Revolución industrial, crecimiento económico y modernidad

En un paper reciente que resume lo que ha quedado más o menos en limpio sobre la revolución industrial (de parte de historiadores) Hans-Joachim Voth dice que:

‘A radical discontinuity separates thousands of years of by and large stagnant living standards from the industrial era. Increasingly in the last few years, models have attempted to capture these long-run dynamics to try to explain how the world changed from a state where growth was fleeting and limited to one where it has become permanent and decisive’ (Voth, 2003, Living Standards during the Industrial Revolution: An Economist’s Guide, AEA Papers and Proceedings, vol 93, no 2: 221-226: 221)

Ahora, ¿puede decirse que eso fue lo que ocurrió con la revolución industrial? ¿Qué en eso consiste la economía moderna? (algo parecido le he leído a De Vries, la modernidad económica como la superación del estado ‘malthusiano’, donde la economía está profundamente limitada por la demografía por ejemplo).

Porque, por otra parte, uno podría pensar que más bien que un cambio de un estado de crecimiento limitado a uno de crecimiento permanente, el paso a la modernidad es un cambio a un plateau distinto (y superior). Al fin y al cabo, digamos, en la anterior revolución económica (Neolítico), también se vivió un período de crecimiento económico (de mayor producción) y de expansión demográfica y todas esas cosas. Pero eso no continuo indefinidamente.

¿Por qué el actual crecimiento debiera ser indefinido, entonces? Del mismo modo que el Neolítico fue una revolución de largo aliento, los cambios de la revolución industrial (o de la modernidad si se quiere) también lo son. Pensar en revoluciones en términos de décadas en vez de en términos de siglos es sólo porque no pensamos en el largo plazo. Pero dado que el otro cambio equivalente también se desarrollo en el largo plazo (en centenares y en miles de años, no en décadas), bien pudiera ser también una perspectiva a tomar ahora.

En ese sentido, no que el cambio a la modernidad ya ocurrió -y que ahora vivimos en el estado tras ese cambio- sino que vivimos (todavía) en la mitad de esa transformación.

El lector atento -si tal especie existiera- notará que usualmente prefiero usar el argumento contrario. Que ya estamos plenamente en la modernidad, que es lo que dije para Chile. Pero bueno, eso es lo agradable de escribir blogs, todavía uno no está obligado a la consistencia plena y puede explorar caminos mutuamente contradictorios.

A propósito del Centenario

Sí, el Centenario. No compararse con 1810 sino con 1910 (bueno, 1907 para ser exactos).

¿Por qué? Porque el país es muy parecido en algunos elementos:

1. Una clase política dividida por asuntos del pasado pero que tiene un fuerte consenso con respecto al presente (de hecho, el mismo consenso: liberalismo económico)

2. Una elite dedicada al consumo bien conspicuo, bien segura en su dominación, cuando crece la disconformidad (digamos, los estallidos de violencia) y que cuya única respuesta es la represión. Digamos que aquí hay un pequeño avance porque ya no se ametrallan obreros, pero la primera reacción es la carcelaria.

3. Buenos precios de nuestra riqueza minera, finanzas públicas saneadas y un gasto militar lo suficientemente alto para tener una de las armadas, por ejemplo, mas poderosas del subcontinente.

4. Una oportunidad relativamente decente para desarrollarse que nos farreamos (en 1910) y que nos vamos a farrear (ahora).

En fin, nada del otro mundo, pero no dejan de ser semejanzas de algún interés

Surveillance en la antiguedad.

Entre las innumerables ideas que en los últimos años se ha agregado al pensamiento sociológico sobre la modernidad es que las sociedades modernas se caracterizan por su grado de vigilancia (surveillance). Por ejemplo, las organizaciones monitorean continuamente lo que hacen sus empleados; los estados manejan gran cantidad de información sobre la situación de sus poblaciones etc. Es cosa de leer a Giddens. En particular, uno puede recordar a Thompson y su insistencia en el uso del tiempo (y del tiempo de reloj) para controlar, vigilar y administrar a la naciente fuerza industrial -y de la resistencia de los trabajadores contra ello.

