Thaler y el Premio Nobel de Economía

El día de ayer, se otorgó el premio Nobel de Economía (en realidad, el premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas) a Richard Thaler. Buena parte de los comentarios se ha centrado en la importancia de la economía del comportamiento, tema al cual Thaler ha dedicado su investigación; y en que este campo, y Thaler en particular, ha mostrado que las personas son racionales, rompiendo con todo un importante dogma en la economía.

Me permitiré disentir de esa celebración. No en lo que se refiere a que se premie a la economía del comportamiento: Que la economía se dedique, como cualquier ciencia empírica, a analizar lo que las personas efectivamente hacen no puede ser más que celebrado. Pero es lo segundo, lo relativo a la racionalidad, lo que es incorrecto.

El  dogma más crucial de la economía no es tanto insistir en que las personas se comporten racionalmente, sino en la definición de lo que es comportamiento racional. Pensemos en todos las paradojas que son tan comunes en el rational choice -por ejemplo, el que las personas voten aun cuando racionalmente no debieran hacerlo (porque su voto no afecta el resultado). Todas esas paradojas lo son sólo desde la perspectiva de una forma bien concreta de pensar la racionalidad, no es que falten razones esgrimibles sobre el hecho de votar que vayan más allá del impacto en el resultado -pero es la economía la que decide que esas razones son irracionales. Lo mismo pasa con múltiples de las paradojas que describe la economía del comportamiento, como la famosa de Allais, en la cual las personas no se comportan de acuerdo a la utilidad esperada. Usemos la descripción de Wikipedia al respecto:

Primer experimento

  • Opción 1A: recibir 1 millón de dólares con probabilidad 100%.
  • Opción 1B: recibir 1 millón de dólares con probabilidad 89%, o 5 millones con probabilidad 10%, o nada con probabilidad 1%.

Segundo experimento

  • Opción 2A: recibir 1 millón de dólares con probabilidad 11%, o nada con probabilidad 89%.
  • Opción 2B: recibir 5 millones de dólares con probabilidad 10%, o nada con probabilidad 90%.

En varios estudios se halló que la mayoría de la gente elige las opciones 1A y 2B. Esto es inconsistente con la teoría de utilidad esperada, que indica que una persona debería elegir 1A y 2A, o bien 1B y 2B. Ello porque la teoría de la racionalidad dice que hay que descontar aquellas cosas que son iguales entre opciones -y tanto en la opción 1A y 1B hay un 89% de probabilidad de recibir 1 millón, por lo cual eso no cuenta; y tanto en la opción 2A como 2B hay un 89% de probabilidad de recibir nada, y ello no cuenta. Al descontar lo que la teoría dice que hay que descontar, entonces la opción 1A es igual a 2A (11% de probabilidad de recibir 1 millón) y la opción 1B es igual a 2B (recibir 5 millones con probabilidad 10% y nada con probabilidad 1%). Luego, si se elije A en una, se debiera elegir en ambas; si se elije B en una, se debiera elegir en ambas.

Pero, ¿por qué definir la racionalidad de acuerdo a esos principios? Siguiendo con el ejemplo de Allais,  él  mismo al diseñar esa paradoja lo hizo para mostrar que lo que era problemático era la concepción de racionalidad que estaba detrás de la racionalidad esperada. Allais estimaba que las elecciones de las personas eran perfectamente razonable (elegir 1A y 2B no es, en realidad, irracional). El lector puede pensar que elecciones le parecían razonable antes que se expusiera la descomposición y se planteara ese axioma de la racionalidad que pone la teoría de la utilidad esperada. Aceptar que la racionalidad puede ser algo diferente de lo que ellos pensaban que era, ha resultado difícil de aceptar para la economía. Al final, es la economía la que decide que es lo racional y que es lo irracional.

En otras palabras, la economía del comportamiento (con Thaler) comparte con la economía tradicional la misma concepción de lo qué es racional. Difieren en su visión de la empiria. Ahora bien, esto implica que ambos prefieren mantener la teoría de la racionalidad incólume, y unos niegan que la gente no se comporte así y otros dicen que las personas no se comportan racionalmente y que ello es, más bien, un problema con las personas (a las cuales se les podría llevar a que se comporten racionalmente, como dice la teoría que deben comportarse), pero ello jamás como un problema de la teoría que debiera cambiar la concepción sobre qué es la racionalidad. La razón es lo que los economistas dicen que es, no algo sobre lo cual se investiga.

