Algunas notas sobre los ingresos de los trabajadores por cuenta propia en Chile, CASEN 2013

Algo largo el título. El tema de los ingresos de los cuenta propia ha tenido alguna presencia en este blog por un tiempo. En los tiempos previos a la CASEN 2013 un dato recurrente era que -a igual nivel educacional- los cuenta propia tenían mayores ingresos que los asalariados. En la CASEN 2013, debido al cambio en metodología, ese resultado cambió, y pasaban a tener una fuerte desventaja

Ahora bien, una cosa era dejar esto en el tema de ‘ve que importa la metodología de medición’. Sin embargo, estimando que la cosa no podía quedar en ello, y dado que era parte del trabajo para la tesis, me dediqué a explorar en mayor profundidad el tema. O sea tomar en cuenta que (a) sí, los independientes pueden tener sesgos a la baja al estimar ingresos, (b) hay un tema con la cantidad de horas de trabajo, (c) algo habíamos dicho sobre la dispersión de los ingresos (que es mayor entre los cuenta propia). Lo que, finalmente, termina por dar que si se toma todo lo que hay que tomar en consideración, el ingreso de los cuenta propia no es inferior, controlando por educación, al de los asalariados (en particular, de los privados); y que, por otro lado, tiene un piso inferior y un techo superior lo que lo convierte en una alternativa de mayor riesgo: Buscado quizás por quienes se sienten mejor que el promedio (ilusión que no deja de ser común), rechazado por quienes no se sienten seguros de ello.

En cualquier caso, lo que muestra es algo que me interesa defender en la tesis: Que la simple distinción entre cuenta propia precarios (de menor productividad, ingresos, educación) y cuenta propia por elección (de mayor productividad, ingresos y educación) no resulta suficiente. En todos los niveles de calificación se da la misma dinámica (promedios no muy lejanos, pero mayor dispersión) y eso cruza entre esos dos polos. Claro está que los cuenta propia de menor calificación tienen menores ingresos que los de alta calificación, pero ello no es algo específico de ellos, es común a los asalariados también; y centrarse en ello no nos permite observar situaciones que son comunes a ese estado cruzando esos distintos niveles.

En todo caso, volviendo al tema metodológico inicial. Si pensamos que distintas decisiones metodológicas producen resultados distintos, pero si en tanto cada una de ellas da cuenta de parte de la realidad, entonces cuando los resultados divergen en vez de simplemente optar por uno o por otro hay que indagar en mayor profundidad. Y al hacerlo salen más cosas (por ejemplo,  el dato que no había tomado antes en consideración pero que en sí mismo es muy importante que hay una buena cantidad de trabajadores por cuenta propia con un número muy bajo de horas de trabajo); que permiten finalmente tener una mejor idea de lo que sucede.

En todo caso, sin mayor preámbulo, el link al paper.

El Ingreso de Independientes y Asalariados en la CASEN 2013. O de la importancia de cambiar de Mediciones

Cada vez que salen los datos de la CASEN hemos repetido en este blog el mismo ejercicio: Comparar el ingreso de trabajadores independientes y asalariados, controlando por nivel educacional. En todas las ocasiones hasta ahora había dado el mismo resultado: los cuenta propia (o sea sin empleadores) obtenían mayores ingresos que los asalariados (reuniendo asalariados sector público y privado, y excluyendo trabajadores domésticos y FF.AA). La diferencia además era relativamente relevante (alrededor del 50%).

Luego la idea era realizar la comparación de nuevo con la CASEN 2013. Sin embargo en esta ocasión había una diferencia de interés: La CASEN 2013 al revés que en ocasiones anteriores no realizó una corrección por cuentas nacionales; y los trabajadores independientes era uno de los grupos que más se veía afectado por esa corrección. La CASEN 2013 se basa en las respuestas de las personas a las preguntas de ingresos sin mayor corrección.

