Evolución de la Población en el Valle Central. Auge, estancamiento y resurgimiento

Siguiendo con estas notas de demografía histórica, cuando se revisan los datos de los censos (y de los recuentos de la Colonia) no sólo es posible observar -como hicimos en la entrada anterior- el crecimiento de Santiago, y además que la generación de la hipertrofia es algo que pertenece centralmente al período 1920-1970, sino además hay varios elementos interesantes en relación al movimiento de la población del Valle Central.

En pocas palabras, y simplificando una historia que es más compleja, es posible distinguir tres períodos en esta historia: Un período de crecimiento (desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX), un período de estancamiento (desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX) y período de resurgimiento desde alrededor de 1970 en adelante. Esto además ha cambiado de manera importante las proporciones poblacionales con respecto a Santiago.

1. El Crecimiento y desconcentración poblacional hasta 1865.

No hay muchos datos agregados en torno a los movimientos poblacionales hasta el primer intento de recuento de Jauregui en 1778, pero hay algunos indicios que nos podrían indicar un aumento importante de la población desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX para el Valle Central.

Recordemos que uno de los eventos centrales en la historia demográfica en América Latina es la disminución poblacional indígena a partir de la Conquista. Esto genera un territorio que en el siglo XVII tiene una población bastante menor. Un calculo de 1644 mencionado por De Ramón en su Historia de Santiago (2007, p 79) plantea alrededor de 3 mil vecinos en todo el territorio entre el Choapa al Maule. Además calculaba cerca de 960 hombres que podían tomar armas, de los cuales 500 vivían en Santiago (o sea alrededor de la mitad de toda la población). A esto hay que sumar la población indígena y negra que Zapater (1997) calcula en alrededor de 25 mil para todo el reino, y la población española entre el Maule y el Bío-Bío, pero claramente estamos hablando tanto de (a) un país muy poco habitado y (b) con una fuerte concentración en Santiago.

Durante el siglo XVIII hay varios estudios que indican importantes aumentos poblacionales en comarcas rurales. El clásico estudio de Borde y Góngora (1956) y sobre el Valle del Pangue, y el de Mellafe y Salinas (1987) sobre La Ligua (ambos disponibles en el magnífico Memoria Chilena aquí y aquí respectivamente) muestran importantes crecimientos en el período: Borde y Góngora plantean que, aunque no hay datos directos si los hay indirectos, el aumento de explotaciones de inquilinos (p 58). Mellafe y Salinas en la Tabla 1 del Anexo Estadístico muestran estimaciones que, con todos los problemas que tienen, indican fuertes crecimientos: el departamento de La Ligua pasa de 1.960 personas en 1766 a 14.833 en 1865 (p 261). Las cifras absolutas en ambos casos no son tan relevantes como la magnitud del crecimiento, que parece ser claramente fuera de disputa.

En cualquier caso si se comparan los datos del recuento de Jauregui de 1778 y el censo de 1865 (último que observa un aumento general de población en todas las provincias) se puede notar el crecimiento de la población del Valle Central. Los datos de 1778 son más inexactos que los de 1865, y los territorios no son exactamente los mismos as proporciones y el movimiento todavía tienen utilidad. Las unidades territoriales no son las mismas, pero los datos todavía son de utilidad para observar las dinámicas (y proporciones)

Población de algunas provincias del Valle Central comparadas con Santiago, 1778-1865

 

Provincia (o departamento) 1778 1865
Colchagua 30.745 142.456
Maule 29.731 288.563
Santiago 40.607 210.032
Melipilla 10.628 49.127
Rancagua 17.914 82.524
Aconcagua 10.584 124.828

Fuente: Censo de 1778 como aparece en la publicación del Censo de 1952 (link aquí), Censo de 1865 de acuerdo a la publicación de ese mismo censo (link aquí). Maule en 1865 considera provincias de Talca, Linares y Maule.

