A propósito del clientelismo

La semana pasada escuché un comentario a propósito de una iniciativa de una empresa en México. Bueno, los muchachos -que están en el negocio de la construcción- han desarrollado toda una serie de servicios adicionales (por ejemplo crédito) para grupos de bajos ingresos, abandonados por el mercado.

Ahora, no es la iniciativa como tal la que voy a comentar, y menos nombrar, sino el hecho que -desde la perspectiva de la empresa- su principal enemigo eran los subsidios estatales. Y esto porque los subsidios se entregaban para construir clientelismo (las personas que recibían dinero quedaban en las redes de los políticos que las entregaban) y por tanto iban en contra de las iniciativas de ’emprendimiento’, que era lo que la iniciativa intentaba desarrollar.

Sin embargo, las acciones de la empresa son -directamente- una forma de clientelismo: Poner tal y tal servicio (facilitar el acceso al crédito es una forma de subsidio) de forma tal que estas personas se transformen en ‘clientes’ (en personas leales a la empresa, que les resulte difícil abandonar el sistema). Si el mal del clientelismo político es que las personas pierden autonomía y quedan sujetas al político, ¿el bien de la mirada de cliente en el ámbito privado es que las personas sean leales y continuen con la empresa -i.e pierdan autonomía y queden sujetas a la empresa?

En este punto recordé la vieja distinción de Hirschman sobre salida y voz. Y cómo los mismos comportamientos (salida) es visto como prácticamente traición en un caso (la política) y en otro es lo esperado (economía). Casi pudieramos definir el ámbito económico aquel donde salida es la opción esperada y política donde voz es la opción esperada. Resulta interesante que el clientelismo (construcción de lealtad y, por tanto, disminuir la probabilidad de salida) se vea tan positivo en el mundo privado al ser -al decir de Hirschman- la implantación de un criterio político en ese ámbito.

Ideas para la segunda versión del curso de Metodología

Es posible, no es seguro pero es posible, que el próximo año tenga de nuevo que hacer el curso de Metodología. Un curso que, como ya lo había planteado en su momento, hay que modificar.

Ahora, siguen siendo cierto que:

  1. Pasar la ‘teoría’ de la metodología me parece absurdo. Sé ahora que es necesario (sin conocer bien el manual no hay forma de poder obviar el manual), pero sigue siendo algo desagradable en términos personale.
  2. Pasar la metodología como práctica a pobres alumnos que recién están empezando bueno, es absurdo también. Pero no es absurdo mostrar la buena práctica.
  3. Si de hacer ejercicios se trata, hay que realizar ejercicios pequeños, evaluados y que se realicen en clases.

En otras palabras, habria que aprovechar que el curso tiene 2 bloques y 1 ayudantía para dividir la tarea de la siguiente forma:

  • Bloque I: La teoría de la metodología. Todos los conceptos, recomendaciones, ideas que -bueno- el manual dice que hay que tener en cuenta.
  • Bloque II: La práctica de la metodología. Elegir unas 15/16 buenas investigaciones que muestren un poco cómo se hace realmente el asunto.
  • Ayudantía: Ejercicios (también se pueden hacer algunos ejercicios en catédra). Los ejercicios debieran ser independientes para permitir que las personas no se vean perjudicadas por un primer problema básico.

Ahora, y cómo lo que me parece más interesante (y a lo que espero poder dedicarle más tiempo si efectivamente realizo el curso) es la elección de las 15-16 investigaciones, entonces un primer listado:

