Comparando Encuestas. CEP (Julio 2014) y UDP (Sept-Oct 2014) en Educación.

Una de las consecuencias positivas de que existan varias encuestas es la posibilidad de comparar sus resultados. Y como el tema de educación se ha tomado buena parte de la agenda pública en los últimos meses, algo de utilidad tendrá el ejercicio de comparar resultados en torno a esas preguntas.

Hace algunos meses atrás el CEP publicó resultados de preguntas de educación que fueron bastante discutidos por sesgados, y que también tratamos en este blog (link aquí y aquí). Recientemente el ICSO de la UDP publicó su encuesta regular de opinión pública, que también trataba el tema. Ahora bien, los resultados de la CEP daban la impresión de un fuerte rechazo a las reformas de educación, mientras que lo que mostraría la encuesta de UDP sería, en principio, lo contrario a ello. ¿Son las impresiones de disparidad ciertas? De serlo, ¿que nos indican sobre las encuestas y sobre lo que se puede interpretar de ellas?

Partamos con los datos generales de cada encuesta (resumidos en la siguiente tabla). En el caso de la CEP se ha mezclado elementos de la pregunta y de la respuesta para poder resumir la información -dado que en ella ambos elementos son significativos. La encuesta UDP, en general, tiene formas simples de respuesta (acuerdo o desacuerdo) con lo que la simple presentación de la pregunta es suficiente.

Ítem Porcentaje
Aprobación a que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago (pagando matricula y/o colegiatura) para mejorar la educación de sus hijos? (CEP Julio) 52
Aprobación los colegios particulares subvencionados, además de entregar educación, generen ganancias a sus dueños siempre y cuando tengan un buen nivel y los padres estén informados (CEP Julio) 49
Aprobación que los colegios religiosos tengan un proceso de admisión que verifique si las familias están comprometidas con el proyecto educativo y los valores del colegio (CEP Julio) 37
Aprobación que los liceos de excelencia del país, como el Instituto Nacional, seleccionen a sus alumnos a través de pruebas de admisión (CEP Julio) 54
Aprobación que la Educación sea entregada por el Estado solamente, para que todos reciban la misma educación (CEP Julio) 41
Importancia terminar con el lucro en educación escolar, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,94
Importancia terminar con el copago en educación escolar, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,63
Importancia terminar con la selección de estudiantes en educación media, escala 1-7 (UDP Septiembre-Octubre) 5,55
Los colegios particular-subvencionados debieran pasar a ser del Estado (UDP Septiembre-Octubre) 57
No debiera haber colegios particulares pagados, sino que sólo colegios públicos (UDP Septiembre-Octubre) 49
Todas las universidades privadas debieran pasar a ser del Estado (UDP Septiembre-Octubre) 60

Lo primero es que en realidad no hay demasiada diferencia. Las preguntas donde se manifestaba opinión anti-reforma en la CEP no son las que hace el UDP. La pregunta de importancia de la UDP no es una pregunta de adhesión finalmente (‘es muy importante y es muy mala’ no es una respuesta contradictoria). Lo único que ambas preguntan es sobre el tema del rol del Estado y aunque hay diferencias, ambas básicamente dicen lo mismo: Un porcentaje muy alto de la población plantea que el Estado debiera hacerse cargo de toda la educación. Una cifra muy alta para un país que tiene provisión mixta de hace más de un siglo y donde ese tema, de hecho, no está entre lo que las reformas proponen.

¿Qué es lo que pasa?

Por un lado es posible insistir en el tema del sesgo. La comparación entre las preguntas UDP (que son más sencillas) y las CEP (que son más complejas, integran más de una consideración) es, en general, favorable a la UDP. Por lo menos son más simples de interpretar. Sin embargo, como ya hicimos mención en su oportunidad, lo del sesgo no es un tema tan central -el dato de todas formas es usable si se lo interpreta adecuadamente.

Lo que nos gustaría insistir es más bien otra cosa. Una persona tiene sobre un determinado tema múltiples consideraciones (piensa varias cosas). Cuando ellas están alineadas y se refuerzan el efecto de una pregunta es más débil en general (i.e si uno es consistentemente anti-X, no importa como se haga la pregunta uno responderá anti-X). Pero sí estas consideraciones no están tan alineadas, y hay algunas que impelen a pensar de determinada forma y otras que impelen a pensar de otra forma, entonces sí se producen efectos de preguntas (i.e si la pregunta me hace pensar en A, entonces respondo pro-X; si la pregunta me hace pensar en B, entonces respondo anti-X). Ahora bien, no hay pregunta que pueda evitar hacer pensar en alguna consideración y no hay pregunta que pueda hacer pensar en todas las consideraciones (Todo esto resumiendo algunas ideas que están en Tourangeau et al, The Psychology of Survey Response, que es un libro algo viejo -es del 2000- pero creo todavía es interesante y útil).

Pensemos, entonces, en nuestro caso. Podemos decir lo siguiente: Hablar que el Estado se haga cargo de colegios puede hacer pensar en las personas (es una hipótesis pero creo razonable explorarla) en la vieja educación fiscal, que tengo la impresión es relativamente bien vista. Luego, si se me hace pensar en ello, tenderé a estar de acuerdo con cambios ‘estatalizantes’. Hablar sobre copago para mejorar me hace pensar en las razones por las cuales pago ese copago (o me gustaría hacerlo si pudiera) y por lo tanto me hace pensar en oponerse a esos cambios. Lo importante es enfatizar que, si estamos en lo correcto, estas diferencias no son formas de falsear la realidad, corresponden a lo que ocurre en la realidad.