Esa diferencia en los métodos produce, entonces, una diferencia radical en los resultados. Veamos:

Ingresos Promedio Ocupación Principal por Categoría Ocupacional y Nivel Educacional

Independientes Asalariados Diferencia % Diferencia % CASEN 2011
Sin Educación Formal 142.206 212.223 -33% 1%
Básica incompleta 171.215 228.275 -25% 32%
Básica Completa 205.951 249.033 -17% 44%
Media Humanista incompleta 216.205 263.060 -18% 59%
Media T-P incompleta 200.520 316.515 -37% 30%
Media Humanista Completa 268.758 317.515 -15% 81%
Media T-P Completa 274.388 332.852 -18% 46%
Superior incompleta 355.817 409.832 -13% 103%
Superior Completa 742.002 808.807 -8% 55%

El año 2013 las diferencias son todas a favor de los asalariados, mientras que el 2011 eran siempre a favor de los cuenta propia (como siempre habíamos dado las diferencias en positivo, cuando beneficiaban a cuenta propia, en el cuadro presentamos las diferencias CASEN 2013 en negativo, al ser inversas).

De hecho, los ingresos de la ocupación principal disminuyen para trabajadores por cuenta propia entre CASEN 2011 y 2013 (a partir de media completa de manera bastante fuerte, los ingresos nominales disminuyen alrededor de un 50% en varios casos).

Lo que nos indican los datos es que claramente no se puede comparar directamente los resultados de la CASEN 2013 en ingresos con CASEN anteriores -dado que ha cambiado la metodología. Dado que la metodología de la CASEN 2013 implicó dejar de hacer ajustes anteriores, en principio se podrían hacer comparables de nuevo si se usan los datos brutos de CASEN anteriores (y si mal no me equivoco, las bases están disponibles).

La pregunta que cabe hacerse, es ¿qué dato representa mejor la realidad? Hay algunas consideraciones que se pueden plantear en torno a que realizar ajustes tiene sentido, en particular para trabajadores por cuenta propia: Primero, que son ingresos más difíciles de estimar (al ser inherentemente variables), y una estrategia de respuesta puede ser dar el una estimación mínima (‘menos que eso no gano’). Segundo, hay algunos estudios -pero realizados para EE.UU- que indican que las personas pueden responder a las encuestas de ingresos como si fueran formularios de impuestos y reducir el ingreso reportado, operación que es más sencilla para los asalariados (ver Are Household Surveys Like Tax Forms? Evidence from Income Underreporting of the Self-Employed, Hurst, Li y Pugsley, The Review of Economics and Statistics, 2014, 96: 19-33, y originalmente era un paper del NBER publicado el 2010). Por otro lado, la decisión de no realizar ajustes dice relación con que normalmente no se hacen en otros países, y por lo tanto por comparabilidad tiene sentido no hacerlo. Es necesario decir que, dado que había hecho el ejercicio varias veces estoy algo comprometido con la idea que era más adecuado realizar ajustes, así que la opinión puede no ser completamente imparcial -pero creo que la corrección tenía sentido.

En cualquier caso, nos encontramos con lo que debiera ser conocido: los resultados no son independientes de los métodos. Un resultado que era estable en la CASEN, al menos había ocurrido en todas las que había revisado, al cambiar la forma de medir ingresos se revierte.

¿Consejo? Lea, aunque le parezcan aburridas, las secciones metodológicas de los textos que le interesan, porque los resultados dependen de ellos.

La disminución de la Pobreza en Chile (2006-2013)

El hecho que los resultados de la última CASEN hayan presentado tres cifras ‘oficiales’ de pobreza (7,7% usando pobreza de ingresos ‘tradicional’, 14,4% usando pobreza de ingresos medida con nueva metodología y canasta, 20,4% usando pobreza multidimensional) debiera, espero, tener una consecuencia: La de eliminar el fetichismo de ‘la’ cifra de pobreza. Como casi cualquier fenómeno que no es fácil de medir, hay variadas alternativas de medición -cada una con sus fortalezas, problemas  y usos.

De hecho, en otros aspectos de la vida social se está más acostumbrado a tener varias cifras al mismo tiempo. Están las conocidas M1 a M6 para medir masa monetaria, para medir desempleo el Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos también usa U1 a U6 (link aquí). En el caso de pobreza tener una cifra para medir pobreza de ingresos y otra para medir pobreza multidimensional parece razonable, dado que ambos se refieren a aspectos que son diferentes en la realidad (y por lo tanto que no quedan cubiertos al mismo tiempo con ninguna cifra particular).