  1. PNUD diría el Informe 1998 y el 2006.
  2. El Informe de la Decencia. Será cualitativo y el curso es cuantitativo pero es una muy buena investigación que merece ser conocida (y además es un muy buen ejemplo de cómo hacer una buena investigación cuando tus ideas iniciales no muestran ser muy fructíferas, y como ir mucho más allá -en ese caso- del simple ‘no funcionó la hipótesis’)
  3. Getting a Job de Granovetter (habría que traducirlo, pero sirve para mostrar cómo se pueden hacer cosas interesantes sin necesidad de mucho aparato estadístico)
  4. Encuesta CASEN (de cómo funciona la investigación a gran escala, como ejemplo de los estudios períodicos, oficiales y todo eso) O quizás se podría usar la encuesta del CONACE -que tiene un buen adjunto metodológico
  5. Axelrod y el Tit-for-Tat. Para mostrar como se puede discutir en ciencias sociales a punta de simulaciones con computadores (además es entretenido y les puede servir para conocer dilemas del prisionero y esas cosas)
  6. Usos del Tiempo. No estoy seguro de sí usar la chilena, pero quizás la alemana y la australiana puedan servir. Para salir de la idea que hacer encuestas es preguntar actitudes. Y ver en particular como todos los problemas metodológicos son indisolubles de los problemas conceptuales y prácticos.
  7. Para usar un clásico, el American Soldier pudiera ser (traduciendo lo que corresponda y se use)

Hmm, se me ocurren otras pero serían quizás demasiado subjetivas, habra que discutir con otras personas el sistema.

Una buena cita -en mi pobre entender

La cita es de Charles Tilly (y si usted no sabe quien es Tilly bueno sería que lo averiguara, el tipo es muy interesante). Pero empecemos con la cita:

‘Those attractions [las de encontrar variaciones] have, unhappily, tempted social scientists into some oftheir greatest technical abuses. There is the abuse of the Great Blender, in which we take numerical observationson a hundred-odd national states, made comparable by the magic fact of appearing in parallel columns of a statistical handbook, and run multiple regressions or factor analysis in order to discern the dimensiones of development, modernity, of political instability, or of someother equally ill-defined global concept. There is the abuse of the Ersatz Laboratory, in which surveys teams establish themselves in a number of different countries, translate a common questionnaire into the various local languages, send out interviewers to ask the questions of presumably comparable samples of individuals or households in each country, code up their results into standard categories, then pool the information thus manufactured into an analysis of cross-cultural variation in the relationship between X and Y, with Z controlled. Let us not forget the abuse of the Cultural Checkerboard, in which hired graduate students read stacks of ethnographic articles and monographs, recording for each ‘society’ encountered the presence or abscence of patrilocal residence, early weaning, male puberty rituals, couvade, and dozens of other cultural traits, then transform their judgments into holes in Hollerith cards, so that someone else can run statistical analysis to determine either which ‘societies’ resemble each other most, or which cultural traits vary together’ (p 116-117 de Big structures, large processes, huge comparisons, Russel Sage, 1984).

No es que Tilly diga que los estudios cuantitativos comparados no sirvan (de hecho menciona la utilidad de los estudios estandarizados sobre el tiempo), sino la ingenuidad muchas veces de ellos y todas las cosas que olvidan (por ejemplo -y no es lo único- ‘they treat many units whose independence with respect to the characteristics being measured is uncertain, for example, Belgium, Luxembourg, the Netherlands, the German Federal Republic, Switzerland, France and Liechtenstein appear as separate cases in an analysis of the relationship between television viewing and newspaper readership’ (p 118).

En fin, una buena cita de un buen libro.

Si la derecha sigue así, no va a ganar nunca una elección

¿La cita importante?

‘De dónde van a conseguir el casi 4% de los votos que les falta para llegar al Gobierno?

-Baldo Prokurica (RN):

“La oposición ha estado, ya en dos oportunidades, muy cerca de ser gobierno. Éste es un elemento que, a pesar de ser tan evidente, no lo es para la opinión pública ni para el gobierno. Somos casi la mitad del país; sin embargo, a la izquierda que gobierna pareciera no importarle lo que piensa la oposición. Y cuando no tiene los elementos para ganar con los votos, recurre a cualquier mecanismo. Como Alianza hemos hecho estudios a fondo y creemos que por lo menos el 10% de los parlamentarios, de los alcaldes y de los concejales de la Concertación han salido producto de la intervención electoral. Nosotros perdimos la elección presidencial pasada producto de lo mismo’.