Claramente podemos observar en todas las provincias un fuerte aumento poblacional: Melipilla, Colchagua y Rancagua crecen 4,6 veces, el Maule crece 9,7 y Aconcagua 11,7 veces. No es sólo que la población de las provincias haya experimentado un fuerte aumento, es que de hecho su peso en relación con Santiago aumenta en el período considerado: En 1778 las provincias del cuadro son 2,45 veces la población del corregimiento de Santiago, en 1865 son 3,3 veces la población de la provincia de Santiago (sin considerar departamento de Meilipilla).

Pero de hecho el aumento de la proporción en relación con Santiago de las provincias del Valle Central es mayor. En el censo de 1865 no está incluida la provincia de Curicó (90 mil personas) porque no sé a que corregimiento correspondía en 1778. El corregimiento de Quillota de 1778 está incuido en la provincia de Valparaíso en 1865, y el crecimiento de la urbe del puerto no corresponde que se incluya en un examen de provincias rurales. Sin embargo,  también hay existe un aumento: El recuento de 1778 plantea que el corregimiento de Quillota tenía 15 mil personas y el departamento de Quillota (con una extensión menor de territorio) tenía 40 mil personas en 1865. Si se suman esas poblaciones, el aumento de la proporción poblacional de las provincias agrícolas del Centro aumenta y pasa de ser 2,8 veces Santiago en 1778 a 3,9 veces en 1865.

2. El Estancamiento Poblacional entre 1865 y 1970.

Esta situación de fuerte crecimiento poblacional del Valle Central, y de aumento de su proporción en relación con Santiago cambia en el siglo que media entre 1865 y 1970. Hay algunas provincias que tienen aumentos muy menores (Colchagua, Curicó, Aconcagua), una que disminuye su población (Maule), otras que se doblan en todo el siglo (Talca y Linares) y sólo O’higgins experimenta un aumento considerable -pero que sigue siendo bastante inferior al nacional. Por cierto, todas ellas viven un crecimiento claramente inferior al de Santiago. Si usamos la población de 1865 como base 100 obtenemos el siguiente gráfico:

Poblacion_Agraria_Estancamiento

 

En cifras absolutas esto se puede indicar de forma más clara. Para varias provincias es posible mostrar períodos de varias décadas en que no experimentan crecimiento alguno. En 1865 Aconcagua tenía 125 mil y Colchagua 142 mil habitantes. En 1952, casi 90 años después, tenían 128 y 140 mil habitantes respectivamente. Curicó alcanzó los 100 mil habitantes en el censo de 1885 y tenía 105 mil en el censo de 1960. Incluso provincias que durante el siglo crecieron también experimentaron períodos de nulo crecimiento: Linares entre 1875 y 1920, Talca entre 1885 y 1920. Incluso O’higgins -la única provincia que realmente experimentó crecimiento, lo hace desde 1920 en adelante.

El peso de estas provincias en relación con Santiago también disminuye de manera muy importante en el período considerado.

Proporción de población de provincias Valle Central en relación con Provincia de Santiago.

Provincias 1865 1920 1970
Aconcagua 48% 17% 5%
O’higgins 32% 17% 9%
Colchagua 55% 24% 5%
Curicó 35% 16% 4%
Talca 39% 20% 7%
Linares 33% 17% 6%
Maule 40% 17% 3%
Valle Central 281% 128% 39%

Si comparamos esa proporción en los censos que forman el extremo del período y el censo más intermedio podemos observar esta fuerte disminución: En 1865 todo el Valle Central representa 2,8 veces la población de la provincia de Santiago (la cifra es diferente del apartado anterior por que el departamento de Melipilla fue considerado parte de la provincia de Santiago, al no contar cifras por departamento en todos los censos considerados), en 1920 la cifra es 1,3 veces y en 1970 ya es sólo 0,4 veces. Mientras que en 1865 provincias como Colchagua o Aconcagua tenían cada una de ellas alrededor de la mitad de la población de la provincia de Santiago, ni siquiera el conjunto de las provincias del Valle Central se acerca a esa cifra en 1970.

