¿Se puede decir que la teoría social avanza?

El que la teoría social no avanza como tal, que no acumula conocimiento, es parte del sentido común de ese propio debate. Entre quienes participan más activamente en él suele declararse como crítica -tanto Luhmann como Coleman, para usar nombres muy distintos- lamentan el hecho que la teoría se convierta en exégesis de autores clásicos. En ocasiones es visto como una característica de nuestras disciplinas, y que no debiera aplicársele  a nuestra área, que tiene otros cánones. Pero más allá de la distinta evaluación, el diagnóstico que la teoría social no funciona por acumulación de conocimiento parece relativamente estable.

El diagnóstico, en todo caso, a primera vista no parece mal encaminado. Los debates suelen repetirse, ¿cuantas veces no se ha discutido sobre la acción racional? Y no puede decirse que, pensando en un tema que ha dominado en cierto sentido las discusiones recientes, la discusión sobre la relación entre acción y estructura se haya solucionado. Si se usa como baremo de resoluciones de discusiones la existencia de teorías consensuadas y la ausencia de pluralismo, entonces claramente no existiría resolución alguna ni puede esperarse (y bien puede negarse su deseabilidad) alguna resolución.

Esa conclusión y ese argumento se basan en una perspectiva que creo está equivocada. Es la idea que pluralismo teórico y construcción común de conocimiento están en oposición. Si hay tradiciones teóricas separadas (y que no puede esperarse que sean ‘derrotadas’ y abandonadas) entonces no hay forma de tener una construcción común de acervo. Lo que intentaré mostrar en esta entrada es que existe una forma de construir conocimiento común a través de discusiones plurales; y que es esa posibilidad la que nos permite entender el estado del debate sociológico actual. No pensar de esa forma es lo que nos hace pensar que no hay avance y que sólo se repiten discusiones; y no nos permite observar los movimientos reconstruibles racionalmente que se observan en la teoría.

En otras palabras, si bien cierto que se repiten los debates y los oponentes, al mismo tiempo hay un movimiento reconstruible racionalmente y que a través de éste se acumula un acervo de conocimiento.

En relación con las perspectivas en torno a la discusión de la relación entre acción y estructura se puede observar que existe (a)  una apuesta general de la teoría social en los últimos decenios –el intento de superar la mera oposición simple entre acción y estructura; y que (b) es posible detectar movimientos y trayectorias al interior de estos intentos de solución, donde cada nueva postura responde a insuficiencias detectadas en otras. Así por ejemplo, Archer desarrolla su argumentación sobre la base de las insuficiencias de los intentos de Giddens; las perspectivas relacionales más recientes aunque no sea explícito, intenta dar cuenta de una relación entre actor y estructura sin conflaciones ni con dualismos analíticos, y por lo tanto no recaiga en los problemas de otras alternativas.

Estos movimientos teóricos no implican superaciones o abandonos: No sólo cada perspectiva analizada ha entregado ciertos aportes al acervo común, sino que además han seguido produciendo conocimiento. Pensemos en el caso del rational choice. Las razones por las cuales éste es insuficiente han sido claras desde casi su desarrollo inicial, y sin embargo posterior a que esas críticas válidas se desarrollaran, realizó aportes importantes -por ejemplo, la teoría de juegos o todo lo que generó la pregunta de Olson sobre cómo es posible acción colectiva entre actores regionales. La perspectiva se puede decir ya había sido superada, pero siguió produciendo resultados que son de interés. Del mismo modo, podemos plantear que las ideas de habitus y de campo de Bourdieu no resuelven satisfactoriamente la relación entre acción y estructura, y criticarlas por que no tienen claridad alguna u otras razones, pero ¿sería posible negar lo útil que han sido para generar investigación y conocimiento?

Las diferentes perspectivas no son superables, creo, porque hay intuiciones fuertes e importantes en cada perspectiva que siempre ejercen atracción, y que siempre pueden generar conocimiento; y en cada movimiento hay quienes reaccionan a su posible pérdida con una ‘vuelta’, a plantear de nuevo y con  radicalidad dicha intuición básica. Ello puede parecer un diálogo de sordos (i.e de nuevo viene a decir que la acción es importante o que no se puede analizar como si la estructura no existiera); pero sin embargo a través de estos debates plurales en que cada perspectiva se desarrolla y dice lo que le interesa, se genera conocimiento: Se produce el concepto de habitus, de expertise tácito, los efectos de las acciones pasadas, de construcción de relaciones etc. Y esas producciones representan un avance, podemos analizar mejor las prácticas sociales cuando tenemos conceptos como habitus y campo que cuando no los tenemos; podemos investigar mejor acción colectiva cuando nos damos cuenta que no es evidente que personas de intereses similares actuaran mancomunadamente etc.

En algún sentido, el habitus teórico de, al encontrar una insuficiencia de una teoría, pasar a desecharla completamente, como si nada hubiera aportado, no es mucho lo que ha beneficiado a la sociología.  No observamos la acumulación porque se piensa que sólo bajo una perspectiva unificadora se construye conocimiento común, pero ello resulta insuficiente para dar cuenta de un debate que, sin generar consensos unificados, sí tiene trayectoria y producción de acervo.

Si salimos de esa trampa, y pensamos en términos de construcciones plurales de conocimiento, de finalmente que las críticas a una perspectiva no eliminan lo valioso que una perspectiva ha aportado (y puede seguir aportando) entonces el debate teórico no ha sido estéril. Bajo una perspectiva de agregación de componentes útiles para dar cuenta de aspectos de la vida social claramente (la acumulación de tuercas y tornillos à la Elster) se cuenta con un instrumental teórico más poderoso que antes de estas exploraciones, y la trayectoria de construcción de esa acumulación es, para usar una vieja frase de Lakatos, susceptible de reconstrucción racional.

¿Que esa acumulación no implica una teoría unificada? ¿Qué esa acumulación ha producido ideas teóricas relativamente débiles, sin tanta capacidad de predicción y de sistematización? Sí, todo ello es cierto. Quizás se podrían lograr avances de otra forma, y alguien quizás podría decir mayores y mejores avances, pero el caso es que entremedio el debate teórico se mueve y genera conocimiento.

En 1937 Parsons iniciaba la Estructura de la Acción Social citando a otro autor en torno a que nadie leía a Spencer, y con ello indicando la bancarrota del utilitarismo y del evolucionismo. Podemos decir que tanto el utilitarismo como el evolucionismo experimentaron renaceres posteriores (al menos el rational choice resurgió y representa precisamente el tipo de teoría que Parsons declaraba ya muerto). Por otro lado, es cierto que ya no se puede volver propiamente a Spencer; y que las nuevas versiones de las viejas perspectivas sí introducen modificaciones y aportes. Quizás los contendientes del debate se mantienen, pero el estado del debate se mueve en una dirección que produce nuevo conocimiento.

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