No es tan ‘revolucionario’ entonces lo de la economía del comportamiento. Peor aún, se basa en la idea -que en realidad es bien peregrina- que son los economistas (u otros que también manejan esa racionalidad) quienes saben lo que es racional, y quienes juzgan al resto.  Que la racionalidad sea algo claro sobre la cual no existen debates es erróneo; que existan sus sacerdotes que deciden que es y que no es racional es algo impresentable.

Anotaciones a Economía y Sociedad VI: Las variedades de la vida económica

Una proporción bastante alta del Capítulo sobre las Categorías Sociológicas fundamentales de la Vida Económica (Primera Parte, Cap II, Economía y Sociedad) se dedica a describir una pormenorizada clasificación de formas de esa vida económica. En particular, entre los §15 y el §24 Weber hace una larga casuística de las formas de actividad económica (en el §28 realiza una de las formas de intercambio), que resume en el §24a. Para dar una idea del detalle puesto en ese catálogo, una muestra del §19:

Ya el contexto de la clasificación que transcribiremos muestra la complejidad. Weber está hablando de la apropiación de las oportunidades de trabajo (que es una de las formas en que se pueden apropiar las probabilidades de retribución, que es una forma de clasificar socialmente la distribución de servicios, para distinguirla de las formas técnicas de clasificación). En ese tipo Weber diferencia cuatro posibilidades. Y a su vez la primera de esas posibilidades tiene las siguientes alternativas:

a) apropiación monopolista por los trabajadores mismos de las oportunidades de trabajo (trabajo gremial libre). Pudiendo ser ésta:
?) hereditaria y enajenable, o
?) personal e inalienable, o
?) hereditaria, pero inalienable -en todos estos casos, bien de manera incondicionada, ya vinculada a determinados supuestos materiales (Primera Parte, Cap III, § 19)

A lo que siguen algunos ejemplos de cada caso, mostrando que esta clasificación responde a una diversidad real de las formas de actividad económica.

Catalogar la variedad de la vida económica

¿Cuál es la importancia de realizar ese catálogo de la variedad de la vida económica?

Porque en ciencias sociales en realidad estamos acostumbrados a formas de clasificación bastante más sencillas, y por cierto sin toda la compleja jerarquía que Weber despliega. Realizamos algunas distinciones básicas (digamos, entre sociedades modernas y tradicionales, adscripción y logro), donde a lo más a veces graduamos la tipología en varias clases que tienen más o menos la dimensión que analizamos. Las tablas de doble entrada son también de amplio uso al clasificar. Conste que esta forma de clasificar es también usada por Weber -la distinción entre la gestión de haciendas y gestión de lucro (numero § 10 y § 11 ) es del mismo tipo.

¿Cuál es la diferencia de uno u otra forma de clasificar? Las clasificaciones sencillas suelen provenir directamente de la teoría y se orientan por distinciones que serán operativas para alcanzar conclusiones conceptuales relevantes. La diferencia entre gestión de hacienda y por lucro conecta con otras distinciones sobre el cálculo y la racionalidad por ejemplo. Los catálogos, en cambio, no tienen esa orientación -no son categorías que se puedan deducir simplemente a partir de las distinciones teóricamente relevantes. Su objetivo es más bien otro: el de mostrar la variedad de formas existentes en la realidad.

Lo cual quiere decir, entonces, que la clasificación de Weber en este punto está interesada en mostrarnos la variedad de las formas de vida económica. Y que es ello lo que pasamos por alto cuando usamos otras clasificaciones. Si pensamos en otras disciplinas, uno puede observar que en biología es donde la clasificación de la diversidad de formas (de especies) es más desarrollada y adquiere una gran centralidad: Entender los procesos vitales implica, en parte, dar cuenta de cómo se ha desplegado toda la diversidad de formas de vida que representan los millones de especies (y sus clasificaciones de mayor jerarquía). Preocuparnos, junto con Weber, de catalogar la variedad de la vida económica es también reconocer que dar cuenta de esa diversidad (y quizás, imitando en ello un poco a los biólogos, maravillarnos de dicha pluralidad) es también una de las principales tareas de nuestras disciplinas.