Ahora, veamos que nos dice un artículo sobre la situación en el Antiguo Egipto (Work Organization in the Middle Kingdom, Ancient Egypt; Mahmoud Ezzamel, Organization 11,4: 497-534, 2004)
‘The compilation of rosters, name lists and work groups can be organized in a manner that renders them amenable to accounting calculation and clear delineation of accountability. .. It should be noted at the outset that, given the premodern nature of the material examined here, we should not expect a system of accountability that conjoins both precise time worked out and output achieved, as one would expect to be the case in contemporary organizations, because such a combination of time and physical output has its genesis in the 19th century AD’ (p 499)

‘Rosters and name lists for workers were used extensively. Papyrus Reisner I, from the reign of Sesostris [Senusret] I in the early Twelfth Dynasty, 1971–1926 BC, contains entries for a building project involving nearly 300 workers and foremen organized by division… The various documents used included: (i) number of enlisted workmen, per day per year; (ii) lists of named individual workmen grouped under a named foreman; (iii) daily attendance and absence for individual workers grouped under named foremen; (iv) lists of workmen on the move to jobs in other locations; (v) speci?ed measures and quantities of various products/tasks converted into equivalent man-days; and (vi) rations allocated to each workman’ (p 507)

‘Without wishing to rule out alternative interpretations totally, I suggest that the practice of keeping name lists and attendance rosters was not a purely ceremonial activity. Absence from work on state projects was clearly noted and acted upon; it was classi?ed as a criminal offence against the state and punished severely. (p 515)

‘No matter which account we consider, the pattern of reporting on work in progress looks very similar. In each case, there is a clearly speci?ed work target, e.g. number of bricks of a given size to be made or number of days to be worked. Then an inventory of actual work is performed; this is compared with the target, allowing a remainder to be implicitly calculated or explicitly stated. This system of accountability embodied the three elements of target-setting, measurement of actual achievement and comparison of achievements against targets to signal the remainder. (p 518)

Las citas son largas pero ilustra el punto a ver: La mayoría de las características de sistemas de vigilancia, control y administración (y no puse citas sobre como asignar sueldos, algunas indicaciones de un posible sistema de bonos y de los 27 posibles escalas de pagos que están en el artículo) están ya desde el inicio de las sociedades complejas. Se controlaba el trabajo, se monitoreaba su avance, se registraba la información, se castigaba la falta etc. Y el autor es insistente que estas cosas no son meramente ceremoniales, sino que tienen

¿Que falta? Algunos elementos técnicos (reunir precisamente tiempo y producto) y probablemente algo de extensión (lo dicho es para grupos de trabajo del estado egipcio, digamos los trabajadores de las pirámides). Pero el esquema básico está presente desde ‘siempre’.

Pero entonces uno recuerda toda la resistencia de los trabajadores europeos a la incorporación de controles (y la evidencia sobre el ‘San Lunes’ por ejemplo como costumbre hasta el siglo XIX). O pensar en que ese tipo de documentación de organización laboral también es común entre los mesopotámicos. Y entonces uno pudiera adelantar otra idea: No es que estos niveles de vigilancia hayan estado siempre presentes.

Sino que el nivel de complejidad social (asumiendo que esas prácticas organizacionales implican complejidad) se alcanzaron inicialmente de forma rápida pero después se perdieron. La modernidad implicaría la recuperación de un nivel de complejidad inicial (posiblemente permitido por los profundos cambios tecnológicos: La complejidad de las primeras sociedades ‘civilizadas’ llegó más allá de lo que podían sostener a su nivel técnico, y luego se perdió. Uno puede recordar que en la Grecia clásica no hay, por ejemplo, muchas indicaciones de organizaciones económicas y de trabajo de esa complejidad. Al fin y al cabo, en un asunto paralelo, en Mesopotamia la extensión de la primera urbanización es mayor que la de las civilizaciones y sociedades que la sucedieron. Aunque altamente especulativo no deja de ser un asunto interesante.