Reflejarían que en relación a la Educación, los chilenos y chilenas tienen múltiples ideas, que todavía no terminan de cristalizar. En otras palabras, que están pensando en ello. Esto puede ser un problema para quienes nos dedicamos a investigar y encuestar dicha opinión, pero no deja de ser algo positivo en términos de deliberación pública.

Lucro, Educación y Datos

Ayer en La Tercera apareció un interesante contrapunto de posiciones sobre el tema del lucro en Educación. Por un lado Sylvia Eyzaguirre defendió el lucro diciendo que éste no afecta la calidad en educación (basándose, entre otras cosas en estudios de Elacqua). Por otro lado, el mismo Elacqua criticó el lucro en educación mostrando que estos establecimientos no producen mayor calidad. No deja de mostrar con claridad el debate real el hecho que el mismo dato -el hecho que un colegio tenga fines de lucro no tiene relación alguna con la calidad de la educación que imparte- se interprete en términos de consecuencias para política pública de modos tan distintos. Claramente se parte de creencias básicas previas (si no afectan, ¿por qué no?; si no afectan, ¿por qué sí?), y nos muestra que este es finalmente un debate ideológico. Lo cual no es una crítica, cuando los debates sobre asuntos políticos se llevan al fondo, siempre muestran ser debates ideológicos.

Lo que, en todo caso, es una forma deshonesta de debatir es la de mostrarse incólume a la evidencia. Años ha, al defender el lucro efectivamente se decía (y entre quienes no conocen la evidencia todavía se dice) que estos colegios promovían mejor educación. Pero eso era antes de la evidencia. Luego de la evidencia, que muestra que ello es falso, se nos dice ahora que como no afectan no hay problema en su existencia. O sea, no importa lo que pase en el mundo mantengo mi posición, y si hay que dar vuelta los argumentos que así sea. Por cierto que esto es común, pero no debiera titulase las columnas con ‘un respaldo en la evidencia’.

Ahora, de lo anterior surge otra pregunta: ¿Qué compran los apoderados cuando compran colegios con lucro? Es claro que no están comprando calidad. Ahora bien, uno puede interpretar entonces que los apoderado creen que lo están hacieno y, luego, que están equivocado. Yo prefiero otra interpretación: Que los apoderados no compran calidad, compran segregación.

De alguna forma, el nivel de gasto educacional de muchas familias puede observarse como una inversión en posición social (en alejarse de los peligroso, en reunirse con los similares que no representan peligro). Y si ello es así, entonces es, quizás, uno de los mejores indicadores de clasismo en nuestra sociedad.

 

 

Las asociaciones de las visiones sobre Educación

La anterior entrada mostraba la existencia de algunas visiones sobre educación (ver aquí) y finalizaba planteando que en una siguiente entrada se analizarían cruces de esas visiones. Bueno, esta es la entrada dedicada a ello.

El análisis de la entrada anterior se estructuraba en dos partes. En primer lugar, se analizaba cada una de las escalas construidas por separado (la escala pro-reforma y la escala anti-reforma). Luego, para disminuir complejidad se realizaron algunas clasificaciones. Seguiremos aquí ese esquema.

Las relaciones de las escalas.

En primer lugar analizaremos las relaciones de las escalas con otras preguntas. Para hacer más compacta la presentación del cruce, los dos cruces paralelos se han mostrado en una sola tabla (i.e el cruce de la escala pro-reforma y el cruce de la escala anti-reforma con la variable en cuestión), y para simplificar la presentación se ha usado sólo una respuesta de la variable en cuestión (la que mejor ilustre la relación en cuestión). Los porcentajes son siempre porcentajes de fila. Cuando la relación es significativa está marcado en negrita.

A igual costo de matrícula y similar distancia, ¿Ud. preferiría una escuela o liceo municipal o un colegio particular subvencionado? (% que responde Escuela o Liceo Municipal)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 25 53
1 31 40
2 29 29
3 44 30
4 60 21
Total 35 35

Si recordamos que la escala pro-reforma cuenta el número de ocasiones en que la persona respondió la la alternativa a favor de la reforma, y que la escala anti-reforma cuenta el número de ocasiones en que la persona respondió la alternativa en contra de ella, podemos decir lo siguiente en relación a la preferencia por liceos municipales. Las personas que tienden a manifestarse a favor de la reforma prefieren más los liceos municipales (60% de quienes respondieron en las 4 ocasiones por la reforma así lo hicieron contra un 25% de quienes no respondieron en ocasión alguna por la reforma). Al mismo tiempo, lo contrario ocurre en la escala anti-reforma (donde pasa de un 53% de preferencia por liceo municipal entre quienes nunca rechazaron a un 21% entre quienes rechazaron siempre la reforma). Las dos relaciones son importantes y además son las esperables: La preferencia por la educación pública está asociada a preferir la reforma.

¿Que su hijo/a vaya a una la escuela básica, liceo municipal o colegio donde los alumnos tengan un nivel socioeconómico parejo y parecido al suyo o que su hijo/a vaya a una escuela básica, liceo municipal o colegio donde los alumnos tengan niveles socioeconómicos distintos

Valor Escala Pro-Reforma (% que responde bien diverso) Escala Anti-Reforma (% que responde parejo)
0 21 57
1 30 59
2 31 63
3 37 64
4 33 70
Total 30 63

Cuando pasamos a la discutida pregunta por segregación nos encontramos también con las direcciones esperadas, y de un carácter relevante. En todo caso, la alternativa que mejor ilustra el carácter de la relación varía entre las escalas: Para la escala pro-reforma es la preferencia por diversidad la más clara: Que pasa de un 21% a un 33% al moverse desde quienes nunca aceptan la reforma a quienes siempre la aceptan. Para la escala anti-reforma es la preferencia por niveles parejos la que mejor muestra (que pasa de un 59% a un 70%). En todo caso, asociación o no, no hay grupo donde exista una preferencia clara por diversidad -el grupo que siempre acepta la reforma sólo tiene esa preferencia en un 33%.