Las cifras absolutas de población muestran que estas provincias experimentaron estancamientos absolutos de población a lo largo de varias décadas del período, la comparación con Santiago muestra su estancamiento relativo. Incluso si en varias provincias se observan aumentos absolutos de población (en particular a partir de 1920-1930) de todas formas ellos son inferiores al nacional y, en particular, al de Santiago -distanciándose de la capital. Esto contrasta fuertemente con el período anterior, de fuertes aumentos absolutos y relativos del Valle Central. Y también contrasta con lo que se observa en el tercer período a considerar.

3. Un resurgimiento poblacional: 1970-2002

Al comparar cifras en este período un problema es que se experimenta un cambio en la estructura administrativa del país. Se ha preferido tratar de re-constituir las provincias previas, esto tanto para comparar con el censo de 1970, que estamos usando como punto de inflexión, y para poder comparar con los censos anteriores. Así por ejemplo,  la comuna de Constitución se sumó en nuestras cifras a la provincia de Maule como era antes de 1970 -siendo este último la modificación probablemente más relevante para las cifras, porque dicha Comuna es cerca de la mitad de la población de lo que estamos considerando provincia de Maule y tiene un fuerte aumento poblacional, lo que no ocurre con el resto de las comunas.

Ahora bien, en cualquier caso, las cifras de los últimos censos muestran que la población del Valle Central vuelve a crecer. Incluso las provincias que se habían estancado absolutamente experimentan importantes crecimientos poblacionales en términos absolutos.  Por ejemplo Aconcagua pasa de 161 mil habitantes en 1970 a 294 mil el 2002, Colchagua pasa de 169 a 238 mil habitantes, Curicó de 115 a 244 mil habitantes. O’higgins pasa de 307 a 543 mil habitantes -continuando con la fuerte expansión territorial que se había iniciado anteriormente. Estos aumentos absolutos también implican una disminución de la caída del peso poblacional de estas provincias en relación con Santiago:

Proporción del Conjunto de Provincias Valle Central en relación con Santiago

Censo Proporción sobre Santiago
1970 39%
1982 36%
1992 33%
2002 32%

En 40 años (1970 a 2002) la proporción pasa de un 39% a un 32%. Si bien sigue existiendo una disminución, ella tiene una magnitud muy diferente a lo que ocurría con anterioridad. Se puede decir, con razón, que viendo la disminución a través de puntos porcentuales hay un momento en que no se puede continuar el mismo ritmo: La caída de 92 puntos porcentuales entre 1907 y 1940 no se puede volver a repetir. Pero si miramos en términos de proporción relativa nuevamente observamos una caída del ritmo: Esos 7 puntos de caída en 40 años representan una caída del 18% en relación a la proporción de 1970 (eso es 7 de 39), y esa cifra nuevamente es la más baja del período considerado.  En otras palabras, el Valle Central ha vuelto en general a crecer, y a tasas que no están muy distantes de las tasas de Santiago y la del crecimiento nacional.

Un tema importante es además son las diferencias que empiezan a adquirir estas provincias. Si usamos el año 1970 como base y observamos el crecimiento de estas provincias, y los graficamos ahora en relación con Santiago, observamos lo siguiente:

19702002

Podemos distinguir, entonces, al interior del Valle Central dos tipos de provincias: Por un lado, aquellas que tienen crecimientos altos, comparables (o superiores) al de Santiago: Curicó, la provincia que más crece en el período, Aconcagua y O’higgins. Por otro lado, provincias que si bien han adquirido una trayectoria de crecimiento sigue estando bajo Santiago: Colchagua, Talca, Linares y Maule. No deja de ser interesante que los dos valles más cercanos a Santiago (Aconcagua y O’higgins) sean los que acoplen su crecimiento, lo que bien podría indicar un aumento del radio de influencia de la capital.

En cualquier caso, y más allá de las diferencias, se observa un cambio en el comportamiento demográfico en la zona considerada. No sólo ya estamos lejos del período de estancamiento absoluto sino que la declinación relativa ha disminuido, y en algunos casos ya ha dejado prácticamente de existir.

