Mundiales, medios y esas cosas

Finalmente hemos decidido volver a escribir algo en este blog, y algo que es incluso algo sociológico -aunque sea de fútbol. Por alguna razón, sólo sigo el fútbol cada 4 años y durante un mes, y como el otro día me pidieron algunas notas sobre mundiales y medios -que al final no fueron usadas, bien puedo ponerlas acá

Una cosa que no deja de ser es que, al fin y al cabo, el fútbol es importante para los medios. O sea, el Mundial del ’62 y su importancia para desarrollo de la televisión en nuestro país son conocidos. La expansión de la televisión por cable (y satelital) no ha sido ajena al tema de la transmisión de los partidos, y más de una compañía ha iniciado su proceso de expansión al llevarse la licencia de transmisión. Cambiamos nuestros aparatos de TV para ver el mundial. Y lo vemos para el fútbol: Normalmente los programas de mayor audiencia son los partidos de la selección. En momentos en que se habla de fragmentación de las audiencias, es importante recordar que el fútbol –y en particular, la selección chilena en los mundiales- es un momento de unificación.

Por lo tanto, entre medios y fútbol -y particular con mundiales hay una relación interesante. Y creo que parte de esa relación se da por la posición que ocupa el fútbol, el Mundial y la selección en la vida social -algo de sociológico tenía que tener el comentario.

Lo más claro es que del Mundial se habla, y que ver la selección es un momento colectivo. Lo que no deja de ser raro, dado que en general cada día preferimos nuestras experiencias mediales más individualizadas (televisores en las piezas existe desde hace mucho tiempo e Internet es en general algo que se individualizado). Pero el Mundial y la selección se ve en grupo. Ya sea en la casa, en la oficina o lisa y llanamente en la calle.

Lo anterior hace más interesante que este Mundial ocurra en condiciones de alta penetración de Internet y de banda ancha. Porque de hecho, si uno tiene banda ancha puede ver el Mundial -de hecho es posible ver todos los partidos y ahorrarse toda la polémica sobre los derechos de transmisión. Y claro está, Internet es una tecnología profundamente individual.

¿Qué le sucede a la experiencia de Internet cuando ocurre en un evento que es tan profundamente no individual como lo es el Mundial? Lo que ocurre es que esta experiencia tiende a moverse hacia lo colectivo. Por ejemplo, y todo ello se refiere a cosas que pude observar, si en una oficina alguien estaba viendo un partido vía Internet, el partido tendía a comentarse o mostrarse en las jugadas importantes -la experiencia de visionado individual no se quedaba en el individuo. O se puede usar para ‘mejorar’ la experiencia de ver el partido en televisión. En el caso de Chile-España supe de ambientes en que mientras se veía el partido alguien estaba además viendo que pasaba en Twitter o alguien tenía en su computador Suiza-Honduras para saber que pasaba en ese partido. Sin embargo, y esto es lo crucial, cuando realmente se requiere colectividad -como es el caso de los partidos de la selección- entonces Internet resulta insuficiente, y se vuelve a medios que pueden ser más colectivos.

De hecho, si pensamos en más allá del visionado del partido, entonces el aporte de Internet a la experiencia colectiva no deja de ser interesante. Normalmente, la conversación sobre el Mundial la realizaban las personas de manera privada y en los medios masivos –en programas de televisión- de manera pública. Pero el desarrollo de Internet, pensemos en el ejemplo de Twitter, permite una conversación entre personas privadas de manera pública: El partido no sólo es comentado públicamente por aquellos que tienen el rol asignado en los medios, sino también por cualquier persona. En cierto sentido, digamos, la constitución de una esfera pública amplia. Que sea sobre fútbol y no sobre otros temas dice sobre nuestros intereses como sociedad, pero sigue siendo una esfera pública.

Entonces, el tema es que los Mundiales, la selección en particular, son una experiencia colectiva. Los medios se adaptan a esa característica. Y por lo tanto, al final el tema es ¿por qué son una experiencia colectiva?

En última instancia, los Mundiales han sido –y seguirán siendo- importantes para el desarrollo de los medios porque han sido importantes para la sociedad. Y lo han sido porque las sociedades necesitan de momentos para encontrarse a ellas mismas, en que las personas vivan la experiencia de pertenecer todas ellas a algo común, de vivir la emoción de lo comunitario. En sociedades cada vez más diferencias e individualizadas, este tipo de experiencias –cada día más escasas- adquiere aún más relevancia. En otras palabras, la selección permite construir una práctica ritual de construcción de un nosotros: Todos saben que cuando se deprimen o sienten euforia lo están sintiendo al mismo momento, y por la misma razón, que ‘todos’. Digamos entonces que el Mundial provee de las mismas experiencias colectivas que el viejo Durkheim pensaba que la religión proveía, y que era la razón de ser de la religión. Así que sí, el fútbol no deja de ser importante.

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