¿Cuál de estas dos afirmaciones se acerca más a lo que ud. piensa? Preferencia por educación sólo entregada por estado o que hayan muchos colegios para que la gente elija (% que prefiere educación sólo estatal)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 21 58
1 35 49
2 40 39
3 56 33
4 73 24
Total 41 41

Una de las afirmaciones más claras donde se puede diferenciar las visiones sobre la educación es en términos de la preferencia por sólo educación estatal o por tener muchos colegios para poder elegir. Aunque no son afirmaciones que estrictamente sean contrarias, si muestran las concepciones que aparecen en la discusión pública de manera muy clara y fuerzan a una elección. Ahora bien, encontramos también que es una pregunta que tiene una relación muy evidente con las escalas: Quienes tienen una alta preferencia por la reforma tienden claramente a elegir educación sólo estatal (71% de quienes siempre respondieron a favor de la reforma eligen sólo educación estatal), mientras quienes rechazan claramente la reforma no eligen esa alternativa (un 24% de quienes siempre rechazan la reforma elige sólo educación estatal). La educación estatal (pública) está asociada a la reforma.

En todas las preguntas sobre educación podemos observar que se dan relaciones relevantes con las escalas, y además en las direcciones esperadas. Lo cual nos da una conclusión sobre la validez de la preguntas: Aunque las preguntas sean sesgadas, muestran una realidad subyacente. Aunque los porcentajes estén sesgados hacia la contra-reforma, las respuestas arman un conjunto coherente. Lo que viene, finalmente, a refrendar la idea que si bien la encuesta es sesgada, es usable (que era el punto de la primera entrada sobre este tema).

 

Ahora bien, para finalizar los cruces sobre educación, y para mostrar ahora que hay cosas no esperables, ¿cuál es la relación entre nuestras escalas y el hecho de tener o no tener hijos en edad escolar?

¿Tiene Ud. hijos en edad escolar, esto es, hijo/s que están actualmente en un establecimiento educacional? (% que responde sí)

Valor Escala Pro-Reforma Escala Anti-Reforma
0 40 35
1 39 37
2 36 34
3 40 43
4 41 48
Total 39 39

Y aquí encontramos que si bien el apoyo a la reforma no se ve afectada por el hecho de tener o no hijos en edad escolar (en todos los niveles de apoyo el porcentaje es cercano al 39% de toda la población); pero el rechazo a la reforma sí está afectado por ello: Un 48% de quienes eligieron la afirmación contra-reforma en todas las preguntas sí tiene hijos contra un 35% de quienes nunca eligieron la afirmación contra-reforma. El tener hijos impacta en rechazar, pero no en el aceptar, la reforma. Esta diferencia nos hace ver, por un lado, la relevancia de haber diferenciado las dos escalas y, por otro lado, que la intensidad del rechazo está más concentrado en ciertos grupos (mientras que la aceptación está más diluida).

Lo anterior -que la escala de aceptación no está asociada, pero sí la de rechazo- sucede en otras ocasiones: Quienes rechazan la reforma tienden a desaprobar más el gobierno de Bachelet, a creer que el país está progresando, que la situación económica del país es buena y muy buena. Lo cual refrenda lo anterior: El rechazo a la reforma no es sólo la inversión de la aceptación, es una actitud distinta, y que está más concentrado en ciertas posiciones e ideas.

 

NOTA: No ponemos en cuadro algunas relaciones que son relativamente ‘evidentes’ y que no tienen, como en el caso de educación, al menos la relevancia de mostrar la validez del constructo: Quienes apoyan la reforma educacional tienden a ser menos de derecha, o ser de estratos más bajos etc.

Las visiones sobre la Educación (o de cómo analizar encuestas intencionadas como la CEP)

Dado que el Centro de Estudios Públicos tuvo a bien liberar la base de datos (aquí el link) y bueno es reconocer dicha práctica, entonces también corresponde revisar los resultados. Ahora bien, que el cuestionario tenga direccionalidad no implica que no se pueda usar, sólo que es necesario tener esa dirección en cuenta (como argüimos en una entrada anterior).

Si nos centramos en las discutidas preguntas sobre educación, y en particular aquellos que dicen relación con la Reforma, se pueden hacer algunas cosas sencillas para comprender las distintas visiones sobre educación. Lo primero es seleccionar las preguntas a usar. Para este análisis usaremos las siguientes:

  1. ¿Cree Ud. que es bueno que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago (pagando matricula y/o colegiatura) para mejorar la educación de sus hijos, o Ud. cree que esto debiera estar prohibido?
  2. ¿Qué le parece que los colegios particulares subvencionados, además de entregar educación, generen ganancias a sus dueños?
  3. ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con que los colegios religiosos tengan un proceso de admisión que verifique si las familias están comprometidas con el proyecto educativo y los valores del colegio?
  4. ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con que los liceos de excelencia del país, como el Instituto Nacional, seleccionen a sus alumnos a través de pruebas de admisión?

Con estas preguntas, puedo contar el número de veces en que las personas responden la alternativa que es pro-reforma (no al copago, no al lucro, no a la selección), con ello creo un índice Pro-Reforma. Y puedo además repetir el ejercicio para el número de veces en que las personas responden la alternativa que es anti-reforma (sí al lucro, sí al lucro, sí a la selección) y con ello se crea un índice Anti-Reforma. Esto da dos indices con puntajes de 0 a 4. Como las personas pueden no responder preguntas estos índices no son simples inversiones (i.e es posible tener 0 en un índice y no tener 4 en el otro por ejemplo).