Si de verdad creen eso, entonces van a continuar perdiendo elecciones como lo han hecho durante los últimos 80 años. Hace casi medio siglo que la derecha no gana una elección presidencial (’57 con Alessandri). Y esa elección sólo la ganaron por la división del voto -digamos con términos de ahora- ‘progresista’. Para decirlo de otro modo, la derecha ha perdido las elecciones de 1938, 1942, 1946, 1952, 1964, 1970, 1989, 1993, 1999 y 2005 (y perdió el plebiscito del ’88 que también debiera contar como elección presidencial). El record es bastante claro.

El 4% parece poco en términos electorales. Pero uno bien pudiera decir que resulta bastante difícil de lograr. Y menos si la explicación va por el lado de ‘intervención’ y no de observar sus problemas.

En todo caso, si incluso llegaran a ganar una elección, no sería tan problemático. Y no por la idea que no son tan distintos al gobierno actual. Es que la derecha llega a gobernar en Chile e, inmediatamente, el país se inocula contra su gobierno. Digamos que tienen una buena incapacidad no sólo para ganar alguna elección, sino que sus posibilidades de ganar seguido son casi minúsculas.

A propósito de una cita de Luhmann

A veces, uno comete errores flagrantes. Uno de ellos lo cometí hoy al leer un texto de Luhmann (‘La modernidad de la Sociedad Moderna’ en ‘Observaciones de la Modernidad’).

Y entonces aparece la siguiente cita (en nota a pie de página)
‘Ya que Giddens rechaza una explicación sobre ‘diferenciación funcional’, vincula el concepto de sociedad al nivel del Estado nacional y probablemente tampoco diría que la ‘reflexive monitoring of action’ tiene que tener esa consecuencia por una especie de ley histórica; en realidad, sólo queda una explicación a través de la evolución de técnicas de comunicación de amplio alcance. Pero entonces la transición a la modernidad comenzaría con la invención de la escritura, y su primer resultado sería la conciencia pluriétnica surgida en el siglo II a.C en Egipto y Asia Menor’ (p. 20).

Ahora, bueno es que -extrañamente- Luhmann usa algo cercano a un argumento, pero como argumento no resulta tan bueno. Porque, ¿cuál es la razón que la transición a la modernidad no pueda comenzar con la invención de la escritura? (de hecho, es como se puede leer algunas de las tesis de Goody). Pero dar razones es, en todo caso, tan ajeno a Luhmann que bien pudiera perdonarsele que no las usara ahora.

Y sobre la falta de razones:
‘También aquí servirá de ayuda una comparación histórica para obtener distancia. A todas luces, esto ya no tiene nada que ver con la antigua ética europea, por más que hoy haya quién guste de volver a soñar con una sociedad civil ético-política. Esta tradición terminó en el siglo XVII, a más tardar en el XVIII. Al mismo tiempo termina la rivalidad comunicativa entre filosofía y retórica (o también entre historiografía y poesía), que había coaccionado el esquema verdadero/falso u por eso tenía que utilizar los problemas de comunicación para justificar por qué la retórica y la poesía tenían que trabajar con veladas o percibidas ilusiones. Mientras entonces se trataba de amplificación, arriba empleabámos para ello el concepto de absorción de la inseguridad. Sin embargo, el mundo de estas premisas de la comunicación se ha sobrevivido a sí mismo desde todos los puntos de vista. Nada de esto es hoy directamente relevante, y todo intento de reactualización está por eso bajo la sospecha de funciones compensatorias(p 166-167, Ecología de la Ignorancia, negritas JJ).

Y así es como ‘argumenta’ Luhmann: Planteando que -obviamente, como alguién pudiera siquiera pensar lo contrario- los que opinan en contra de él están claramente equivocados (pertenenciendo a tradiciones que desde hace siglos están terminadas, faltaba más). Lo único que se acerca a un argumento es el punto sobre el final de las rivalidades filosofía / retórica, historia / poesía. Y ahora, ¿cuál es la relevancia de esa observación sobre el tema en discusión?

Si así funciona la ‘teoría’ sociológica, no hay mucho que hacer con nuestra disciplina. Alrededor de 200 páginas sobre la sociedad moderna y nada -cero- empiria. Lo más cercano son discusiones sobre lo que se dice sobre la sociedad moderna, una observación sobre el golpe en Rusia el ’91 y otra observación sobre la industria de la moda.