 

Los Esquemas de Clasificación de Weber.

A continuación mostraremos los esquemas de Weber, en sus categorías principales (sin entrar en el detalle de cada una de ellas, que es cuando realmente se muestra la variedad, pero hacer eso requeriría transcribir buena parte del capítulo). Este resumen quizás permita, por un lado, una mejor lectura del capítulo en cuestión, y, por otro,

Los esquemas que presenta Weber son de distinto tipo. Los primeros (las formas de articulación de servicios) corresponden a las diversas formas que puede adoptar la economía tomando en cuenta una dimensión (lo equivalente a diferenciar especies de acuerdo a sus formas de reproducción o su metabolismo). La última (tipología de relaciones de apropiación y de mercado) representa una clasificación de las diversas formas de realizar actividades económicas en conjunto, a través de las combinaciones de las distintas modalidades de las anteriores (lo equivalente a diferenciar tipos o clases en biología).

Formas de articulación de servicios. Clasificación Técnica:

A. Según la división y coordinación de servicios (§ 16)

  1. Según servicios emprendidos por una y la misma persona. Para ejemplificar las distinciones usaremos una de las menores jerárquicamente (pero que tiene importancia empírica como el miso Weber lo hace notar): La diferencia al interior de la sub-categoría de servicios particularizados entre especificación de servicios (la persona realiza todos los actos necesarios y heterogéneos para producir un producto particular) y especialización de servicios (la persona sólo realiza un tipo de acto, de modo que el producto final requiere servicios de varias personas)
  2. Según la manera como se coordinan para realizar un propósito los servicios de varios
    1. Acumulación de servicios
    2. Coordinación de servicios

B, En cuanto al modo y medida de su combinación con medios de producción materiales complementarios (§ 17)

Formas de articulación de servicios. Clasificación Social:

A. Según queden repartidos entre unidades económicas autocéfalas: (§ 18)

  1. Economía unitaria con especialización y coordinación puramente interna
  2. División de servicios entre unidades económicas autocéfalas
    1. Especialización o especificación entre unidades económicas heterónomas pero autocéfalas
    2. Especialización de servicios de acuerdo a economía de tráfico entre economías autocéfalas y autónomas

B. Según la forma en que son apropiadas las probabilidades por retribución de servicios. De acuerdo al objeto de la apropiación (§ 19)

  1. Probabilidad de utilización de servicios / apropiación de oportunidades de trabajo (§ 19)
    1. Apropiación monopolista por los trabajadores
    2. Apropiación por parte del propietario de los trabajadores (trabajo servil)
    3. Ausencia de toda apropiación
    4. Apropiación por parte de una asociación de trabajadores, sin apropiación de los trabajadores individuales
  2. Medios materiales de producción (§ 20)
    1. Apropiación por parte del trabajador (individual o en asociación)
    2. Apropiación por el propietario
    3. Apropiación por parte de terceros de carácter regulador
  3. Probabilidades de ganancia merced a servicios de disposición (§ 21)
    1. En casos de dirección tradicional de hacienda
    2. En explotaciones lucrativas

Tipología de relaciones de apropiación y de mercado.

permite (de acuerdo a los esquemas anteriores) una gran cantidad de combinaciones. De acuerdo a Weber los más importantes históricamente han sido (§ 24a)