Al analizar los resultados, sabiendo que las preguntas tienen dirección, habrá que darle más peso a la dirección pro-Reforma: Es muy duro a favor de la reforma, por ejemplo, responder siempre a favor de ella. Y es menos duro en contra de la reforma responder siempre en contra de ello. Tomando en cuenta ello agruparemos en el índice pro-reforma a quienes respondieron a favor de ella en 3 o 4 ocasiones (como núcleo duro a favor), a quienes respondieron a favor de ella en 1 o 2 ocasiones (como grupo mixto, que le gustan algunas pero no todas las propuestas), y a quienes respondieron a favor de ella en 0 ocasiones (como  grupo que no esta a favor de la reforma). Al mismo tiempo en el indice anti-reforma agruparemos a quienes respondieron en contra de ella en 0 o 1 ocasiones (como grupo que no la rechaza), a quienes respondieron en contra 2 o 3 ocasiones (como grupo mixto, que rechaza algunas pero no todas las propuestas) y a quienes respondieron en contra 4 ocasiones (como núcleo duro en contra). Al agrupar sistemáticamente en el extremo a favor 2 posiciones pero no hacerlo en el extremo en contra se puede controlar algo el efecto del sesgo de las preguntas.

Los resultados de lo anterior en la siguiente tabla (en las filas cada una de los índices, en las columnas los grupos en cada escala dividido en un lado a favor, un sector mixto y un lado contra la reforma).

Visiones sobre Educación

Índice A favor Reforma Mixto Contra Reforma
Pro-reforma 29,0 48,7 22,3
Anti-reforma 38,7 47,4 14,0

Entonces un 29% de la población se puede caracterizar como núcleo duro a favor de la reforma (responde en 3 o 4 ocasiones a favor de ella), lo que sube a un 39% si se piensa como grupo abierto a la reforma (responde en 0 o 1 ocasiones en contra de ella). El grupo mixto es de un 49% en el índice pro-reforma y de un 47% en el índice anti-reforma. Finalmente, un 14% se puede definir como núcleo duro anti-reforma (responde en 4 ocasiones en contra de ella) y un 22% puede definirse como grupo más bien cerrado a la reforma (responde en 0 ocasiones a favor de ella).

La tabla no sólo nos muestra que hay diversas visiones sobre la reforma (que es un elemento dado) sino que si bien la reforma claramente no tiene mayoría, el núcleo a favor de ella es más importante numéricamente que el núcleo en contra de ella:  La aceptación sistemática (29%) es mayor que el rechazo sistemático (14%) a la reforma. Además podemos también plantear que la apertura (39%) es mayor que el cierre total (22%)

Ahora bien esto es algo de lo cual el análisis univariado de la CEP ya algo daba indicios: la pregunta sobre si prefería sólo educación estatal o muchos colegios para elegir mostraba un 41% a favor de sólo educación estatal que es una afirmación muy dura a favor de cambios, lo cual daba muestra de la fuerza de quienes quieren reformas muy radicales.

Por cierto que, aunque no son idénticas, ambas clasificaciones no les queda más que estar muy asociadas (el V de Cramer es de ,779), y esto nos permite hacer una clasificación combinada:

  1. El núcleo duro pro-reforma (29%): Quienes declaran sistemáticamente estar a favor de ella (y luego sistemáticamente no declaran en contra)
  2. El grupo mixto (42%): Quienes en ambas escalas están con puntajes intermedios.
  3. El núcleo duro anti-reforma (14%): Quienes declaran sistemáticamente estar en contra de ella (y luego sistemáticamente no declaran a favor)
  4. El grupo más bien abierto a la reforma (6%): Que declara intermedio a favor de la reforma pero no declara en contra de ella.
  5. El grupo más bien cerrado a la reforma (5%): Que declara intermedio en contra de la reforma pero no declara a favor de ella
  6. El grupo indeciso (3%): Que no declara a favor reforma ni en contra de ella.

Si quisiera reducirlo todo a 3 grupos (pro, intermedio o anti) entonces quedaríamos en 35% con disposición más bien positiva a la reforma (suma de 1 y 4), 46% intermedio (suma de 2 y 6), y 19% con disposición más bien negativa (suma de 3 y 5). Pero eso sería más bien sobre-simplificar las cosas.

Por supuesto la mitad del interés de hacer estas clasificaciones está en hacer cruces con ellas (para el análisis descriptivo creo que con la comparación de índices ya tiene interés). Dejemos ello para la siguiente entrada.

Del sesgo de la encuesta CEP y de cómo analizar datos sesgados

Que la reciente encuesta CEP (ver aquí resultados) tiene sesgo en sus preguntas, y en particular en las de educación, es tan evidente que en menos de un día desde su presentación ha quedado, en cierta medida, establecido como un hecho.

El sesgo de las preguntas.

Y si alguien quisiera que esa percepción de sesgo se argumentara, bastaría con hacer notar que no es procedente hacer preguntas dónde a una opción se le da en la forma de pregunta una razón para elegirla y a la otra no. Es la forma más obvia de sesgo. Tampoco corresponde, en general, hacer preguntas cuyas alternativas no cubren todas las posibles respuestas.

