A propósito de la innovación

He de reconocer que entre las innumerables cosas que nunca me han terminado de convencer está todo lo relacionado con lo innovación. ¿Por qué? Independiente de otras cosas, porque su uso en Chile me parece que no es más que la última versión de un deporte favorito de nuestra élite: mostrar cómo el pueblo no está a la altura de ‘los desafíos de la actualidad’, y que -al fin y al cabo- la culpa de todo (de que no seamos buenos ciudadanos modernos, desarrollados, ilustrados etc.) está en ellos.

Y así declaramos que tenemos un problema con que la población no es lo suficientemente innovadora, así como años atrás no era lo suficientemente emprendedora y antes quién sabe que cosa no era.

Ahora, el problema es que -por el contrario- creo que buena parte de nuestros problemas se debe a la élite, en parte a la actitud que su aproximación al tema de innovación muestra: Porque el principal problema para innovar, si se quiere, es precisamente esa visión negativa, menospreciadora, que la élite tiene sobre el resto de la población. La élite depende, al menos en su auto-conciencia, de pensarse mejor -de pensarse moderna, desarrollada, ilustrada, a la altura de la actualidad, globalizada, whatever- que el resto de la población. Y como es claramente mejor, entonces claramente se justifica la mirada y las acciones autoritarias, diariamente humillantes que realiza, porque ¿qué otra cosa se merece una población media bárbara al fin y al cabo?

Como una muestra de que el problema para la innovación (o para lo que sea en realidad), uno puede pensar en una reciente entrevista publicada en La Tercera de alguien cuyo nombre prefiero no recordar. Un ex-miembro de la Comite de Innovación crítica las acciones porque, claramente, no están los expertos, y porque -y he aquí lo crucial- no se hace lo que hay que hacer: enviar 20 o 30 personas al extranjero para que se conviertan en expertos en innovación.

Repitamoslo: La solución para la falta de innovación de la sociedad chilena es enviar 20 o 30 personas para convertirse en expertos. ¿Necesito decir porqué eso es el absurdo total? ¿Qué pensar que un problema social porque hay algunos expertos en la élite es no comprender nada de nada? ¿Qué es una muestra que nuestro problema central es la increíble limitación de las élites para pensar fuera de ellas?

Conste que la estrategia de enviar gente fuera para que estudie sistemas extranjeros en sí no es mala. Los japoneses la usaron extensivamente en la era Meiji y mal no les fue. Pero nosotros la hemos intentado muchas veces -no sería la primera vez que se envian personas a convertirse en expertos al extranjero- y no nos funciona (*).

(*) La excepción serían los Chicago Boys. Pero en ese caso los muchachos se dedicaron efectivamente al cambio estructural. Que creo es también lo que se necesitaría para el caso de innovación. Del mismo modo que, con todo el rechazo cultural al mundo del mercado, cuando estructuralmente las acciones requeridas fueron de mercado, bien terminamos en ese mundo; algo me dice que eso debiera pasar en el mundo de la innovación. Pero por algo entre las naciones más innovadoras se encuentran las nórdicas, y entre las innumerables cosas que nos diferencian no estará de más recordar que son sociedades más igualitarias que la nuestra. No es tán solo un asunto de diferencias en el índice de Gini, es una diferencia en la equiparidad de trato -a quienes se trata como iguales- que creo crucial.

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