De las distintas cifras presentadas

Dicho lo anterior, procedamos entonces (en base al documento del MDS) a realizar algunas observaciones sobre las modificaciones.

La cifra tradicional, como ya ha quedado claro en la discusión pública, es distinta a lo que se había dicho anteriormente por parte del MDS el 2011 y el 2013. La raíz de ese asunto, que también fue discutida en su época, dice relación con una modificación que realizó la CEPAL a la medición de pobreza en América Latina en esos años, que fue producto a su vez del comportamiento de inflación. CEPAL decidió diferenciar la cifra de inflación de alimentos de la cifra de inflación de otros bienes al calcular el valor de las respectivas canastas, porque en esos años se observó un aumento importante del precio de los alimentos, que fue mayor al obtenido en otros bienes. Por lo tanto, simplemente multiplicar por dos no parecía adecuado. Este año, el MDS decidió usar ese tipo de correcciones de la CEPAL. En principio, ese tipo de correcciones parece razonable, pero el criterio se podría aplicar retroactivamente en todo caso (no debe ser la primera vez que la inflación de alimentos y de otros bienes es muy diferente); y genera otra serie de consideraciones que veremos más adelante.

La nueva cifra de pobreza de ingresos no es sólo una adecuación de canasta. Algo que, por cierto, venía siendo pedido por muchos años dado que en realidad la canasta usada (basada en la Encuesta de Presupuestos Familiares de 1987) ya no tenía sentido. El ejemplo más usado era del de aceite en bolsa, cuya variación ya no dice mucho de lo que pasa con las familias en Chile. Durante mucho tiempo se defendió su continuidad por el tema de comparación, pero eso dependía -finalmente- de que sólo se usara una cifra. La decisión de usar más de una cifra elimina ese problema: Si queremos comparar ‘lo mismo’ podemos usar esa cifra hacia atrás, si queremos una cifra que mejor dé cuente de las realidades de consumo actual tenemos otra cifra.

Pero como ya se dijo no es sólo una adecuación de canasta. Se usan medidas de equivalencia, para dar cuenta del hecho que existen ciertas ‘economías de escala’ (un hogar de dos personas no necesita doblar su gasto en relación a un hogar de una persona para alcanzar el mismo estándar de vida). Se amplía el valor de vivienda inputada (el ahorro que implica que no pagas arriendo cuando eres propietario), a viviendas cedidas por ejemplo (que también tienen ese ahorro aun cuando no sean propietarios). Finalmente, no se ajusta a cuentas nacionales -como se hacía con anterioridad. Esto sigue la práctica de los países de la OCDE pero a decir verdad a mi personalmente me produce algo de resquemor: Los datos auto-reportados de ingreso, que son los que usa la CASEN, por más cuidadoso que sea en el cuestionario, siempre tienen problemas de validez y confiabilidad. En todo caso, en general son cambios que seguían las recomendaciones de las múltiples instancias para discutir posibles cambios de la CASEN.

Finalmente, tenemos pobreza multidimensional que incluye además otras dimensiones que afectan el bienestar, aparte del ingreso. A saber: Educación, Salud, Trabajo y Seguridad Social, y Vivienda. También esto era algo que se venía discutiendo desde hace tiempo. No sé si me convence la aplicación específica realizada (darle la misma importancia a todos no deja de ser un juicio por más que parezca ‘imparcial’). Pero bueno, ya tener un dato de este tipo es relevante.

 

De los resultados de las distintas cifras

Ahora bien, los resultados siguen todos la misma tendencia no importando la medida de pobreza que se use. Sea cual sea la forma de medir se observa una importante disminución a lo largo de los años en cuestión. Las diferentes formas de medir producen importantes diferencias en la magnitud de la pobreza (se doble o casi triplica el nivel) pero en todos los casos sigue la misma tendencia a lo largo del tiempo.

Evolución de Pobreza en Chile 2006-2013 (fuente: MDS)

evolucion_pobreza

La robustez de los resultados hace que, entonces, uno se pueda sentir más o menos confiado de las conclusiones: Efectivamente ha disminuido la pobreza en los últimos 8 años (siguiendo la tendencia general). Cuando aparecen las cifras de pobreza casi siempre se genera una discusión sobre la medición como tal -que la pobreza está mal medida y todo eso. El caso es que el mero hecho de producir un abanico de formas de medición nos muestra que, sí la condición de pobreza depende de cómo se la mida, pero hay ciertos hechos que son robustos a esas modificaciones.