  1. En tierras de cultivo
    1. Agricultura con aprovechamiento transitorio de terreno
    2. Agricultura sedentaria, regulación de derechos de aprovechamiento por la comunidad con haciendas familiares
    3. Señoríos territoriales y corporales con tierras solariegas, con prestaciones de campesinos dependientes
    4. Monopolio del suelo con garantía solidaria de los campesinos con respecto a cargas fiscales
    5. Propiedad señorial libre con uso consuntivo (i.e no lucrativo) de los campesinos dependientes como fuente de renta
    6. Economía de plantación
    7. Explotación hacendaria
    8. Ausencia de propiedad señorial, economía campesina con apropiación del suelo por quienes lo trabajan
  2. En la industria, transporte y comercio
    1. Industria doméstica (usualmente con cambio ocasional)
    2. Industria vinculada a una parroquia (a un lugar local), especificación de servicios de acuerdo a una comunidad de consumidores
    3. Industria libre (libre producción para clientes)
      1. Stör (en casa de quien paga el trabajo)
      2. Trabajo por salario -con apropiación de la materia prima por parroquianos, de las herramientas por trabajador, y de las instalaciones por señor o asociación
      3. Trabajo por precio –trabajo se apropia de materia prima y de herramientas, apropiación de instalaciones por parte de asociación (gremio)
  3. Desarrollo hacia el capitalismo
    1. Monopolio de hecho de empresarios de los recursos monetarios de la industria como anticipo de trabajadores
    2. Apropiación del derecho de venta de los productos, consecuencia de monopolio de hecho
    3. Imposición de disciplina interna a los trabajadores a domicilio dependientes del empresario
    4. Creación de talleres sin especialización racional del trabajo, dentro de explotaciones donde dueño se ha apropiado de los medios materiales de producción
    5. Como último paso: mecanización de producción y transporte, y cálculo del capital (el elemento crucial para hablar de capitalismo de acuerdo a Weber)

En relación al desarrollo del capitalismo, Weber declara que fuera de Occidente sólo se dan los casos A y B, y el resto es específico al Occidente Pero más allá de ello, el caso es que -y recordemos que no hemos bajado dentro de los esquemas a las clasificaciones más bajas- Weber nos muestra una fuerte variedad de formas de vida económica.

Frente a esta pluralidad y variedad, nuestras divisiones usuales muestran su incapacidad para dar cuenta de la diversidad real de la vida social. En el caso que analizamos económica, pero en realidad aplica a todas las formas. Si en el análisis de la vida biológica, dar cuenta de la diversidad es parte central del conocer ese mundo, lo mismo cabría decir de la vida social. ¿Como cabría que explicaran o siquiera describieran la vida social quienes más bien la desconocen?

Y en ello, habrá que decirlo, el clásico que más reconoció lo anterior fue Weber.

La racionalidad más allá de la maximización. Los conceptos económicos de Weber

Aunque el texto se llama Economía y Sociedad, y todo el segundo y largo capítulo es ‘Las Categorías Sociológicas Fundamentales de la Vida Económica’, en general la interpretación de Weber no le ha dado una importancia central a su pensamiento sobre la economía. La sociología weberiana ha sido pensada como una sociología de la dominación o como una sociología normativa, o finalmente como sociología de la racionalización. Pero ahí puede decirse que está la conexión con la economía: ¿La noción de racionalidad con arreglo a fines no es equivalente a la usada en economía? En esa fácil equiparación hay una serie de saltos en los que conviene pararse para poder efectivamente comprender qué es lo que nos dice Weber sobre la racionalidad y la economía.

Entre las nociones estándar de racionalidad en economía y la discusión weberiana, que recordemos conocía y se basa en parte importante en las disquisiciones conceptuales del marginalismo, existen diferencias notorias. Weber no centra su descripción de la actividad económica racional en un rasgo que resulta central para la economía: la idea de maximizar u optimizar (de hecho, ni siquiera la noción más débil de satisfacer). Lo que enfatiza Weber es algo similar pero que no es idéntico: lo que enfatiza es el cálculo. Veamos su descripción de lo que considera son las actividades económicas racionales:

Las normas típicas de la economía racional son:

  1. distribución con arreglo a plan, entre el presente y el futuro (ahorro), de aquellas utilidades con las cuales, cualesquiera sean sus fundamentos, creen poder contar los sujetos económicos:
  2. distribución con arreglo a plan, entre las varias posibilidades de empleo, de las utilidades disponibles, siguiendo el rango de la estimada importancia de aquellas; según su utilidad marginal (…)
  3. obtención con arreglo a plan -elaboración y acarreo de aquellas utilidades cuyos medios de producción se encuentren todos dentro del poder de disposición del sujeto económico
  4. adquisición con arreglo a plan de los poderes de disposición o de codisposición sobre aquellas utilidades (Economía y Sociedad, Primera Parte, Capítulo II,§ 4)

