tenido un gran auge en los últimos años ayudados por los avances en procesamiento computacional -pensemos en cosas como los N-grams de Google por ejemplo- esta crítica ha generado polémica (y leyendo los blogs se puede observar que la publicación tuvo una azarosa historia). Perrin en particular que hace una crítica exhaustiva revisa varios puntos; pero como al final su rechazo al texto tiene un fundamento epistemológico bien podemos citar esa parte de la crítica

Finally, it is epistemologically indefensible. The main epistemological claim is wholism: that decontextualized fragments of text have no meaning separate from the surrounding text, and that in turn texts have no meaning separate from the cultural milieux in which they were produced.

  1. On the first: “The ‘representative sample’ approach of science cannot accommodate the pursuit of exchanges of cultural significance” (62). “Word frequencies never have a legible relation to cultural competencies, repertoires, or semiotic systems. Numbers do not sketch anything of verbal significance” (143). This is a bizarre theory of language, utterly irreconcilable with any reasonable understanding of how meaning is encapsulated in and extracted from text. Taking it to its logical conclusion, it is an indictment of any kind of analysis (the root, ana-, referring to dismantling an object of interest to understand its parts). All science is about discarding some information in order better to understand the information that remains,
  2. On the second: the requirement that texts be interpreted in their own cultures would reduce the meaning in such texts to nothing—the whole point of written text is that it is transportable across time and space and can be interpreted elsewhere in ways that bridge author, reader, and the respective cultural environments of each. The ridiculous requirement that texts be read within their “own” cultures quickly reduces to Borges’ fable of the map.

Ahora, los dos puntos en que se basa la crítica epistemológica no son tan fuertes finalmente. Decir que no se recoge el significado contando frases es, a decir verdad, una trivialidad. Por una parte, sabemos que de hecho no es extraño que la información relevante de una frase no sea dicho explícitamente en ella. Por otra, el efecto de significado de una frase en un texto no depende de su repetición. Una frase dicha una sola vez puede ser crucial y decisiva.

Como estas cosas son de análisis empírico mejor ilustrarlas empíricamente (es un ejemplo que sueldo dar en clases). A estas alturas hace más de 10 años participé en un estudio de focus sobre imágenes de la juventud entre grupos jóvenes. Ahora en uno de ellos, que casualmente no se reconocía como un grupo joven, se dio la siguiente dinámica. El grupo partió hablando de cierta manera -criticando a los jóvenes de la época por su falta de compromiso político. En cierto punto, uno de los participantes hizo una intervención planteando que, en realidad, eso estaba bien -la generación de los participantes del grupo en realidad no había podido disfrutar de su juventud debido a la necesidad de hacer política, y era algo positivo que los jóvenes ya no tuvieran que hacerlo. Luego de esa intervención toda la tónica del grupo cambió, y ya no se pudo volver a criticar a los jóvenes como se lo había hecho antes. Fue la frase más poderosa y relevante dicha, y lo fue tanto, que sólo fue necesario decirla una sola vez. Al mismo tiempo, para poder entender su fuerza es necesario entenderla en el contexto -o sea, o analíticamente separando en sus partes, sino analizando el significado de ella en relación a las otras frases (que, al fin y al cabo, era uno de las intuiciones básicas de la lingüística estructural*).

La segunda crítica en realidad requiere una mala lectura. Cuando Biernacki dice que los textos son parte de contextos específicos  y por lo tanto requieren ser leídos “as they are embedded in a culture different from [del analista]” no requiere plantear que un texto sólo puede ser interpretado en su propia cultura. Sólo que para poder entenderlo hay que entenderlo en su contexto. Digamos, un criterio y requisito bastante estándar -pruebe a leer un documento histórico sin saber nada del período y las posibilidades de cometer graves errores no son menores.

Plantear que estos criterios muy triviales son epistemológicamente indefendibles nos envía al título de la entrada. Al final lo que tenemos es la usual mutua incomprensión que ocurre entre defensores de una sola perspectiva para las ciencias sociales. Y por lo tanto lo que desde una perspectiva no es más que sentido común es indefendible desde otro. En última instancia, toda la ciencia consiste en el desarrollo del método que uso (la ciencia es análisis, es descomposición en partes).

Ahora, a estas alturas, la larga historia de la investigación social nos debiera mostrar que, de hecho, ambos métodos producen información útil y valiosa, y que no entregan el mismo tipo de información -no son reemplazables entre sí. Como lo cualitativo a veces tiene que defenderse bien podemos recordar lo siguiente. El que la vida social funcione nos muestra que lo cualitativo entrega información valiosa. Interpretar el significado de las comunicaciones de los otros es algo que hacemos todos de manera cotidiana, y es porque esa interpretación más o menos funciona que podemos operar en la vida social**. Por cierto los métodos cualitativos van más allá de esa interpretación cotidiana pero el que ella funcione nos muestra que sí entregan información.

Del mismo modo el que los métodos cuantitativos para analizar textos sean insuficientes e incompletos no quiere decir que no tengan sus usos (aunque, por cierto, no es eso lo que plantea Biernacki). Hay un momento en que sencillamente la cantidad del corpus no hace posible usar métodos hermenéuticos  y aunque uno sepa que es muy deficiente, algunas pistas da el contar palabras. El caso es que hay que reconocer las limitaciones de cualquier aproximación.