Si esto fuera así, entonces uno bien pudiera recordar que nuestro actual nivel de complejidad con toda probabilidad tampoco es sostenible a nuestro presente nivel técnico. Y por tanto que algo parecido -aunque a un nivel de complejidad mayor- bien pudiera ocurrir hoy (digamos, para terminar un post histórico con alguna consecuencia para las sociedades contemporáneas)

De Sacerdotes a Sicologos

En realidad, es relativamente obvio, pero nunca está de más hacer el comentario: Los sicólogos, en particular los clínicos, son un reemplazo funcional de los sacerdotes:

1) En lo que concierne al cuidado ‘mental’ hacen prácticamente lo mismo: Están obligados profesionalmente a quedar callados ante lo que uno les dice, están obligados profesionalmente a escuchar: En otras palabras, una escucha empática, y ofrecen una solución. Hay que reconocer que la versión sacerdotal era mejor (era gratis, reconocía sin problema el tema de la culpa y daba soluciones -bueno, absolvían los pecados, que es mucho más que lo que cualquier sicólogo puede hacer). Y ambas versiones son inferiores a la relación a la que reemplazan -la de amistad.

2) Determinan el bien y el mal. De los sacerdotes eso es obvio, veamos en lo de los sicólogos: En una sociedad secularizada como la nuestra, lo único que nos queda es la ‘normalidad’ (y los sicólogos nos indican cuando nos salimos de lo normal y nos dicen como volver a ella). Bueno, en realidad los sicólogos ofrecen otro ideal: el de la persona sin traumas, sin angustias ni culpas (y los sicólogos nos indican todo lo que hacemos mal y que nos produce angustias y culpas). Al igual que los sacerdotes, viven de descubrir problemas: pecados antes, cualquier problema mental en la actualidad, de los cuales continuamente se descubren nuevos, son más comunes. Digamos, que no hay mayores productores de angustia que los sicólogos: Que continuamente plantean lo terrible que son las angustias para sólo reproducirlas, nada más angustioso y traumático que la búsqueda incesante, con peligros a derecha e izquierda de la vida sin angustias ni traumas. En eso, hay que decirlo también, los sacerdotes tenían ventaja -su bien y su mal eran más satisfactorios que el mal y que el bien de los sicólogos.

Pero, si los sacerdotes ya no pueden cumplir con sus viejas funciones (porque, incluso entre los creyentes, cada vez es menos creíble que se puede tener una vida buena siguiendo los consejos de la religión), entonces tienen que ser reemplazados. Lo importante sería descubrir a quienes reemplazaron los sociólogos. No creo que a los profetas, aunque eso indicaría que los sicólogos son, en cuanto versiones remozadas de funciones antiguas, mucho mejores. Pensándolo bien, parece relativamente razonable.

Un proyecto a un plazo gigante

Originalmente, mi idea de escribir una historia de las sociedades humanas era un proyecto a 20 años plazo. Parecía una duración razonable al fin y al cabo para reunir material, para pensar material y para -entre medio- desarrollar una carrera académica que permitiera que el libro tuviera algún impacto más allá de mi pobre persona.

Ahora, tuve la mala ocurrencia de leer hace poco El Moderno Sistema Mundial. v.1. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI de Wallerstein. Y me deprimí.

No por el libro, obviamente -que es una maravilla. Sino por lo que implicaba para el proyecto. Porque claramente, tomando en cuenta el nivel de agregación y lectura que implica un libro como el de Wallerstein (centenares de citas para un sólo siglo y una sola área), 20 años no resulta suficiente. Obviamente, escribir un libro sobre una historia de las sociedades no puede llegar al nivel de detalle y de revisión de lo de Wallerstein. Sí, obviamente no puedo leer decenas de textos sobre la evolución de la encomienda en América Latina para escribir el texto que quiero hacer. Pero, claro está, hay que leer más de uno, y pensemos entonces en la repetición de lo anterior -centenares de temas en centenares de sociedades. Y pensemos en la necesidad de ir cotejando con toda la gran variedad de estudios históricos comparados y de largo alcance.

En otras palabras, requiero 50 años (*). Y si 20 años ya parecía que esta iba a ser el trabajo de mi vida; ahora pensando en 50 años de metáfora pasa a ser de verdad. Tiene la ventaja que, si el cliché es cierto y mientras uno tenga proyecto y razones para continuar respirando, uno continua respirand, tendría asegurada la supervivencia hasta los 80 años y algo. Tiene la desventaja que, si el cliché es cierto y luego de terminar el trabajo de toda una vida uno desaparece, que las perspectivas de continuar luego de los 80 años y algo serían minúsculas. En fin, nada es perfecto.