4. En Resumen

Los análisis anteriores tienen varias limitaciones. Siendo un ejercicio preliminar claramente siguen teniendo problemas de comparabilidad: aunque mantuvieran el nombre las provincias han cambiado de límites, y la regionalización (aunque el decreto inicial habla de cómo distribuir las viejas provincias en regiones) fue algo más complejo que reunir provincias. La provincia de Maule en 1907, de acuerdo al documento de ese censo, incluía además de la actual provincia el departamento de Constitución y el departamento del Itata (con localidades como Quirihue). Y por cierto los departamentos no son iguales a una suma de comunas. En ese caso, como ya se mencionó, se sumo al menos la comuna de Constitución a la provincia del Maule en nuestras cifras estando seguro de que había sido parte de la provincia hasta 1970 (de otro modo no se explica el tamaño poblacional de la provincia), pero no se hizo lo mismo con Itata porque no tengo claro hasta que período fue parte de la provincia. Y así con otros cambios en la estructura. De todos modos, alguna comparabilidad todavía tienen y las cifras agregadas tienen menos de esos problemas. La periodificación quizás podría cambiarse (es cierto que en 1865 siguen creciendo todas las provincias, pero ya tienen un peso menor en relación con Santiago que en el censo anterior; podría discutirse de cuando poner el punto de inflexión en relación con el tercer período y así).

En cualquier caso, más allá de las debilidades de los datos, las líneas generales las tendencias parecen ser válidas: Un fuerte crecimiento de la población del Valle Central -absoluto y relativo- desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX; seguido de un período de estancamiento (en varias zonas incluso absoluto por períodos importantes) desde mediados del siglo XIX hasta tres cuartas partes del siglo XX, y luego un período de resurgimiento absoluto y (menos marcado) relativo.

Lo anterior no es sólo quizás interesante como ejercicio de tendencias demográficas sino para observar la historia general de Chile. Al fin y al cabo, las tendencias demográficas algo nos dicen de la sociedad: No es casual que el estancamiento demográfico del Valle termine cuando finaliza el viejo régimen agrario: tras la Reforma Agraria, tras la liberalización económica -tras el cambio del inquilino por el temporero para decirlo de alguna forma. Quizás tampoco sea casual que el período de aumento poblacional del Valle se corresponda con el período de la campesinización que mencionaba Salazar: que la forma de ‘poblar’ esas zonas, de llenar el vacío previo (vacío de ocupación permanente y vacío en general) fuera a través de esas formas. Y otras conexiones se podrían hacer.

Incluso la periodización mencionada puede ser útil para observar los ritmos globales de la historia de nuestra sociedad, más allá de la periodización ‘política’. Si los ritmos demográficos, finalmente, dicen relación con fenómenos muy profundos de la vida social (desde sus estructuras productivas a la vida doméstica y familiar) esos ritmos debieran ser, como mínimo, más conocidos.

 

Referencias.

Borde, Jean y Gongora, Mario (1956) Evolución de la propiedad rural en el Valle del Pangüe. Santiago: Universidad de Chile, Instituto de Sociología

Mellafe, Rolando y Salinas, René (1988) Sociedad y población rural en la formación del Chile Actual. La Ligua 1700-1850. Santiago: Ediciones de la Universidad de Chile

De Ramón, Armando (2007) Santiago de Chile. Historia de una sociedad urbana. Santiago: Catalonia

Zapater, Horacio (1997) Huincas y Mapuches 1550-1652. Historia 30: 441-504

Censos. Se consultaron las publicaciones del Censo de 1865, 1907, 1952, 1960, 1970, 1982. Para censo de 1992 se consultó la publicación de Ciudades, Pueblos y Aldeas del INE (1995) y para censo de 2002 se consultó la publicación de División Político Administrativa y Censal del INE (2007).