Es la idea de arreglo a plan lo que resulta crucial. Pero en ninguna parte se hace mención al tema de maximizar u optimizar. Ahora bien, se podría decir que lo de maximizar está implícito. Weber define la acción económicamente orientada por el ‘deseo de obtener ciertas utilidades’ (Economía y Sociedad, Primera Parte, Capítulo II,§ 1); y en esa búsqueda de utilidades bien se podría decir ya está el tema de maximizar. Pero el mismo Weber nos recuerda que esa búsqueda de utilidades puede tener sentido más bien tradicional y no racional, por lo qué no se debe deducir de la idea de buscar utilidades noción alguna de maximizar.

Resulta necesario recordar aquí la vieja admonición: La noción de racionalidad en Weber es compleja, y nunca se olvida nuestro autor de recordarnos que racionalidad se dice de múltiples formas. En este contexto ello no sólo se refiere a la racionalidad con arreglo a valores (y su cercano, la racionalidad material, ver la definición en el § 9 del capítulo citado). Sino incluso cuando estamos hablando de racionalidad con arreglo a fines, no toda ella es racionalidad  económica. Weber se cuida de diferenciar a esta última de la racionalidad técnica (en estricto rigor está diferenciando el punto de vista técnico del económico, pero aplica a sus versiones racionales). El ejemplo que usa Weber es si una máquina debiera construirse con hierro o platino

En cuanto de aquí [preocupado del menor gasto de energías] se pasara a considerar la diferencia de escasez del hierro y del platino en relación con la demanda total -como hoy día todo “técnico”, ya en el laboratorio químico, está acostumbrado a realizar- no  tendríamos una conducta “exclusivamente técnica” (en el sentido literal adoptado) sino también económica. Desde el punto de vista de la “gestión económica” los problemas “técnicos” significan esto: que deben tenerse en cuenta los costos (Economía y Sociedad, Primera Parte, Capítulo II,§ 1, n 5)

Nuevamente, a partir de la diferencia entre la racionalidad técnica y la económica se podría buscar la idea de maximizar u optimizar: Que es a través de ese tomar en cuenta el costo que se introduce dicha noción. Y sin embargo, también de nuevo, se puede retrucar que Weber sigue sin mencionar el tema de la optimizar u maximizar. Lo que nos dice es que la actividad económica toma en cuenta los costos, no que está buscando maximizar la utilidad. La actividad económica tradicional está orientada por la utilidad, pero no por ello es racional.

Uno se puede acercar a una conducta maximizadora en Weber a través de la discusión que hace del dinero. En primer lugar, nuestro autor hace notar que:

Considerado desde un punto de vista meramente técnico, el dinero es el medio de cálculo económico “más perfecto”, es decir, el medio formal más racional de orientación de la acción económica.
El cálculo en dinero -no el  uso efectivo mismo- es por eso el medio específico de la economía de producción racional con arreglo a fines (Economía y Sociedad, Primera Parte, Capítulo II, § 10)

Y esto porque el dinero simplifica el cálculo: Mientras que el cálculo ‘natural’ (o sea sin dinero, § 12) es complejo, cuando éste se realiza a través del medio dinero la búsqueda de la utilidad marginal (Weber mismo usa el término) se facilita. Lo que permite que el dinero realice esa simplificación es el hecho que éste (como todos los medios de pagos cartales, a los que pertenece): ‘ se pueden dividir en trozos; es decir, que llevan un determinado valor nominal o un múltiplo o fracción del miso, de tal suerte que con ellos es posible un cálculo puramente mecánico’ (Capítulo II, § 6).

La posibilidad de maximizar en realidad aparece cuando contamos con un medio que nos permite reducir todos los valores a una sola medida. Lo que en la teoría económica estándar se asume que es operación disponible para todos los actores (i.e que todos los actores pueden calcular como lo hace el propio teórico economista); Weber nos dice que socialmente sólo aparece cuando se desarrolla un medio específico. Se puede pensar en maximizar en abstracto sin dinero (suponiendo funciones de utilidades), en la vida real ello se puede realizar sólo si hay dinero de por medio.