Dados esos lineamientos generales preguntas y alternativas como las siguientes claramente no resultan preguntas aceptables (para decirlo de forma clara: son el tipo de preguntas que si las presentara un alumno en un curso de metodología harían que su trabajo fuera reprobado)

¿Qué le parece que los colegios particulares subvencionados, además de entregar educación, generen ganancias a sus dueños? Alternativas:

  1. Le parece mal que se obtengan ganancias y debiera estar prohibido por completo
  2. Le parece bien, siempre y cuando tengan un nivel educacional bueno y los padres estén informados

¿Cree Ud. que es bueno que los padres puedan complementar el subsidio educacional que otorga el Estado a través de un copago (pagando matricula y/o colegiatura) para mejorar la educación de sus hijos, o Ud. cree que esto debiera estar prohibido? Alternativas:

  1. Es bueno que  los padres puedan complementar el subsidio
  2. Debiera estar prohibido que los padres puedan complementar el subsidio

A los sesgos de las preguntas hay que sumar los sesgos de la interpretación. Por ejemplo,  ayer 14 La Segunda tuvo como titular que el 63% apoyaba que el Gobierno negociara con la oposición. Lo que la población respondió fue: Me gustaría que se tratara de llegar a acuerdos entre las coaliciones políticas antes de la votación en el Congreso. Ahora bien, ¿es la oposición equivalente a lo anterior? (¿es la oposición, léase Alianza, la única coalición con la que hay que discutir?) Más aún, pensando en posibles interpretaciones políticas, eso no es necesariamente un apoyo a democracia de los acuerdos. Más aún, eligió en un 63% esa respuesta frente a la alternativa de ‘Me gustaría que se impusiera el programa de gobierno sin consideración de la minoría en el Congreso’.

O pensemos en preguntas específicas. Por ejemplo la pregunta sobre selección académica: ¿Está usted de acuerdo o en desacuerdo con que los liceos de excelencia del país, como el Instituto Nacional, seleccionen a sus alumnos a través de pruebas de admisión? Ahora bien el 54% está de acuerdo con ello. De eso no se sigue que en general estén de acuerdo con la selección académica -la pregunta ex profeso fue sobre liceos de excelencia. O la pregunta sobre si las universidades deben ser gratuitas para todos o sólo para estudiantes de menos recursos. Un 57% declaró que las universidades debieran ser gratuitas para quienes tienen menos recursos. Ahora bien, ¿quienes son, para la población, los estudiantes de menos recursos? No es claro que esa frase les diga lo mismo a quienes respondieron la encuesta que a la élite que lo interprete.

Quizás lo más central es lo siguiente: El rechazo a la reforma como presentada, y a sus principios, no es igual a la aceptación del status quo (o incluso, de preferir sólo cambios leves). Las personas pueden desear cambios muy importantes a pesar que no les convenza la reforma actual y sus parámetros.

 

¿Cómo se puede usar los datos del CEP?

Una vez establecido que las preguntas son sesgadas, ¿se sigue de ello que la información que entrega la encuesta no es usable? Creo que la respuesta a lo anterior es negativa, y que la información de la encuesta puede usarse con provecho.

Primero porque las respuestas a una pregunta de encuesta son, indefectiblemente, respuestas a una pregunta de encuesta. No hay tal cosa como la expresión de la opinión real de las personas a través de estas preguntas. Las personas siempre eligen entre alternativas ya dadas a una pregunta ya dada. Tampoco es que ello ‘distorsione’ la opinión, porque eso implicaría que hay tal cosa como una actitud establecida distinta del hecho de responder a cuestiones en una conversación. Si preguntadas de tal forma responden X y preguntadas de esta otra forma responden Y, ambos son datos importantes para entender el proceso social. Al fin y al cabo, en la vida social sucede que se nos plantean preguntas dadas con alternativas pre-existentes, y no por estar dadas dejan de tener efectos sociales reales. Luego, si bien las preguntas están mal planteadas representan un hecho real: Es lo que la gente piensa cuando se le presentan alternativas tan sesgadas como esas.

Segundo porque si uno tiene conciencia de lo anterior, entonces es posible interpretar mejor los resultados y efectivamente encontrar un mejor uso de ellos. En otras palabras, si en vez de hacer una lectura inmediata tomo en cuenta que estamos ante respuestas específicas dadas en una situación concreta los datos me permiten entender algo de lo que sucede en Chile. Los resultados de las preguntas son resultados ‘exactos’ a condición que los analicemos en lo que son exactos (como respuestas a esa pregunta), al salirnos de ello pierden esa ‘exactitud’.

Una vez dicho lo anterior, entonces ¿que nos dice la encuesta?

  • Es un hecho real de la sociedad chilena que, presentadas alternativas sesgadas como lo hizo la encuesta, la mayoría de los chilenos rechaza eliminar la selección y el copago. Para todo aquél que le interese influenciar los términos del debate, eso es una información muy relevante.
  • Es un hecho también que frente a alternativas y preguntas sesgadas entre un 35% y un 40% de la población responde en cada pregunta a favor de un cambio radical: Por ejemplo un 37% piensa que el copago debiera estar prohibido incluso sí se le dice que es para mejorar la educación de sus hijos. Ese es un núcleo duro.
  • Es un hecho, anómalo en el contexto de la encuesta y en el contexto histórico de Chile, que un 41% de la población declare que ‘Es bueno que la educación sea entregada por el Estado solamente, para que todos reciban la misma educación’. Va en la misma lógica de un núcleo duro importante a favor de cambios muy radicales (de hecho, más radicales de lo que cualquiera ha planteado)
  • Es un hecho que la respuesta de las persona varía de acuerdo a las consideraciones que se pongan explícitas. La situación de las dos preguntas de selección es interesante. El CEP (y esto es un acierto de la encuesta, reconozcamos lo que está bien hecho) diferenció la selección por proyecto educativo y la selección académica y encontró resultados dispares. La selección académica, si es que además se plantea en relación a liceos de excelencia, es aceptada (54%) pero en relación a proyecto educativo no es aceptada (55% en desacuerdo). Si la CEP hubiera hecho un juego similar en otras preguntas hubiera sido de interés.
  • Es un hecho que las personas prefieren colegios de estatus socioeconómico similar: Prefiero que mis hijos vayan a colegios con sus ‘iguales’ a qué estén en colegios con ‘distintos’. Una posible interpretación es que el miedo a juntarse con ‘los de más abajo’ es mayor que la posibilidad de ‘mejora’ por compartir con ‘los de más arriba’. En una sociedad altamente segregada en general no es raro que eso se siga valorando en el colegio. Ahora bien, la pregunta es comparada (se realizó también el 2006, por lo que no es un problema de este cuestionario) y nos muestra una disminución leve de esa preferencia. Sí se quiere, ese es el núcleo duro contra la reforma (del mismo modo que ya vimos algo del núcleo duro a favor de cambios).