La Evolución de la Concentración Poblacional en Chile (1865-2002)

El próximo informe de Desarrollo Humano versará sobre lo que sucede en los territorios de nuestro país (y todo lo que dice relación con centralización y esas vainas). Ahora bien, una de las dimensiones más claras del nivel de concentración de un país es lo que sucede con la población de su centro (usualmente de su capital). Tiene la ventaja además de ser un fenómeno dinámico que es distinguible de la estructura política como tal.

Para ello se usaron los resultados de población de los distintos Censos entre 1865 y 2002 para observar el peso de Santiago para el país, pero además para observar cómo se relaciona Santiago con los otros dos principales centros urbanos: Valparaíso y Concepción.

Antes de presentar los datos un pequeño acápite sobre los datos: Un tema relevante aquí es la expansión física de la ciudad, que hace que incorpore centros urbanos que anteriormente eran distintos del núcleo central. El Gran Valparaíso de la actualidad incluye Villa Alemana, pero no lo hizo siempre, y luego ¿desde cuando tiene sentido incluir Villa Alemana? Lo mejor es acercarse a las fuentes contemporáneas, aunque tenemos el problema que no todos los censos desglosan sus resultados por ciudades (por ejemplo en el sitio del INE al respecto los datos del censo de 1970 sólo están a nivel provincial). Luego, se usaron los datos del censo de 1907 (que presenta las poblaciones por ciudad de los censos anteriores), el de 1950 (que hace lo mismo para sus censos anteriores) y el de 1960 para los de su misma época. Los datos tienden a ser relativamente coherentes entre sí, así que tiene sentido usarlos para construir una serie. Para 1970 en adelante se usó  la tabla del INE que aparece en este link, que aplica la definición actual de esas ciudades, y para que esa época ya empiezan a ser realidades también. Eso sí hemos unido Viña del Mar a Valparaíso desde que ella aparece mencionada, y lo mismo con Talcahuano a Concepción -estando tan cercanos geográficamente que tenía sentido tomarlos como una sola unidad–. Además se observa que el salto de expansión de Viña (y de Talcahuano), cuando dejan de ser poblaciones pequeñas, se produce cuando se empieza a agotar la expansión de Valparaíso (y de Concepción), y ergo, estamos hablando de conurbaciones.

Todo ello genera el siguiente gráfico, y en líneas generales no debiera variar demasiado si se hubieran tomado algunas otras decisiones metodológicas:

santiago_poblacion

Podemos observar entonces que:

(1) Aunque Chile ha sido un país centralizado políticamente desde todo el período considerado su peso poblacional ha variado sustancialmente. De hecho, durante el siglo XIX no se puede decir que abrumara al resto del país (estando de hecho abajo del 10% hasta cerca de 1907). Más aún, el peso del Gran Santiago detuvo su crecimiento desde 1982 en adelante -Santiago crece, pero más o menos al ritmo del país.

(2) Claramente el siglo XIX fue una época de bi-centralismo. Valparaíso alcanzó a ser cerca del 80% de Santiago en 1875. Más aún, en toda la primera parte del siglo XIX la expansión de Valparaíso es gigantesca mientras que Santiago crece al ritmo nacional. Valparaíso en 1813 es 5317 (de acuerdo al centro de la época, el de Egaña) y en 1875 cuenta con 99.055 habitantes. Santiago pasa de alrededor de 60.000 hab (interpolación entre los datos de otros censos y recuentos que estima De Ramón en su libro sobre Historia de Santiago) en 1813  a 129.807 en 1875. O sea, se dobló mientras que Valparaíso creció casi 20 veces. El siglo XIX muestra un país con una estructura donde se distingue claramente el centro político (Santiago) del centro económico (Valparaíso), lo que es una estructura que de hecho existe en otros países: Washington-Nueva York por ejemplo, pero también Beijing con Shanghai (o la zona de Cantón), y Rusia ha sido bi-centralizada (Moscú y San Petersburgo) ya varios siglos. El centralismo político no impidió ello.