 

Del hecho de medir pobreza.

Por cierto, las formas de medir pobreza no se reducen a lo que se ha presentado con la CASEN 2013. Las hay desde las muy básicas (la de 1 dólar por día por ejemplo) hasta algunas que son más exigentes (pobreza relativa por ejemplo) que las usadas por el MDS. Lo cual lleva, indefectiblemente, a preguntarse, ¿qué implica medir pobreza?

Un tema que creo crucial es darse cuenta que, al final, se es pobre en relación a algún estándar. Lo cual es obvio pero lo inmediatamente relevante es observar que ese estándar es, en última instancia, casi siempre relativo: está asociado al nivel de vida que permite insertarse en la propia sociedad sin demasiados problemas. Esa es la razón por la cual a una persona pobre en la actualidad no tiene sentido decirle que tiene un nivel de vida más alto que el de buena parte de la humanidad a lo largo de la historia, el tema es que en relación con su sociedad su estándar de vida no le permite hacer cosas que para su sociedad son normales.

La medición de pobreza por ingresos que durante mucho tiempo ha sido tratada como una medida absoluta de pobreza (y es parte de la razón para la resistencia en relación al cambio de canasta) es también finalmente una medición que implica un estándar relativo: Pobre es quién debe gastar un 50% de su ingreso en alimentos (la línea de pobreza es un ingreso 2 veces el de la canasta básica de alimentos). Esa es una situación que para toda la población Chile tenía hasta hace un poco más de 30 años. Ahora bien, en Chile en la III EPF (1976-1977) para toda la población de Chile el gasto en alimentos representaba un  41,9% (y sólo en el quintil IV estaba bajo el 50%, ver link aquí). Uno podría plantear que usando el mismo criterio el nivel de pobreza estaba cerca del 60% de la población, y quizás el criterio se podría discutir. Por otro lado, en la medida en que la mayoría de la población supera ese estándar, lo que se considera pobre también varíe, y el porcentaje de ingreso ‘disponible’ -descontando no sólo alimentación, sino otros gastos- supere cierto umbral.

El caso es que no importa qué tipo de medición se haga, ella depende de ciertos juicios de estándar de vida, de lo que se considera aceptable. Y esos son juicios que, inescapablemente, varían a lo largo del tiempo. Lo cual implica, a final de cuentas, que también deban hacerlo las formas de medir el fenómeno: Cuando la realidad cambia, también debe hacerlo la forma de medirla.

Es un tema de estructura productiva. La evolución de los oficios en Chile 2000-2011

Usando la Casen, a veces resulta útil recordarlo, se puede analizar la evolución de diversos asuntos en nuestra sociedad. En particular, y es lo que haremos en esta entrada, observar cómo ha evolucionado la estructura laboral de Chile. ¿Qué porcentajes de vendedores? ¿De técnicos? ¿De personal no calificado? Los resultados son muy instructivos para determinar, si se quiere, el ‘nivel de desarrollo’ de Chile.

Tipo Oficio 2000 2003 2006 2009 2011
Gerentes, Ejecutivos 6,7 6,3 4,5 2,7 5,1
Profesionales 9,8 9,5 8,6 10,8 11,5
Técnicos (nivel medio) 8,0 8,3 7,8 9,7 7,6
Empleados Oficina 9,2 9,1 8,7 7,7 8,0
Vendedores 14,2 13,7 15,4 17,6 15,7
Trabajadores agricolas 6,1 6,5 5,4 4,0 4,9
Oficiales, operarios y artesanos 14,6 15,6 16,1 14,0 13,9
Operadores y Montadores de Maquinaria 9,3 9,3 9,6 9,2 8,9
Trabajadores no calificados 21,6 21,0 23,2 23,7 24,7
Total 100 100 100 100 100

Lo que quizás es más notorio es que la categoría más común durante todo el período, y de hecho ha incluso aumentado, es la de trabajadores no calificados: No ha bajado del 20% y el 2011 incluso llega a un 25%. En otras palabras, uno de cada cuatro o cinco empleos es de baja calificación. La idea de un país que se acerca al desarrollo, tan querida en ciertos círculos, no parece muy compatible con esa estructura de trabajos.

