VOC y EIC

En discusiones sobre el comercio global entre los siglos XVI y XVIII hay dos temas que me parecen de interés analizar, y ambos tienen que ver con las dos principales compañías de comercio con las Indias orientales: la VOC holandesa y la EIC inglesa.

La primera tiene que ver con su importancia. Los historiadores del período, en reacción a las ideas de dominio Europeo (la era de Vasco de Gama) han enfatizado en los últimos decenios que ninguna de esas compañías dominaba el comercio en el Oriente. Que los comerciantes indios, por ejemplo, mantuvieron su importancia y compitieron con estas compañías en igualdad. O que los estados poderosos (digamos Japón o China) tenían toda la capacida para limitar sus actividades y tratarlos de manera subordinada (por ejemplo, no sólo limitando los lugares y formas en que se comerciaba, sino de hecho los precios -como sucedía en las transacciones entre la VOC y el gobierno japonés).

Sin embargo, eso olvida algunos elementos, que muestran que esas compañías no estaban en situación de igualdad y que, aunque no estamos en el siglo XIX con un dominio europeo completo, los europeos si estaban en una posición más poderosa. Primero, que son los europeos comerciando en India, no los indios comerciando en Europa. Esto tiene aun más importancia, cuando hacemos notar que, la VOC es el caso más claro, no se limitaban al comercio Oriente-Europa, sino que participaban en el comercio intra-asiático. En otras palabras, hay una diferencia crucial: mientras hay europeos en todas partes, el resto se limita a comercian en su área. Lo segundo, es que si bien no hay al parecer muchas ventajas en lo que concierne a técnica comercial, si lo hay en técnica organizativa. La unión de comercio / fuerza militar / carácter semi-estatal de compañías como la VOC y la EIC les daba una ventaja en términos de flexibilidad en estrategias a seguir que sus competidores no tenían. Ninguna de esas ventajas fue, en los siglos de los que hablamos, lo suficientemente fuerte como para eliminar la competencia, pero no dejaban de ser ventajas.

El segundo elemento es la ‘modernidad’ de esas instituciones. Por una parte, organizativamente tienen muchas de las características de las modernas corporaciones. La VOC, de hecho, tiene la triple estructura de propietarios / directores (los Heren XVII) / gerencias (el director en Batavia) que es común en la actualidad. A los mercados accionarios en los que participan se les puede aplicar tranquilamente buena parte de las teorías modernas. En otras palabras, una parte no despreciable de las instituciones económicas de la modernidad tienen su origen en esas compañías y en ese tipo de comercio.

Entre otros, para discutir de esto me he basado en fundamentalmente en:
Kenneth Pomeranz, The Great Divergence, Princeton University Press, 2000.
Richard Tracy (ed) The Rise of Merchant Empires, Cambridge University Press, 1993
Robert Ekelund, Robert Tollison, Politicized Economies, Texas A&M, 1997
Jan de Vries, Ad van der Woude, The First Modern Economy, Cambridge University Press, 1997

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