(*) Ahora, un proyecto de 50 años tiene otra consecuencia. Inicialmente, la idea era terminar cerca de los ’90-2000 (con el fin del siglo XX corto y sus consecuencias inmediatas). Pero si estaríamos terminando cerca del 2050, entonces habría que terminar después. Quizás además necesito empezar a escribir una crónica de principios del siglo XXI (obviamente, el libro no va a terminar el 2050, sino en un hito que parezca importante antes de eso, pero dudo que sea suficiente con terminar con la caída de los regímenes comunistas con una pequeña coda sobre los ’90). En fin, nada es perfecto -para continuar con la misma conclusión.

De los costos de la guerra en la Europa de la modernidad temprana

Take, by way of example, the interesting study of Myron Gutman, concerning the economy of the Lower Maasland in early modern times. The author offers much seemingly convincing evidence that, from 1620 until 1749, the depredations of armies, large and small, did not cause the demographic or economic collapse of the area: both population and production showed remarkable resilience. However, had Gutman also included the records for the period 1570 -1600, most of that resilience would have disappeared.
Geoffrey Parker. New Light on an Old Theme: Spain and the Netherlands 1550 – 1650. European History Quarterly. Vol. 15 ( 1985), 219 – 37, p 225

Hace un tiempo hice una nota sobre el olvido del hecho que la idea de ‘la guerra no debiera afectar civiles’ no había sido sólo una idea de la sociedad europea, había sido una práctica (ahora ya olvidada y que parece ‘absurda’, que limitar las cosas es estupidez total). La cita muestra claramente anterior: Para que la ‘population and production showed remarkable resilience’ lo que se requiere es que las depredaciones, en primer lugar, no sean tan graves. En otras palabras, que la regla ‘la guerra no es cosa de civiles’ deba ponerse en práctica.

También nos muestra que este fue un proceso del siglo XVII. Las guerras anteriores si producían esos efectos. Y en particular, la guerra de los 30 años si produjo una disrupción (para no usar palabras más directas) gigantesca en Alemania. Los europeos no sólo aprendieron una forma diferente de relación entre los estados a partir de esa guerra, sino se las arreglaron para desarrollar una forma de conflicto armado que no implicaba la destrucción masiva de la sociedad.

Por supuesto, eso fue algo que inventaron en la modernidad temprana y que duró un poco en la modernidad, pero que los estados modernos del siglo XX se encargaron de destruir.

Unas notas sobre absolutismo y burocracia y la República de las Provincias Unidas

Those who supported the Grand Pensionary — known as Republicans — would eventually champion the notion of the estates’ absolutist sovereignty. The Stadhouder’s followers — called Orangists — adhered to regimen mixtum theory. They admitted that sovereignty rested with the estates, but were of the opinion that Holland was a mixed polity, in which the Stadhouder provided the monarchic element. They almost never defended pure monarchy (Geyl, 1971; Van de Klashorst, 1986: 93–136; Kossmann, 1987a: 211–33; 1987b: 17–126). If we want to explore the question of the existence of protobureaucratic thought in the Dutch Republic, Republican writings seem the logical place to look. Their authors, after all, were the only true absolutists in the Holland polity.
Studying the stillborn: the ideology of the estates’ absolutism and proto-bureaucratic thought in the 17th century Dutch Republic. Pieter Wagenaar. International Review of Administrative Sciences. Vol. 68 (2002), 95–112, p 102.

Lo interesante de la cita es mostrar que absolutismo no es equivalente a monarquismo ilimitado. Es igual a poder ilimitado (sea cual sea el lugar de ese poder).

Y también muestra que en ese sentido, absolutismo si está relacionado con el pensamiento burocrático. Fueron (algunos) defensores de los Estados (los republicanos(*)) los que terminaron defendiendo ideas proto-burocráticas: la separación de la administración de la política, que los administradores deben ser servidores de los decisores políticos (van Berkhout cerca de los 1670′ por ejemplo).

Y también muestra uno de mis puntos que más me agradan: Las Provincias Unidas es donde debiéramos buscar buena parte de los procesos iniciales de la modernidad. Cuando hablamos de la modernidad (y de la modernidad temprana) tendemos a hablar de Inglaterra, Francia, Alemania, y nos olvidamos que las Provincias Unidas no sólo eran uno de los grandes poderes, sino uno de los países más imitados (¿donde fue Pedro el Grande cuando estaba intentando modernizar a Rusia?) y más modernos en estructura social de la época. No podemos, no debiéramos, escribir del nacimiento de la modernidad sin hacer que los países bajos sean el centro de nuestro relato.

