Antropología y Sociología (II) Una nota sobre la visión histórica

Aunque en general no es mucho lo que un sociólogo sabe de historia, tiene una imagen bastante clara de sus principales características. Primero, que el suceso básico de la historia es el paso de las sociedades tradicionales a las modernas (con discusión si ahora no estamos viviendo otro suceso tan básico como el anterior). Segundo, y aunque su relación con la afirmación anterior no siempre es clara o coherente, que la historia no puede analizarse como evolución, y menos como un cambio lineal hacia el presente. En cualquier caso, los eventos más importantes de toda la historia de las sociedades son recientes, y de hecho no mucho más antiguos que la sociología misma, y para quienes la modernidad nace en el siglo XIX de hecho tan antiguo como la disciplina.

No deja de ser interesante que esta imagen, tan difundida al interior de la disciplina, sea tan distinta a lo que ocurre en antropología. En ese campo es más usual (al menos tradicionalmente) distinguir entre bandas, tribus, jefaturas y estados como los pasos centrales de la evolución social. Aquí, como podemos observar, los eventos importantes son antiguos -el nacimiento del Estado es alrededor de 5 milenios en el pasado. Y hay menos problemas con el tema de la evolución como tal.

No deja de ser interesante que la evolución en ciencias sociales sea muchas veces pensada como algo lineal y con un telos -que se dirige a un lugar determinado. A más de un siglo que  escribiera Darwin, y por lo tanto de un pensamiento en que la evolución no tiene telos ni es lineal no deja de ser curioso, y una buena muestra de la independencia y aislamiento de las disciplinas de las ciencias sociales del resto del mundo.

Un aislamiento que se muestra además, como hemos visto, en el hecho de esta coexistencia de visiones tan distintas sobre la historia social. Aunque, en última instancia, hay que reconocer que al menos los antropólogos no sufren del sesgo de lo reciente.

Antropología y Sociología (I) Una nota sobre métodos cualitativos en dos disciplinas

A veces hacer clases implica que uno se da cuenta que cosas que son un poco obvias, pero uno las había pasado por alto.

Revisando para una clase de metodología el libro editado por Manuel Canales sobre Metodologías de Investigación Social, me di cuenta que en el listado de técnicas cualitativas sólo están representadas técnicas de entrevista. Lo cualitativo, es finalmente, un análisis de discursos.

Ahora bien, eso es muy extraño (y lo extraño también es no haberlo notado antes). Porque en antropología, la técnica cualitativa ‘clásica’ es la etnografía -que no puede reducirse, para nada, a una operación de entrevista. Lo que desaparece en el texto es todo lo relacionado con la temática de la observación y de la integración en aquello que será estudiado.

Y esto tiene que ver, creo, con un tema disciplinario. El texto de Canales es un texto escrito por sociólogos para sociólogos, y la introducción de lo cualitativo en la disciplina (y en particular en Chile) ha estado centrada en el tema del discurso. El sentido se piensa como algo inscrito en discursos y en textos. Y lo social se piensa en términos de ese sentido.

Pero reducir el sentido al discurso y al texto (y esto sin entrar siquiera al tema de reducir lo social al discurso y al texto) no tiene mucho sentido. El sentido es (también) algo que está inscrito en las prácticas, y las prácticas no se dejan abordar solamente como texto. Es por ello que hay que observarlas -y es por ello que se inventó la etnografía.

Ahora, tampoco hay que olvidar que las prácticas incluyen habla, y que lo que intentamos es recuperar sentido. En otras palabras, una observación interna no una externa. La observación cualitativa incluye conversación. Pero claro está, eso es ya sabido en antropología, y por eso es la etnografía el método ‘clásico’ para investigar cualitativamente.

Si la entrevista es un medio para indagar sentidos en los discursos; la etnografía es un medio para indagar sentidos en las prácticas. Lo que no debiera olvidarse en sociología es lo que la antropología siempre supo: el sentido no se puede pensar solamente como discurso.