Para calibrar los datos sería bueno disponer de las bases (el CEP no las ha liberado al momento de escribir estas líneas) y quizás sería excelente poder disponer de una encuesta con el sesgo contrario: Que buscara respuestas pro-reforma. Al tener los efectos de dos sesgos distintos podemos calibrar la variación de las respuestas de acuerdo a las consideraciones que cada pregunta instala.

La Voluntad de Segregar. Unas notas a propósito de los debates en Educación

Fernando Atria hace unos pocos días envío una carta al Mercurio (link aquí) en que planteaba, en torno a la Reforma, que los críticos -escudándose en la libertad de educación- más bien defendían la libertad de los colegios para segregar que la voluntad de los padres de elegir colegio.

Cuando la derecha dice proteger la libertad, entonces, no le interesa la libertad de los padres de elegir, sino la de los establecimientos de excluir

La Tercera, en columna editorial de hoy 31 de mayo (link aquí), nos dice que la libertad de selección del colegio es parte de la libertad de los padres. Veamos el argumento:

En esta opción y en la propuesta de suprimir la selección de los alumnos subyace la noción equivocada de que las familias que han optado masivamente por trasladar a sus hijos desde la educación municipal a la particular lo habrían hecho “engañados” y no por razones de calidad. El problema es que al eliminarse la selección, lo que se suprime también es la libertad de los padres por escoger el establecimiento y el proyecto educativo que mejor satisfacen la educación que quieren dar a sus hijos. En esa decisión no sólo está presente el rendimiento académico, sino que múltiples factores que los padres tienen en cuenta y que van desde el orden, la seguridad y la ausencia de paros, hasta aspectos más de fondo, como opciones religiosas, culturales o de otro tipo.

En el argumento, entonces la selección es parte de la libertad de los padres. Aunque el inicio hace mención del tema de calidad -que es lo que la investigación ha mostrado no es el caso, la diferencia se sabe la produce la diferencia de nivel socioeconómico-, lo central viene después. Lo que el artículo dice explícitamente es que los colegios se eligen por múltiples cosas y que por ello sería necesario selección. Pero eso no tiene mucho sentido en el nivel explícito: ¿Por que si los colegios no pueden seleccionar no pueden preocuparse del orden o tener opciones religiosas? (i.e el colegio bien puede seguir dando contenidos religiosos a sus clases y actividades extraprogramáticas, aún cuando no pueda seleccionar).

Lo que está implícito, y que es lo que le otorga sentido es lo siguiente: Que los padres cuando eligen colegio no sólo eligen colegio (y sus formas y prioridades) eligen compañeros de curso y eligen otros apoderados. Y que la selección no es que les permita  elegir opciones de sus colegios (que eso sigue estando) lo que les permite es que queden fuera de los colegios de sus hijos los posibles compañeros o apoderados que son indeseables.

En otras palabras, una hipótesis a explorar, pero que al menos a mí me parece más que plausible, los padres desean segregar y la selección es parte de lo que permite lo que ellos desean: Separarse de otros. Los colegios de nombre inglés que el Ministro Eyzaguirre se burlaba hace poco no cumplen opciones de calidad, lo que cumplen es una opción de diferencia y segregación (i.e en este colegio no estarán los realmente desafortunados, que es precisamente lo que deseo).

Esto es, de hecho, algo que habíamos planteado en este blog hace mucho tiempo. En una entrada del año 2008 planteábamos (De un Olvido en el Debate sobre Educación):

En otras palabras, la desigualdad en la educación es un resultado buscado y deseado por esos padres. Que es lo que hace que el lucro (y la diferencia que produce) no sea un problema de unos malvados que ganan dinero con la educación -al final de cuentas, no muchos reclaman por los malvados que ganan dinero con la alimentación. Es un problema de una voluntad de todo un segmento social para asegurarles a sus hijos una posición por sobre otros hijos.

En la medida que eso se vea amenazado no sólo debieramos observar una mayor resistencia a los aspectos de la reforma que puedan afectarlo (porque el tema del copago a nadie molesta, pero la selección si ha generado resistencias), sino que esa voluntad, algo oculta en el debate, deba aparecer cada día con mayor claridad -aunque no sé si llegue a declararse en toda su brutalidad.

Ingreso por Nivel Educacional, usando la Encuesta Suplementaria de Ingresos 2010

A propósito de una discusión en la clase de ayer en el doctorado en el seminario de Ideología, pudiera ser útil una presentación de datos sobre remuneraciones y educación.