(*) No hay que olvidar que los republicanos eran oligarquicos. Eran los partidarios del Príncipe de Orange los que más defendían los derechos del pueblo, y el pueblo -hasta los 1770’s- cuando se involucraba en política y quería cambiar a la oligarquía dominante, siempre estuvo en contra del partido de los Estados. La oposición república / monarquía; representación popular / rey; pueblo / rey es una de las novedades del siglo XVIII de hecho.

Cómo no hacer sociología histórica.

A canonical theory of origins and development of social complexity.
Claudio Cioffi-Revilla, Journal of Mathematical Sociology, 29: 133-153 (2005)

El autor presenta una teoría de porque surgen el estado. Básicamente propone 2 procesos:
Uno rápido: Que consiste en como una comunidad tiene que pasar por varias ‘decisiones’ para llegar a una estructura política más compleja (sucede un cambio situacional, se reconoce una necesidad de acción colectiva, se emprende dicha acción colectiva, se mantiene el cambio, la acción colectiva es exitosa). Este proceso puede ‘fallar’ en varias de estos momentos por lo que el estado final es poco probable.
Uno lento: Pero que ante un evento se logre una situación política compleja no constituye Estado. Al fin y al cabo, después de solucionar el problema se puede volver a la situación anterior por ejemplo. El tema es que repetidas varias veces el proceso ‘rápido’, cada vez que de nuevo hay que enfrentarse a él se partirá con mayores posibilidades de lograr una estructura política compleja (hay aprendizaje colectivo al respecto, recursos acumulados etc.)

O sea, la iteración del proceso (que cada vez que se repite se tiene la base del proceso anterior, es por eso que el autor llama canónica a la teoría) produce finalmente un Estado.

La teoría es más bien sencilla, y se centra en los aspectos políticos de la construcción del Estado. Que para el autor es una falta grave de otras teorías, aunque para mí el proceso político es la parte menos interesante y son los cambios situacionales los más, pero que una explicación de los procesos estrictamente políticos debiera ser parte de la explicación general es algo que se acepta. Así que la crítica del título de este post no se refiere a la teoría.

Sino a lo siguiente: ‘Empirically, the theory is testable with the datasets on polities developed by the Long-range Analysis of War (LORANOW) Project now at GMU’ (pp 149).

Esa no es la forma de discutir empíricamente teorías de sociología histórica. Es atendible que no se puedan realizar investigaciones primarias en estos casos: si mi teoría es comparativa probablemente tendré que usar lo que otros investigadores dicen como mi material de trabajo. Pero lo que no se puede hacer es dejar el proceso de examinación de evidencia en manos de otros. Es algo que, aunque sea secundariamente, el investigador tiene que hacer. Porque lo otro es quedar en manos de lo que decida esa ‘base de datos’ cuando se sabe que el campo histórico está lleno de discusiones, de polémicas y de nuevos desarrollos. Usar una base de datos implica que uno, que se supone está interesado en desarrollar una teoría sobre este proceso, no se involucra en ese aspecto -que es el central.

Ahora, se puede retrucar pero uno ha revisado el proyecto en cuestión y la base de datos es de buena calidad. Sea. Pero uno no puede obviar el paso de revisar la información histórica directamente. Si mi investigación es con datos secundarios, lo mínimo es que mis fuentes sean de investigación primaria (o al menos, las fuentes de investigación primaria sean una parte relevante de mis fuentes, usar otras fuentes que usan datos secundarios puede ser útil también, pero no puede ser lo único).

Y el Journal of Mathematical Sociology parece ser bien interesante. El instrumental matemático (más bien el instrumental formal, de hecho el artículo presentado no debiera tener problemas de lectura incluso para el más verbal de los sociólogos) tiene una ventaja clara: Quizás no sea muy buena aproximación para entender los fenómenos sociales, pero al menos exige eliminar la charlatanería.

Household and State in Upper Mesopotamia

El texto del cual sacamos la cita, ‘Household and State in Upper Mesopotamia’ (Patricia Wattenmaker, Smithsonian Institution Press, 1998).