En todo caso, hay que recordar que la combinación y coexistencia de los métodos es algo que es parte del estado de la sociología. Por más que algunos se desesperen el hecho que los sociólogos realizarán estudios cualitativos y estudios cuantitativos y estudios mixtos esta entre las cosas que probablemente nos seguirá acompañando en el futuro.

(*) La lingüística estructural probablemente no tenga tanta influencia como en décadas anteriores, pero la idea que el significado es relacional creo que sigue siendo relevante.

(**) Si alguien necesitare otra prueba de la utilidad de lo cualitativo, baste con recordar que las empresas privadas los requieren y usan. Y como esas empresas no suelen gastar recursos en investigación por gusto, podemos pensar que tiene alguna utilidad para ellas.

A propósito de la fenomenología

Supongo que es de rigor conseguirse y leer los libros de los profesores. Así que empecé a leer el libro ‘Socio-fenomenología‘ de Ulises Toledo, y en su lectura encontré que, a pesar del sentido que tiene el programa, aparece una de las razones por las cuales la fenomenología se encuentra, al final, creo con problemas importantes.

El libro presenta todos los argumentos sobre los cuales se fundamenta la aproximación fenomenológica, y creo que la exposición de Toledo es en general bastante clara -lo que en una teoría que no es la más fácil del mundo es de agradecer. Y la idea de fundamentación aquí es central: es la búsqueda de aquello que fundamenta nuestros conocimientos lo que genera todo el programa. Simplificando mucho, y recordando que no estoy exponiendo aquí la doctrina (para ello mejor lea el libro), el caso es que los objetos no son cosas dadas a la experiencia, sino que se forman en la experiencia. Luego, el conocimiento objetivo externo es derivado si se quiere.

Pasando más propiamente al tema social, podemos decir que los sentidos compartidos son básicos: la vida social es posible y se forma a través de los sentidos y significados, y los procesos centrales para entenderla son aquellos a través de los cuales se forman esos sentidos. Las ideas de horizonte, de mundo de la vida son forman de conceptualizar y comprender esas temáticas.

Esto no implica que el conocimiento cuantitativista-objetivizante no tenga cabida. Pero es claramente derivado. Una vez que cierto sentido se ha tipificado -se ha estabilizado como un significado compartido y se ‘usa’ en nuestras acciones- por cierto que cabe estudiarlo cuantitativamente. La posición fenomenológica entonces da cuenta tanto del sentido de hacer investigación cualitativa como de las razones por las cuales se hace tanta investigación cuantitativa (y no deja ese tipo de estudios como algo meramente ideológico).

Hasta acá entonces, todo bien. Pero iniciamos la entrada declarando problemas importantes, ¿cuáles son estos?

(1) El primero es la orientación básica. La fenomenología, y así lo deja claro el libro de Toledo que analizamos, desde sus inicios es una búsqueda de fundamentos, las cosas esenciales. Pero las ciencias no requieren fundamentos. No es esa la lógica de su operación. Operan a nivel de los fenómenos (y cómo se relacionan), no a través de los fundamentos de ellos. En ese sentido, la fenomenología puede ser buena filosofía (bien por Husserl) pero no es claro que encontrar fundamentos sea relevante para las ciencias sociales (digamos, el valor de Schutz no es tan claro). Pero este también es un punto más bien filosófico, y no afectaría el valor de la aproximación en realidad.

(2) El segundo, que creo más crucial, es que la idea de lo cuantitativo como derivado tiene una afirmación escondida: Que las características de lo derivado dependen de su sustrato inicial. Las dinámicas cuantitativas de la votación son derivadas del proceso significativo que constituye los significados del acto de votar, de la elección etc. Aceptemos eso. Pero no por ello las dinámicas dependen de esos significados.

Es perfectamente posible pensar que al menos algunas dinámicas cuantitativas son independiente de sus sustratos. Por ejemplo, es un tema de sentido y significado el que constituye la relación de amistad y otro tipo de relaciones, y por lo tanto sin sentido no hay relaciones: ellas son derivadas del sentido. Pero las dinámicas que surgen a partir de una red centralizada pueden ocurrir independiente de qué tipo de relación sea. Y en ese sentido, la dinámica cuantitativa es derivada pero no dependiente de los procesos de significación.

Una de las ventajas en general de las argumentaciones a favor de las aproximaciones cualitativas es que, como ya vimos, dan cuenta no sólo de por qué su propia aproximación funciona, sino también explican la aproximación contraria. Ese es de hecho algo destacable, porque las aproximaciones cuantitativas de hecho no suelen explicar porqué puede tener sentido lo cualitativo. Pero a pesar de ello, la argumentación cualitativa tiende de todas formas a disminuir la relevancia de lo cuantitativo: A dejarlo como secundario. Pero creo que la relación entre cualitativo y cuantitativo no es entre lo que es central o secundario, sino lo que es relevante para distintos aspectos de la vida social.