Usando los datos disponibles más recientes de la Encuesta Suplementaria de Ingresos (a los que se pude acceder en el INE aquí), que corresponden a Diciembre del 2010 uno encuentra lo siguiente (es el Cuadro 10)

Nivel Ingreso Medio
Nunca Estudio 112.839
Educación Preescolar 154.644
Educación Primaria (Nivel 1) 163.107
Educación Primaria (Nivel 2) 187.172
Educación Secundaria 270.218
Ed. Superior No Universitaria 407.462
Educación Universitaria 749.569
Postítulos y Maestría 1.492.995
Doctorado 1.102.286
Nivel ignorado 308.604
Poblacion Total 360.265

El dato nos muestra el fuerte aumento de ingresos por nivel educacional, pero es interesante lo que ocurre a los mayores niveles educacionales. La relación es positiva hasta el nivel de maestría y postitulo, pero el paso al nivel de doctorado implica una disminución de ingresos -aunque todavía siguen siendo superior a la universitaria.

Los datos de género (que no muestro en la tabla pero están en el original del INE) también son de interés. En lo que concierne a los doctorados, los hombres doctores ganan alrededor del doble que las mujeres doctoras (1.400.000 frente a 700.000)

Por cierto que pueden existir muchos otros factores que afecten los datos. Por ejemplo, ¿cuanto del aumento de ingresos de las maestrías se debe solamente a los MBA? Y dado que el aumento de los postgrados en Chile es reciente, quizás hay un efecto etáreo en los ingresos. Pero, bueno, es una primera aproximación que se puede seguir desarrollando.

NOTA: ¿Son significativos estos datos? Al fin y al cabo, los doctorados son pocos y por más que la NENE tenga una muestra amplia (36.000 hogares en los que se entrevista a todos los miembros del hogar de más de 15 años, ver la metodología de la NENE aquí) uno bien pudiera preguntarse por el tema. Ahora, no teniendo la base -aunque no sería mala idea conseguírsela en el INE- uno de todas formas puede hacer un cálculo rápido.

¿Cuantos de los entrevistados son doctores? Para ello primero hay que establecer el número de entrevistados. Lo primero es estimar cuantas personas mayores de 15 años hay por hogar. De acuerdo a la NENE hay 13.642.000 de estas personas y 5.067.000 hogares, entonces uno puede establecer que hay 2,7 personas de esas características por hogar. Entonces, la encuesta entrevisto a alrededor de 96 mil personas. Lo segundo es establecer cuantos personas hay por un doctorado. La encuesta nos dice que hay 12.121 doctorados ocupados, por lo que dividiendo la población de 15 años y más por esa cifra nos da que hay un doctorado por 1.125 personas. Dada esa proporción y el total de la muestra, debiéramos tener alrededor de 85 doctorados en la encuesta. Y con 85 doctorados, incluso usando desviaciones estándares muy altas (por ejemplo, igual al promedio) las diferencias son significativas. De hecho, y es la razón por la cual pusimos ese dato, incluso la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres doctores -a pesar de los n tan bajos- es significativa.

Una nota sobre la base de apoyo de las protestas estudiantiles

En algún post anterior sobre las movilizaciones dije que lo importante de ellas no era que los estudiantes se movilizaran (en última instancia, los estudiantes de universidades públicas siempre lo hacen), sino el hecho de su convocación exitosa de otros actores -en lo fundamental, de adultos que o son familiares directos de estudiantes o lo son de futuros estudiantes.

Lo cual me lleva entonces a lo siguiente: ¿qué grupos son los que están protestando? En particular, en relación a las movilizaciones de estudiantes de educación superior. Es relativamente claro (creo) que esas protestas son fundamentalmente de grupos medios. La expansión de la educación superior ha sido bastante amplia, pero también es claro que los principales beneficiados en general han sido grupos medios. No los que ya tenían relativo acceso (digamos parte del C2 para usar la segmentación del marketing), pero si en grupos medios-bajos (C3). Es allí donde la dinámica de tensiones que produce el pago y el endeudamiento es más crítica. Ellos son los grupos, también, uno puede plantear que son los que usaron las herramientas como el crédito con aval del Estado, que es la forma más cara de crédito para educación superior.

En otras palabras, las clases medias emergentes que les decían. Los grupos donde se vive la primera generación en educación superior, que han experimentado en general un aumento en su estándar de vida, y que están claramente involucrados en el proyecto educacional como un proyecto familiar.

Ahora, si lo anterior es correcto, entonces esos grupos son los mismos que hicieron ganar a Piñera. El estudio de Aninat y Elaqua mostraba que la clase media aspiracional había sido clave en el triunfo de Piñera. ¿Y que los caracterizaba? En el resumen del texto:

 Los datos muestran que las comunas de clase media aspiracional se caracterizan por tener (1) alta cobertura de educación superior, (2) alta matrícula particular subvencionada y (3) alta participación laboral femenina

O sea, el tema educacional en ellos era central. Por lo tanto, la base de apoyo de las protestas estudiantiles había sido una importante base de apoyo de la elección de Piñera.

(*) Esto también explica una de las cosas que entre medio sorprendió a algunos: La coexistencia de altos niveles de satisfacción (como lo mostraba la encuesta CEP) con este ambiente de movilización. Estos grupos, uno puede plantear, tienen bases para satisfacción: una historia de ascenso y mejoramiento de su estándar de vida, relaciones familiares en general buenas etc. Lo cual no quita que, al mismo tiempo, tengan preocupación por este tema. Por decirlo de alguna forma, la situación en educación representa una amenaza a la historia que les permite estar satisfechos.

