De la sociedad como coerción, o una vuelta de Durkheim

Una de las características que los informes del PNUD han reflejado, creo, en todos sus informes es la idea de la falta de opciones de las acciones personales, debido a que -bueno- la ‘sociedad’, ‘el sistema’ (lo que sea) decía que había que ir en cierta dirección, y no quedaba más que seguir esa dirección.

Ahora, lo que pensé fue el hecho que si la sociedad está conformada por múltiples agentes autónomos (o al menos, ajenos a mi control), entonces subjetivamente siempre voy a experimentar la sociedad como imposición. Esto porque todas las consecuencias de las acciones de los otros producen un marco, una situación social que no he creado y que se imponen -como antecedentes- a la propia acción. Al momento de decidir tengo que enfrentar una situación social que ha sido creada por múltiples decisiones de múltiples actores.

La única forma de evitar eso sería o que los otros actores no fueran autónomos (fueran controlables por el actor) o las acciones no tuvieran consecuencias (de tal modo que hicieran lo que hicieran los otros, no afectaría mis posibilidades de acción). Ahora, por una parte, lo segundo es imposible. Las acciones tienen consecuencias, es por eso que las tomamos (que elegimos cierta opción en vez de la otra). Y en lo que concierne a lo primero, todo control siempre será parcial, en tanto haya decisiones que tomen los otros, no habrá forma de control total; y la capacidad de un actor para tomar todas las decisiones es bien limitada finalmente.

En otras palabras, la situación es insoslayable. Ni siquiera la creación de un actor colectivo que tome las decisiones por todos soluciona el tema. A un sistema con tres actores: Pedrito, Pablito y Danielito la creación de un actor colectivo lo que hace es agregar un nuevo actor, así que tendríamos ahora un sistema con cuatro actores: Pedrito, Pablito, Danielito y (Pedrito+Pablito+Danielito). Cada uno, nuevamente, autónomo y realizando cada uno acciones cuyas consecuencias serían subjetivamente, para cada actor, externas, una imposición.

Ahora, toda esta larga digresión sobre que un sistema creado por agentes autónomos se experimenta subjetivamente como imposición, nos hace ver que, al fin y al cabo, el bueno de Durkheim no estaba tan equivocado. También muestra que, en realidad, su idea que la sociedad se nos muestra como algo que se resiste a nuestras acciones no implica menoscabar las capacidades de los actores (de hecho, el argumento de este post es que precisamente ese resultado se basa en las capacidades de los actores sociales para, precisamente, actuar)

Bookmark the permalink.

One Comment

  1. Daniel Uribe

    Giddensucho anda por ahí. La dualidad de la estructura, cabros!

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.