Por otro lado, los empleos de alta calificación (si incluimos en ellos las tres primeras columnas) ha oscilado en torno al 24% en toda la serie desde el 2000 hasta el 2011. Lo cual nos dice que de hecho no hay mayor movimiento, aunque hay un ligero y sostenido aumento de la categoría de empleos profesionales. O sea, por cada empleo de alta calificación hay un empleo de ninguna calificación. Mas aún, ello se logra sólo considerando como alta calificación los empleos técnicos (que se podría defender son de mediana calificación), y habría que recordar que bajo gerentes y ejecutivos se incluyen los dueños de negocio, que en Chile incluyen muchos dueños de pequeñas empresas (los que también se podría defender son del mismo tenor). En todo caso, dado que en la actualidad cerca del 40% de los jóvenes en la edad correspondiente tienen estudios de educación superior, ¿da cabida esa estructura de empleos a esa estructura de niveles de educación?

Dentro de la variopinta gama de empleos de calificación media -o sea todos aquellos que requiere algún nivel de capacitación aunque no necesariamente títulos formales- se puede observar que siempre han estado cerca del 50%. Hay ciertas variaciones internas (disminuyen algo los empleados de oficina, aumentan los vendedores etc.), pero la impresión sigue siendo más bien la de estabilidad.

En general, entonces, los datos nos muestran algo muy claro: La estructura laboral en Chile tiene un alto peso de empleos de baja calificación. Lo que implica ello en términos, por ejemplo, de productividad y de potencial de crecimiento, finalmente para el por algunos soñado salto al desarrollo, debiera ser relativamente claro.

NOTA. Dentro de las categorías laborales, ¿donde se concentra el empleo de menor calificación? Obviamente en empleadores es bajo y en trabajo doméstico extremadamente alto. Pero comparando las otras categorías, donde la relación no es tan clara, aparece un orden claro: Usando cifras del 2011 aparece que en asalariados públicos son un 15,5%, en trabajadores por cuenta propia un 16,7% y en asalariados privados un 24,3% son trabajadores de empleos sin calificación. El resultado es lo bastante decidor para que sea necesario comentarlo

Los Oficios más comunes en Chile, de acuerdo a la CASEN 2011

Por asuntos de trabajo tuve que trabajar con resultados de la CASEN sobre oficio, y a partir de eso me dediqué a hacer algunos ejercicios menores. Uno de ellos es el que presentamos a continuación, porque no deja de ser interesante para entender a Chile

Código CASEN Porcentaje Oficio
5220 6,9 Vendedores y demostradores de tiendas y almacenes
9131 5,0 Personal doméstico
9211 4,7 Mozos de labranza y peones agropecuarios
1314 3,7 Gerentes de comercios mayoristas y minoristas
9132 2,8 Limpiadores de oficinas, hoteles y otros establecimientos
9313 2,7 Peones de la pesca, la caza y la trampa
8322 2,2 Conductores de automóviles, taxis y camionetas
9152 2,2 Porteros y guardianes y afines
4115 2,2 Secretarios
8324 2,1 Conductores de camiones pesados
5122 2,1 Cocineros
7124 1,8 Carpinteros de armar y de blanco
5230 1,7 Vendedores de quioscos y de puestos de mercado
6111 1,6 Agricultores y trabajadores calificados de cultivos extensivos
2331 1,6 Maestros de nivel superior de la enseñanza primaria
4211 1,5 Cajeros y expendedores de billetes
7231 1,4 Mecánicos y ajustadores de vehículos de motor
5131 1,4 Niñeras y celadoras infantiles
7212 1,2 Soldadores y oxicortadores
9999 1,2 Sin Respuesta
9333 1,1 Peones de carga
8323 1,1 Conductores de autobuses y tranvías
4131 1,0 Empleados de control de abastecimientos inventario
6113 1,0 Agricultores y trabajadores calificados de huertas, invernaderos, viveros y jardines
2419 1,0 Especialistas en organización y administración de empresas y afines, no clasificados bajo otros epígrafes
7122 1,0 Albañiles y mamposteros
4190 1,0 Otros oficinistas

Recordemos, en todo caso, que los gerentes de comercios son en su mayoría almaceneros y similares.