Sobre las movilizaciones de Educación

Al final, creo que el tema de las movilizaciones por Educación tiene un núcleo relativamente sencillo (y que por lo mismo resulta bastante difícil de superar, y que resulta central para la sociedad chilena). La pregunta crucial para entender las movilizaciones es ¿por qué no pasaban estas cosas hace 15 años? (digamos durante los ’90 o principios de los ’00).

Es claro que no es porque se estuviera de acuerdo con el lucro y esas cosas, o que a los estudiantes les diera lo mismo el fortalecimiento de la educación pública, o que se quisiera educación gratuita (o arancel diferenciado). Ese discurso y demanda siempre ha existido entre los estudiantes (y me imagino en general en la sociedad). De hecho, los estudiantes de educación superior siempre se movilizan (tomas y paros son parte normal del estudiante universitario de universidad pública). Lo inusual entonces es, de hecho, la facilidad con que el resto de la población se ha sumado a estas demandas. Una manifestación de 100 mil personas, obviamente, no se construye con puros estudiantes. La diferencia esencial (y lo que gatilla la participación de otros actores) no se puede encontrar entonces en el tipo de demandas -que son permanentes.

Creo que la diferencia esencial se debe a un cambio estructural de la situación de educación superior. En los ’90 teníamos una apuesta que podía ser costosa pero que parecía muy razonable, en un contexto de ampliación que implicaba para muchas familias la incorporación a ese mundo. Era claramente una situación de  ascenso social. ¿Cuál es la diferencia en la actualidad? Una educación algo más costosa, pero además donde la conciencia de los costos es mayor (por ejemplo, los alumnos que desertan, pero no por ello dejan de estar endeudados); pero quizás más crucial, un escenario donde aparece una duda relevante sobre el resultado de esa inversión (sobre los ingresos, sobre la inserción laboral?). En particular, la expansión ahora puede percibirse como amenaza de los logros de la inversión (si todos tienen educación superior, entonces ¿de que servirá?). Puede que los datos objetivos no sean tan negativos -y sigan mostrando un ‘retorno’ positivo- pero que subjetivamente aparece una duda relevante, sobre una apuesta con costos altos, creo que es una hipótesis más que plausible. En cualquier caso quedarse con la idea que el sistema funciona porque su cobertura es mayor, es quedarse en un diagnóstico que se podía defender hace 15 años, pero que claramente no suena razonable para la población ahora.

No estaría de más mencionar que una duda sobre la pérdida del valor de una apuesta educacional suena más razonable cuando pensamos que, en particular para los sectores medios-bajos y bajos, ya hay una experiencia de devaluación de inversión educacional anterior: La educación media completa. Alguna vez completar educación media (o humanidades) implicaba un ingreso mayor, mejores empleos, y alguna forma de ascenso social, pero en el momento en que se universalizó perdió esas características. ¿Y si pasara lo mismo ahora que se expande la educación superior? Tomando en cuenta el costo de la inversión, la repetición de ello sería claramente un desastre para esas familias.

Si es lo anterior lo que está detrás de la crisis educacional (una inversión que pierde sentido, por aumento de costos y una creciente duda por lo que se puede lograr con ella), entonces claramente es una situación bastante difícil de solucionar. En última instancia, el tema del costo podría solucionarse; pero ¿y los resultados? La ‘solución’ vía limitar el acceso claramente es inviable. Para garantizar que la educación superior  permite obtener resultados incluso si se amplía su cobertura requeriría un real aumento de calidad, que tampoco es fácil de lograr. En todo caso, es un tema estructural.

Lo cual nos lleva al último punto, y el más crucial. Una de las características más claras de la sociedad chilena de las últimas décadas es la centralidad del proyecto educacional para organizar (y para dar sentido) las acciones y los proyectos de las familias. En particular, en los segmentos medios-bajos y bajos. Si este proyecto entra en crisis, entonces no es tan sólo un tema de educación; es que todo queda sin mucho sentido.   La idea que a través de la educación se asciende en la sociedad es uno de los ejes, finalmente, en los que descansa el actual orden social en Chile.

Educación Redux

A propósito del argumento hecho sobre el debate en educación en un post reciente, uno bien podría fundamentar la idea que la base del tema tiene que ver con el carácter rankeador de la educación, con una comparación con Salud.

Porque en el tema de Salud, efectivamente hay críticas al lucro, pero no existen críticas al hecho de clínicas privados (que lucren). La crítica está hecha sobre las Isapres, pero la clínica privada -el equivalente de los colegios lucradores- no recibe muchas críticas.

Y creo que se debe a lo siguiente: En el caso de salud, que otros -que pagan mucho más- tengan acceso a mejor salud y mejores tratamientos no es el tema. El problema es sí yo no recibo tratamientos. En otras palabras, en tanto la salud pública sea medianamente decente, el hecho que haya salud de mejor calidad no genera mayores reclamos.

Pero en educación tenemos la situación contraria: Porque no se reclama sencillamente que la educación pública sea de calidad, sino se reclama por la mera existencia de educación de mejor calidad que la anterior. No estamos hablando solamente de calidad, sino las diferencias son el tema central.

La raíz de la diferencia tiene que ver con el rankeo. En salud, mi experiencia no está centrada en el ranking: El valor del servicio que recibo no se ve afectado para nada por la existencia de otros servicios (de mayor o peor calidad), es indepdiente y se valora en sí mismo. Pero en educación, si lo está: El valor del servicio que recibo si se ve afectado directamente por otros servicios: Porque el valor es relativo, y es de bajo valor si existen muchas educaciones de mejor calidad que la mía.

En otras palabras, siendo educación un bien competitivo (por un recurso escaso -el acceso a la Universidad) la diferencia es el tema central. En salud, que no es bien competitivo, la diferencia no es el tema central.