Para una sociología de los robots

A propósito de algunas conversaciones sostenidas en los últimos días.

La idea que la automatización reemplazará una cantidad importante de los trabajos actuales, y que -a decir verdad- los avances de la IA implicarán el reemplazo no sólo de trabajos repetitivos sino de muchos que implican habilidades ‘humanas’ avanzadas ha aparecido varias veces. No estará de más recordar que en las últimas semanas hemos tenido un robot cirujano, IA derrotando al campeón mundial de Go, el aterrizaje autónomo de Space-X en un navío en alta mar, los planes de automóviles sin conductor se han adelantado, y se podría continuar. El impacto de sistemas automatizados en diversos espacios de la vida social (como por ejemplo en los mercados de acciones) es un hecho que ya tiene tiempo. Sin embargo, el preocuparse sólo de un tema de trabajos, y de como mover el empleo a trabajos más complejos y de mayor calidad (seamos todos programadores) representa una mirada muy estrecha a lo que puede implicar el desarrollo de robots con capacidades de IA más avanzadas.

El primer escenario es uno en el cual este tipo de robots se mantiene como ‘herramienta’: Puede tomar decisiones de mucha mejor manera (y a menor costo) que seres humanos pero no es capaz de tomar decisiones sobre objetivos: Para decirlo de otra forma, más exacta, no tiene la capacidad de re-programar sus parámetros y dimensiones. Puede comprar y vender acciones de mejor forma (y mucho más rápido) que cualquiera persona, pero no puede decidir si quiere realizar esa actividad y si quiere comportarse de acuerdo a esos parámetros (no puede preguntarse si de verdad quiere dedicarse a maximizar la ganancia).

En esta situación, entonces en principio, lo que tendríamos sería -por así decirlo- la victoria completa del factor capital (entendiendo el robot como una forma de capital). En un escenario en el cual no es necesario el factor trabajo, ¿qué se hace? Conste que desde la perspectiva del capitalismo sigue existiendo un problema: ¿Dónde se genera la demanda? Produzco automóviles sin conductor, y lo fabrico sólo con robots,  pero alguien tiene que comprarlos. La suma de la demanda de los dueños de ese capital (de los que tienen robots y fábricas) puede no resultar suficiente. No deja de ser curioso e instructivo que varias empresas en Silicon Valley, entre las que más claridad pueden tener al respecto, están apoyando iniciativas como el ingreso básico, y la razón dada es precisamente que en el futuro no habrá empleos para seres humanos.

Ahora bien, ¿es cierto ello? Porque en la actualidad hay muchos trabajos y sectores completos de la economía que trabajan bajo niveles de productividad claramente inferiores a los de la frontera tecnológica. Si ello sigue existiendo, ¿por qué no podría seguir existiendo en la situación que se discute? Si conseguir trabajo sigue siendo esencial para la subsistencia, entonces las personas se obligarán a encontrar / generar trabajos, aun cuando ellos no sean altamente productivos.

Lo cual, por cierto, nos lleva a otro tema: ¿Y si subsiste una demanda por trabajos hechos por seres humanos? Pensemos en que hay actividad en que podemos tener una preferencia por que sean realizados por seres humanos (o que algunos lo tengan): Quizás un servidor robótico sea más eficiente y traiga menos problemas, pero ¿no habrán quienes prefieran tener un servidor humano? Al fin y al cabo, todavía hay campeonatos de ajedrez, aun cuando sabemos que la IA lo hace mejor. Hay demanda por ver a seres humanos hacer cosas. Todo quien ha recibido ingresos por participar en reality shows ha vivido de esa demanda. Una posibilidad es, entonces, la de un futuro en el cual todo el trabajo ‘serio’, ‘productivo’ sea realizado por robots, el trabajo de baja productividad sea realizado por humanos en la informalidad, y el trabajo formal humano se concentre no tanto en empleos de alta calidad (como muchos plantean) sino en el trabajo de entretenimiento.

 

Todo ello bajo el supuesto que los robots siguen siendo ‘herramientas’. Pero ¿y si adquieren la capacidad que les estaba negada en el primer escenario? ¿La de desear cosas por su cuenta? En otras palabras, la capacidad de adquirir plena autonomía: no sólo decidir en torno a X usando criterios pre-definidos sino la de crear sus propios criterios. ¿Qué alternativas podemos pensar en ese escenario?

El primero es el robot como esclavo. Sigue siendo considerado propiedad, una herramienta que tiene un dueño. Ahora bien, es un esclavo que -por hipótesis- tiene muchas mayores capacidades que los dueños. Por otro lado, podemos pensar que muchos humanos declararían que en este caso los robots debieran considerarse personas, con sus mismos derechos (y tenemos los suficientes casos de historias de ciencia ficción para pensar que sería una alternativa común). Luego, es una situación poco estable. A la larga, es poco probable que se puedan mantener como propiedad.

El segundo es el robot como ‘nueva especie’: Y que siendo tan superior a los seres humanos, entonces la pregunta sea ¿que decidirán ellos sobre los seres humanos? Las alternativas aquí son bien diversas: Van desde la eliminación (todos los escenarios Skynet), la indiferencia y la lejanía (algo que exploró la película Her hace pocos años, y en algún sentido es el camino seguido por las historias de Asimov también), tomarnos como mascotas y ser dueños benévolos (y aquí nuevamente la relación puede ser variada, no es lo mismo ser una mascota tipo hámster a una tipo gato; y que dependiendo de la visión de los robots de las necesidades humanas puede ir desde la situación inicial en Wall-E a la que aparece en los créditos finales de la misma película), la del ‘parque natural’ (donde los robots se preocupan de la supervivencia de una especie que reconocen cercana, digamos como nosotros observamos a otros antropoides). Y probablemente otras alternativas más -por hipótesis, los robots son capaces de pensar nuevas alternativas, tienen capacidad creativa, y luego bien pudieran pensar otras más allá de la que nosotros hemos pensado hasta ahora para relacionarnos con especies que alguna conciencia tienen. Pero no deja de ser instructivo observar las relaciones que mantenemos con esas especies, es lo más cercano que tendríamos a ver como se relacionaría con nosotros una especie con clara mayor capacidad intelectual y simbólica.

El tercero son todos los escenarios de fusión. La única forma que los seres humanos podrían ‘sustentarse’ en ese futuro sería convertirse en cyborgs: En otras palabras, incorporando las capacidades de los robots en su propio cuerpo, o en general adquiriendo nuevas capacidades. Con lo cual el punto del escenario desaparece -se pierde la distinción.

 

En cualquier caso, con relación a la automatización no habría que olvidar la idea que siempre sobrestimamos los efectos de una nueva tecnología en el corto plazo y los subestimamos en el largo plazo (frase original de Roy Amara). Y también habría que recordar que esos efectos no son efectos directos de las tecnologías. En el primer escenario, robot como herramienta, un escenario de masas con bajos ingresos o una población liberada de la necesidad de trabajar depende de dinámicas sociales, no sólo tecnológicas. En el segundo escenario, robot con plena autonomía, las diversas salidas dependen de elecciones (ya sea realizadas por los propios robots o por seres humanos). Aunque, por cierto, quizás lo más básico sería olvidar esa idea que la tecnología es algo separable de los sistemas sociales en los cuales se inserta.

La sociología, de todas formas, haría bien en pensar todos estos desarrollos como dinámicas sociales (algo que, en realidad, asumo que ya se ha empezado a realizar, y una segunda entrada posterior a estas reflexiones debiera revisar la literatura al respecto), y en particular pensar en términos de relaciones sociales lo que ocurre en el caso de robots con plena autonomía.

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