La tabla no sólo nos muestra que los trabajos más comunes son los relativos al comercio (2 de los 5 primeros asociados a ese sector), algo que muestran las estadísticas más agregadas, si no lo ‘tradicional’ de la estructura ocupacional. El 4,7% de ‘mozos de labranza y peones agropecuarios’ nos muestra no sólo que el sector primario sigue teniendo alguna relevancia, sino que el empleo de muy baja calificación sigue siendo muy importante. Y que más tradicional que la segunda ocupación más común sea el personal doméstico -eso era algo común en las sociedades europeas del siglo XIX o de la modernidad temprana.

La baja calificación de la estructura ocupacional -otra cosa es la educación de la gente que las ocupa- se muestra en que hay que llegar a la 7a ocupación (conductores) para encontrar una ocupación que requiera algún nivel de calificación.

Ingresos Asalariados e Independientes, CASEN 2011

Un ejercicio que hemos realizado en varias ocasiones es el de comparar los ingresos entre trabajadores independientes y asalariados por nivel educacional usando los datos de la CASEN.

El ejercicio siempre da el mismo resultado: A igual nivel educacional, los independientes (sin contar empleadores) tienen mayores ingresos que los asalariados (sin contar trabajadoras domésticas o FF.AA). El ejercicio es sólo para mostrar que tratar a los independientes como un grupo precario, o incluso hacer una diferencia y tratar sólo a los independientes no-profesionales como un grupo precario (de baja productividad como lo suele hacer CEPAL o la OIT) es insuficiente. No cuenta toda la historia.

De hecho, uno lo puede graficar de la siguiente forma. Una persona con básica incompleta puede pasar a ser independiente o podría elegir continuar estudiando y ser asalariado. Sólo si esta persona llegara a tener algunos años de educación superior, la elección de ser independiente produciría ingresos más bajos (y eso sin contar el costo de oportunidad de estudiar).

Lo cual al final no quiere decir más que cuando uno realiza análisis, debe realizarlos de forma completa. Y que al comparar ingresos entre grupos, uno debiera tener en cuenta el tema educacional -el cual sabemos tiene alguna importancia en estos temas.

Categoría Ocupacional Independientes Asalariados Diferencia % Diferencia
Sin Educación Formal 201.572 200.002 1.569 1%
Básica incompleta 275.664 208.849 66.815 32%
Básica Completa 318.004 220.855 97.149 44%
Media Humanista incompleta 395.772 248.774 147.027 59%
Media T-P incompleta 365.676 283.851 83.825 30%
Media Humanista Completa 515.655 284.395 231.260 81%
Media T-P Completa 436.468 299.962 136.505 46%
Superior incompleta 772.068 380.447 391.623 103%
Superior Completa 1.266.014 814.859 451.155 55%

Ya habíamos dicho que el ejercicio lo habíamos realizado en otras ocasiones (para la CASEN 2009 aquí, y una comparación de la evolución entre el 2000 y el 2009 aquí), y por lo tanto una pregunta natural es ¿cuanto cambió la diferencia? En general, se mantuvo en líneas generales con dos excepciones. Prácticamente desapareción en el grupo sin educación, pero aquí siempre se han dado grandes variaciones. Y cambio de manera importante en el grupo superior: La diferencia se volvió más relevante en superior incompleta (por un aumento del ingreso de los independientes) y disminuyó en superior completa (por un aumento del ingreso asalariado).

Ahora, este tipo de variaciones puede o no ser relevante (depende de si se transforma o no en tendencia). Lo que sí es relevante, porque se ha mantenido como resultado a lo largo del tiempo es que a igual nivel educacional, los independientes tienen mayores ingresos que los asalariados.

A propósito de la discusión sobre la CASEN 2011

No es la costumbre de este blog dedicarse a comentar asuntos de coyuntura, pero todo el tema de la CASEN me tiene algo aburrido. Y por la razón más sencilla: porque todos los participantes del debate se han dedicado a politizar el asunto.

Veamos cada uno de los puntos de la polémica.