No olvidar la siguiente cita que puede ser de utilidad en un curso de consumo:

‘The evidence presented previously suggests that the organization of production is guided by the social visibility of the goods being produced and the scarcity of the materials of which they were made’ (p 202)

‘Non-elite households appear to have manufactured their own goods that were not utilized in ritual and social contexts, such as eating meals, or in social interactions involving people other than household members. They apparently procured goods of higher social visibility through exchange’ (p 203)

O sea, los hogares que no eran de la elite en un pueblo miserable en el area de Turquía cerca de la mitad del tercer milenio AC (cerca del 2.500 AC):
1) Reciben mediante intercambio bienes especializados. Por lo tanto, no es posible decir que la producción especializada es sólo para las elites (si los hogares no de la elite ya lo hacían en la periferia, la situación en el centro mesopotámico no puede haber sido mucho peor) y
2) Se preocupaban de estos bienes especializados en las ocasiones que eran visibles. De acuerdo a Wittenmaker, estos bienes lo que hacían era entregar información sobre la identidad de la persona (y del hogar).

En otras palabras, una preocupación por la identidad resuelta a través del consumo (y del ‘mercado’ ya que era producto del intercambio), que era parte de las vidas cotidianas de las personas fuera de la elite. Como siempre concluyo cuando hago estas notas: los modernos resultan algo antiguos.

A propósito de algunos articulos.

En fin citas varias de interés por motivos aun más varios (y ahora que me doy cuenta, por alguna razón siempre la mayoría de las cosas que me interesa tiene que ver con historia)

‘The quantificatory episteme ushered in by the colonial state was indeed
unique. While pre-colonial states such as those of the Mughals, the Mahrattas
or even Tipu Sultan had streamlined administrative practices and were
indeed noteworthy for systematic record-keeping, none of them introduced
a quantificatory episteme’ (The colonial state and statistical knowledge, History of the Human Sciences, 13: 2 (37-44) p 41, U. Kalpagam).

Statistical representations have by far been the most potent form of representation
and indeed of constructing the worlds, for enabling interventions
in social, physical and natural processes. Unlike ethnographic
knowledge, which seeks to present ‘otherness’ in its uniqueness, statistical
knowledge transforms ‘otherness’ to differences that it makes comparable
and commensurable (Idem, p 43)

Interesante para el curso -bueno, para los textos porque esas cosas ya las pasamos en el curso, pero en fin.

Unequal but Fluid: Social Mobility in Chile in Comparative Perspective (Florencia Torche, American Sociological Review, 2005, 70:3, 422-450).

Hace el interesante punto que aunque Chile es altamente desigual, si uno elimina el decil de mayores ingresos, Chile pasa a ser -en terminos comparados con países desarrollados- relativamente igualitario. En otras palabras, nuestro lugar como uno de los países con mayor desigualdad en el problema se debe sólo al 10% de mayores ingresos. Y con ello se puede explicar que, al mismo tiempo que nuestra desigualdad es gigante, hay altas tasas de mobilidad social. Básicamente, hay 2 grupos en la sociedad: El 10% más alto -separado del resto- y el 90% restante, que tiene menores distinciones y con muchas más posibilidades de movimiento.

Finally, we conducted tests of sufficiency for any logically
possible combination of the relevant causal expressions. The results
show that two of such combinations passed as usually sufficient
for membership in the set of socially underdeveloped country:
(1) a dense indigenous population in combination with the absence
of large-scale haciendas and (2) a dense indigenous population in
combination with the absence of strong liberals. (Explaining the Great Reversal in Latin America, Aaron Katz, Matthias von Hau, James Mahoney, Sociological Methods and Research, 33:4 539-573; página 561).

Aunque el artículo en principio quiere comparar el uso de regresión con el uso de fuzzy-set, por ahora me interesan los resultados sustantivos (en particular, porque el artículo muestra que con fuzzy-sets es posible encontrar resultados interesantes y con la regresión sencillamente no se podía hacer). ¿Cómo explicar que los países de ‘mayor desarrollo’ en América Latina a partir de 1900 fueron los países con ‘menor desarrollo’ durante los tiempos coloniales? Usando diversas variables, se encontraron los resultados mencionados en la cita (y una población indígena densa era la característica de los países ‘más desarrollados’ en tiempos coloniales).