En fin, hay autores peores uno puede pensar.

Mas maravillas de Google

Todo partió, al menos para mí, tan inocentemente como tener una cuenta gmail. Y de pronto, revisando mi correo hoy, me fijo en una opción “spreadsheets” ¿Opción spreadsheets?. K, hago click en ella y ¿con que me encuentro? Con que puedo crear pequeñas planillas de cálculo en el servicio, tenerlas siempre disponibles y poder compartirlas o trabajarlas con cualquiera. Que es, en realidad, una maravilla (abierta en Labs el 6 de Junio)

Y entonces me di una vuelta por google labs. Y, bueno, los muchachos de Google son lo mas mejor (Google Notebooks se ve interesante).

Pero, bueno ¿que podría ser un principio cultural?

Ahora, un problema con la distinción del post de ayer es que lo de los principios culturales que generan las acciones o afirmaciones concretas tiene algo de inasible. A final de cuenta, siempre podemos inventar un principio subyacente que vuelva dos afirmaciones completamente diferentes en simples modalidades de algo más profundo. Así que para dar algo de la idea de lo que estaba pensando con principios, y bajo el principio que unos buenos ejemplos superan a una definición, digamos que principios son ideas como las siguientes(*)

  1. Nunca confíes en alguien que no conozcas
  2. Los amigos son como los hermanos (digamos, hermanos elegidos). En otras palabras, el modelo de amistad es basado en la familia, no en otros entornos (conocidos / compañeros de curso etc.)
  3. La familia son lazos de sangre (y luego los lazos menos importantes en una familia son los de pareja)
  4. La familia es un lugar de refugio (y, por ende, hay que cuidar la tranquila convivencia)
  5. La libertad e independencia es que los otros no te molesten

La idea es que cada uno de esos elementos (y más aún en combinación) son los que producen, en combinación con ciertas percepciones sobre el contexto (digamos, Chile es un país sin riesgo de guerra civil) los que producen cambios en las afirmaciones concretas. Las que solemos preguntar en encuestas.

(ah, y en otro asunto nada que ver, la versión de Furtwängler de la 9a es una maravilla)

(*) Por supuesto, la idea es que los principios anteriores caracterizan la cultura chilena y no han cambiado para nada en los últimos 20 años -cuando todo el resto cambió. Pero eso será asunto de otros posts supongo)

A propósito de los cambios culturales

En Chilesoc, hace sólo un par de días, Marta Lagos decidió lanzar la siguiente idea:
Estamos casi listos con los datos de la cuarta ola del estudio
mundial de valores, tenemos 1990, 1995, 2000 y 2006.

Cuatro olas que muestran el cambio valorico en Chile

Con la idea que Chilesoc organizara una discusión sobre ello.

Ahora, independiente de lo interesante de la idea (que creo que lo es y así lo mencione en Chilesoc, junto a varios otros igual de obvios que yo), me parece interesante decir lo siguiente: ¿Muestran los datos un cambio valórico?

Porque creo que hay que distinguir dos niveles cuando uno discute sobre valores y sobre (finalmente) cultura. Porque no todo cambio en las respuestas (y hay varios cambios que son muy interesantes) implica un cambio cultural. ¿Por qué? Porque una misma cultura -sin haber cambiado sus principios- puede responder de distinta manera en distintas situaciones. En otras palabras, una cultura no es un conjunto de elementos concretos (respuestas en un contexto de encuesta) sino un conjunto de principios generativos (*) que producen esos elementos.

Y, por tanto, en situaciones diferentes, el mismo principio producirá concreciones diferentes. En otras palabras, no todos esos cambios son cambios en la cultura. Por otra parte, no por eso dejan de ser cambios. Cuando pensamos en que los cambios culturales son lentos, debiéramos tener en cuenta también que dentro de una cultura pueden existir diversas modalidades.

(*) Tan Bourdieano que uno se pone a veces.

Community and Society in Roman Society

Por Stephen L. Dyson (John Hopkins University Press, 1992). Hmm, casi todas mis lecturas sobre la antigüedad clásica son de principios de los ’90, necesito ponerme al día.