(1) La comunicación sobre la disminución de la pobreza en 0,7 puntos. Dado el error muestral diseñado del estudio, y el hecho que es probable que el error muestral efectivo sea mayor, hace que -por lo menos- hacer una alharaca con el resultado estaba de más. Aquí el Gobierno no tiene, creo, como defenderse de la acusación que hizo una manipulación comunicacional. Que Andrés Hernando, ex-jefe de la División de Estudios, declare que siente que Lavín lo manipuló, aun cuando defiende todas las decisiones técnicas de la encuesta, debiera ser suficiente para dejar en claro la situación.

(2) El tema de las dos muestras. Primero, los documentos al respecto estaban disponibles en el sitio web del Ministerio (hacer click aquí), o sea la crítica que esto no se sabía sólo muestra que el crítico no buscó la información. Aquí uno puede ver que la propuesta del Ministerio de la CASEN ya hablaba de ampliar el tiempo de la encuesta y de hacer una muestra en dos fases. El Ministerio ha planteado que la recomendación de la muestra en dos fases fue del Comité de Expertos, pero Larrañaga ha negado que esa fuera una recomendación, sino que la recomendación fue ampliar el período. Ok. Ahora si amplio el período de toma de datos de una variable que es estacional, como lo es ingresos, evidentemente si quiero comparar tengo que hacerlo con lo comparable: Ergo, puedo comparar los mismos meses, que es equivalente a lo que se hacía antes. No puedo hacer la comparación con el período completo de terreno, que el 2011 fue más extenso, porque entonces es probable que los cambios encontrados sean producto del cambio en el diseño del estudio. En otras palabras, todo el escándalo por ese tema no tiene el menor sentido.

(3) El tema de los subsidios: Que estos subsidios no se mensualizaron como era lo que correspondía. A la respuesta del gobierno que la CEPAL fue la que tomó esa decisión porque ellos estimaron que la diferencia no era relevante y porque había una alta tasa de sub-reporte (y de hecho al parecer el efecto son dos décimas), se respondió con una acusación más profunda que de manipulación de cifras, que es la de mal diseño:

‘Una respuesta posible es que la “imputación del bono” nunca había sido necesaria, pues en encuestas anteriores los cuestionarios permitían distinguir si un ingreso dado (por ejemplo, un bono) era periódico y regular o por una sola vez. Cuando reconoce la necesidad de imputar específicamente el bono, el asesor confirma un segundo error técnico: el cuestionario fue mal diseñado’ (Velasco y Contreras en La Tercera el 21 de Agosto, ver aquí).

Dado que los cuestionarios son públicos es cosa de comparar (aquí Cuestionario 2009 y aquí Cuestionario 2011). En general, no parecen ser formas demasiado distintas de preguntar. Los bonos únicos (por ejemplo, bonos marzo o invierno) se preguntaron por período de referencia de 12 meses en los dos cuestionarios. En otros casos, como el bono de protección social se preguntó por la recepción en el último mes. En general, bonos comparables se preguntaron de formas similares. Los cuestionarios no son idénticos porque los bonos entregados por el Estado no eran los mismos, pero cuando cambia la realidad no queda más que cambiar el cuestionario. En todo caso, en general no se agregó en relación a subsidios preguntas por periodicidad ya sea el 2009 o el 2011 (donde se pregunta de manera sistemática por periodicidad es en ingresos laborales). Eso no obsta para que existan problemas en relación a la pregunta y su comparabilidad, y que se pueda discutir sobre el tema de cómo se asignó el subsidio, pero de ahí a decir que el cuestionario fue mal diseñado hay un trecho bastante grande.

(4) Finalmente, el tema de la pregunta y11, la pregunta por ingresos de desocupados o inactivos. Aquí el centro de la polémica ha estado en que la CEPAL originalmente no incluyó esa pregunta en su cálculo (y daba un 15%, o sea no había existido baja) y el gobierno, entonces, manipuló y exigió que se incluyera (y quedo en el 14,4% conocido). Ahora, escuchemos lo que dice Hernándo, que era el jefe de la División Estudios, en entrevista en el Ciper (aquí):

-¿Quien le pidió que la enviara? 
-Mi jefa me preguntó cuál era la opinión de mi quipo [sic]. Quiero aclarar que no estuve en el proceso de elaboración del cuestionario cuando se hizo la pregunta “y11”. Ese proceso dependía de la División de Desarrollo Social. Yo le pregunté a Carolina Casas-Cordero que es la actual encargada del tema y ella me presentó sus argumentos técnicos, que están todos en la minuta que mandamos, y me convenció de que lo razonable era incluir la pregunta “y11”.