(3) Concepción siempre ha sido, durante todo este período, claramente una ciudad en tercer lugar y nunca se acercó a Santiago. Pero, también ocurre que su era una proporción más alta de Santiago a finaels del siglo XIX, volviendo al punto que el centralismo político no implicaba poblacional en esa epóca. Ahora bien, esto en general representa una disminución de su peso poblacional con relación a la Colonia y primeros años de la Independencia. No tengo datos de la ciudad pero al menos en relación con sus territorios aledaños hay datos interesantes. En los recuentos realizados por Ambrosio O’higgins en las postrimerías del siglo XVIII el Obispado de Concepción (el territorio entre el Maule y el Bío-Bío) era la mitad del Obispado de Santiago (el territorio entre Copiapó y el Maule), y esa relación no se ha vuelto a lograr. El censo de 1813 manifiesta para la zona de Concepción 17.460 personas, que es un algo menos de la tercera parte de Santiago para la época. Concepción ha sido, entonces, el más perjudicado por el centralismo político en esta medida (al menos, entre los territorios que han tenido un peso relevante durante todo el período).

(4) Ahora bien, el caso es que si Chile no era centralizado en un sólo punto en el siglo XIX, Santiago y Valparaíso son bastante cercanos, a 115 kilómetros usando la ruta 5 (la distancia interna en la conurbación del Rin-Ruhr es del orden de 130 kilometros). En la perspectiva del censo de 1907 la discusión sobre centralismo se hace no con relación a Santiago, sino en relación con Santiago-Valparaíso (es de esas ciudades y la región circundante que se dice lo que nosotros decimos ahora del Gran Santiago). En algún sentido, es la Cordillera de la Costa -que en esa zona tiene sus mayores alturas y tiene mayor peso- el que obliga a diferenciar las zonas. Si fuera un terreno plano, la zona intermedia estaría ocupada por una gran cantidad de poblaciones (es cosa de observar el valle del Maipo con sus Talagantes, Peñaflores, Melipillas etc; y lo mismo con el valle del Aconcagua) y conformarían una sola unidad. La diferencia entre Santiago y Valparaíso se basa en un hecho geográfico elemental.

(5) No deja de ser interesante que Santiago efectivamente empieza a adquirir un peso muy fuerte poblacional, y además lo va aumentando sostenidamente, durante el siglo XX. El centralismo político en sí mismo no genera presiones para concentrar toda la vida social en la capital, pero es el centralismo político unido a un Estado más activo (con mayor peso en general en la vida social) lo que lo produce: es la combinación de los factores. Uno de nuestros primeros sociólogos, desde una perspectiva más bien crítica del peso del Estado, decía lo siguiente en 1957:

Las causas de esta hipertrofia capitalina están en el centralismo egoísta de los poderes públicos, en los mayores agrados que proporciona la capital para las gentes de dinero y en forma especialísima, en la omnipotencia creciente del gobierno, que hace necesaria su proximidad para obtener las cosas más elementales, en todo género de actividades. Centralismo egoísta y socialismo de Estado: he ahí las dos causas matrices que obligan a las provincias a vaciarse en Santiago donde residen los dispensadoras de los honores, de las fortunas; donde se reparten las canongías, donde se práctica el arte de enriquecerse sin trabajar (Jorge de la Cuadra, Prolegómenos a la Sociología y bosquejo de la evolución de Chile desde 1920, 1957, Editorial Jurídica de Chile, página 136)

No deja de ser interesante, a este respecto, que Santiago haya dejado de aumentar su presencia en relación con el resto del país a partir del censo de 1982 -o sea, a partir del cambio del modelo de desarrollo. Aunque este dato puede variar en años venideros (simplemente cuando la conurbación al seguir expandiéndose incluya varios centros urbanos intermedios en sus cercanías, como ya lo hizo con otros anteriormente), no deja de ser ilustrativo. En algún sentido, se puede decir que el aumento de la crítica regionalista se basa en el hecho que efectivamente las regiones recuperan su relevancia (i.e se ha detenido el proceso de concentración en Santiago y finalizado las grandes migraciones), y ahora -en una sociedad donde el Estado, incluso en el modelo actual, tiene un peso relevante en la vida social- exigen la descentralización política.