Pero, bueno, a la tarea. Las citas que nos interesa mantener en mente:

Free elections, with their complex political and social dynamics, continued at Pompeii long after they had ceased at Rome’ (2) y ‘It even [Rome] lacked public baths and theaters, facilities that could be found in many smaller towns in Italy‘ (51), hablando alrededor  del 100 AC. (A proposito de las ventajas de Roma para las elites locales)

Ambitious slaves and freedman found manifold opportunities in the developing market economy, as all regiones of Roman Italy entered into a ancient version of the consumer society’ (46) ‘Certainly the Roman elite become increasingly addicted to a range of luxury items, but consumer goods circulated to all levels of Roman society‘ (47). Los bienes de consumo a los que se refiere: Black-gazed pottery, lamps, Pompeian First Style wall painting. (A propósito de la sociedad de consumo y como siempre que se estudian las cosas de cerca, los antiguos aparecen sorprendentemente ‘consumistas’ y ‘comercializados’

Leyendo a Wallerstein

Por razones diversas, ¿siempre son diversas, verdad?, empecé a leer un texto de Wallerstein sobre el análisis de sistemas mundiales. Básicamente, un libro introductorio en base a unas clases que dio en España.

Y entonces llegué al capítulo final en el que nos planeta que la economía-mundo capitalista está en una crisis media terminal. Y nuestro mundo sería una economía-mundo porque no se integra políticamente (un solo estado para todo el ‘mundo’) y capitalista porque está bajo la idea de la búsqueda continua de ganancia (en otras palabras, la búsqueda continua de crecimiento).

Las razones que entrega son relativamente atendibles (el continuo proceso de incorporación de nuevos grupos al mercado laboral está llegando a su fin, aunque ¿no dijo lo mismo Rosa Luxemburgo a principios del siglo XX?, la dificultad de superar la disminución de la tasas de ganancia etc.) Ahora, uno bien pudiera decir que, en realidad, como siempre, la crisis del capitalismo se encuentra sobredimensionada. Al parecer, siempre hay nuevas formas de descubrir grupos y zonas inexploradas que agregar que eviten la crisis final del sistema.

Pero dejemos el punto del colapso o decadencia en suspenso por ahora. Es otro el tema que me interesa. Wallerstein nos dice que, entonces, nos encontramos con una dicotomía, con las opciones de Davos o Porto Alegre. Y desarrolla sus opciones a partir de una discusión de la libertad de la mayoría (la libertad de decidir colectivamente nuestros destinos) y la libertad de la minoría (la libertad de no ser atropellados por la sociedad). Y entonces nos dice que muchos nos venderán una libertad por la otra, y que tenemos que buscar como conseguir ambas libertades.

Ahora, libertad de la mayoría, de la minoría no es más que otra forma de decir libertad de los antiguos/ libertad de los modernos; libertad positiva / libertad negativa y toda otra serie de dicotomías de antigua data en el mundo moderno. Para decirlo de otro modo, la dicotomía que nos ofrece Wallerstein es una dicotomía desarrollada, descubierta y parte del discurso político de su economía-mundo capitalista.

En otras palabras, no representa una superación de la discusión de esa entidad social. Lo que nos vendría a decir que, si efectivamente ese mundo cayera en crisis, las discusiones y opciones vendrían de otra parte.

NOTA: ¿Que podríamos esperar si la economía-mundo capitalista desapareciera? Las opciones históricas serían -a menos que apareciera otra formación inexistente hasta ahora-
a) El estado-mundo: la solución imperial. La formación ‘mundo’ más común, como nos dice Wallerstein.
b) Una economía-mundo no-capitalista: O sea, un mundo no unificado políticamente pero que no fuera capitalista (que no estuviera orientado a la acumulación incesante). No es un ejemplo que Wallerstein discuta en su texto, pero la situación de la Antigua Mesopotamia bien podría indicar un modelo similar. No indico la Grecia Clásica porque después de unos cuantos siglos fue incorporada a imperios, pero la no-imperialidad de Mesopotamia fue de larga data (hasta los Asirios todas las formaciones imperiales fueron de corta duración). Otro motivo para estudiar a mis queridos mesopotámicos entonces.