El argumento no provino entonces de las cabezas políticas ministeriales, sino finalmente de los cuadros técnicos del Ministerio. En otras palabras, cualquiera fuera el gobierno, se hubiera hecho la petición. Y la razón es clara: los cambios en cuestionario no se hacen porque sí y entonces esto tiene que ver con las posibles razones para incluir esa pregunta. El argumento de Casas-Cordero fue que la y11 no agrega ingresos sino que desagrega un ingreso que siempre fue considerado (en la pregunta de otros ingresos) y el pre-test habría mostrado eso. Ahora, la opción de desagregar posiblemente provino que desagregar entrega información más precisa, que los desempleados en la CASEN se hacen en torno a una semana de referencia pero los ingresos laborales son mensuales etc.

El caso es que sí se incluyó una pregunta nueva (la y11) dentro de ingresos no es extraño que cuando se reciben cifras que no consideran esa pregunta el diseñador del cuestionario -que no es la CEPAL en última instancia- reclame. De hecho, la CEPAL ahora intenta salirse del tema declarando que ‘ellos no discuten lo que deciden los gobiernos’, cuando la minuta de hecho indicaba que si tenían dudas las hicieran llegar. Si se quiere, la decisión del gobierno incluía que podían hacer valer su dudas.  Presumiblemente la minuta debió tener la explicación más detallada (i.e presentar los datos del pre-test que lo avalan), pero no creo que una minuta insuficientemente detallada sea para hacer escándalo tremebundo.

 

Había partido todo esto diciendo que todo el mundo había politizado el tema. El gobierno desde sus inicios lo hizo en términos comunicacionales: Armando un gran alboroto por algo que no era para tanto -incluso si uno toma los datos sin discutirlos, no había pasado más que había vuelto a disminuir la pobreza, como lo ha hecho casi siempre con la CASEN, y de hecho todavía no volvemos a los niveles del 2006.

Pero los críticos también han politizado el asunto. En primer lugar, por empezar a hablar sin informarse. Varios de estos puntos estaban en documentos públicos. En segundo lugar, por hacer también una trampa comunicacional al pedir precisiones: Si de verdad tengo consultas técnicas sobre la CASEN no se las hago al Ministro en un Seminario -el Ministro no deja de ser un mero político-, se las hago al encargado de la Encuesta. En tercer lugar, porque se ha pasado de criticar la forma de comunicación de resultados a empezar a poner dudas en todas las cifras, recordemos la cita de ‘cuestionario mal diseñado’, por algo que de hecho era similar en CASEN anteriores.

La politización de la CASEN ya tiene sus años. El primer año que se hizo uso político de estas cosas fue el 2006. Fue la primera vez que alguien habló en referencia a la CASEN como la ‘encuesta del gobierno’ (Hernán Larraín en ese momento), o en que actores políticos que nada saben de Encuestas -Allamand en ese caso- se dedicaran a hacer comentarios técnicos, por ejemplo en torno a los cambios de pobreza a nivel comunal -tema muy discutido en ese entonces. Y ahora que la Concertación está pensando en una comisión investigadora, leamos esta nota de El Mostrador del 23 de Julio del 2007:

“Derecha solicitará interpelación de ministra Hardy por encuesta Casen. El jefe de la bancada RN, Mario Bertolino, justificó la decisión ya que su sector cree que la información del Mideplan, que dio cuenta de una reducción de la pobreza de un 18,7% a 13,7% desde 2003 a 2006, es contradictoria y que su posible falta de veracidad podría poner en riesgo la elaboración de programas sociales”

Pero uno no espera mucho más de los políticos a decir verdad. Lo que es realmente penoso es que gente supuestamente más seria (30 economistas que firman una carta sobre la CASEN por ejemplo) empiece a adquirir los mismos malos hábitos (i.e no revisar la información, no hacer las preguntas a quién probablemente puede responderlas etc.) creo que es más preocupante.