Lo que nos dice Weber finalmente es que la posibilidad real de la racionalidad económica de la teoría estándar depende de situaciones sociales concretos: Aquellos en los cuales se tiene disponible el cálculo monetario. Incluso ampliando a Weber e insistir que lo que dice del cálculo natural, que siempre tiene su dimensión tradicional (en el mismo § 10 antes citado) se puede ampliar a todo cálculo: El no todo es contractual en el contrato de Durkheim uno podría obtener un equivalente weberiano, de no todo es calculable en el cálculo. Más allá de ello, lo que nos queda es la otra conclusión: Lo que puede haber de racionalidad económica maximizadora en la realidad depende de la aparición de dispositivos sociales; y que la racionalidad no se reduce a sólo maximizar u optimizar.

NOTA. Cito de acuerdo a la recientemente publicada 3a edición en español (revisada por Francisco Gil Villegas) del Fondo de Cultura Económica del 2014.

NOTA II. Como no hay forma mejor de estudiar un texto que trabajarlo, imitaremos a los buenos estudiosos medievales y nos dedicaremos este febrero a una serie de anotaciones a Economía y Sociedad.

ADDENDUM. Calculabilidad y optimización.

Quizás no esté de más recordar que hay pasajes en Economía y Sociedad donde se hace mención de una equiparación entre calculabilidad y optimizar: calculabilidad óptima para el cálculo de capital (§ 11), plantear como explicación en parentésis de caculabilidad lo óptimo (§ 25, I). Ninguna de esas frases, y otras similares, elimina la diferencia que hemos puesto. En la primera la equiparidad entre cálculo y optimizar se hace en el contexto de cálculo de capital, pero es precisamente la tesis de esta nota que es el dinero lo que permite esa equiparidad (no es algo universal). Y en la otra referencia la pregunta inicial es sobre maximizar, lo que hace que en ese contexto se puede hacer equiparable: calcular para obtener el óptimo.

Sin embargo, en general no se puede hacer equiparable la idea de cálculo con la de optimizar o maximizar. Es precisamente la complejidad del cálculo natural lo que nos habla de situaciones en que se calcula sin tener criterio único para maximizar.

Adam Smith y la Teoría del Valor Trabajo

Aunque es de hecho algo reconocido, no deja de ser fácil olvidar que la teoría del valor trabajo no fue inventada por Marx, sino algo que recogió de la tradición de la economía clásica inglesa. Al mismo tiempo cuando se observan los textos originales al respecto, y en particular La Riqueza de las Naciones de Smith no deja de ser interesante la función original de la idea -que, obviamente, no es la misma que cumple en el planteamiento de Marx.

Uno de los objetivos centrales de Smith en el libro mencionado es atacar la idea que la riqueza tiene que ver con el dinero. Desde la primera frase del libro:

The Annual labour of every nation is the fund which originally supplies it with all the necessaries and conveniences of life which it annualy consumes, and which consist lalways eitherin the inmediate produce of that labour, or in what is purchased with that produce from other nations (Primer párrafo de la Introducción).

Hasta toda la discusión con el mercantilismo que llena todo el libro IV (Of systems of political economy), donde es un refrán constante: ‘It would be too ridiculous to go about seriously to prove that wealth does not consist in money‘ (Libro IV, Capítulo I, p 550) o cuando critica la teoría del balanza comercial, al criticar la idea que la ganancia del comercio sea el balance de dinero que queda tras el intercambio; ‘By advantage or gain, I understand, not the increase of the quantity of gold and silver, both that of the exchangeable value of the annual produce of the land and labour of the country’ (Libro IV, Capítulo III, Parte II, p 615). No sería difícil conseguir más citas al respecto.

¿A que se debe recordar lo anterior? Simplemente que es en torno a ese tema, y para dejar en claro que la riqueza consiste en lo que se produce es que se introduce el tema del valor trabajo. El capítulo en cuestión es el V del Primer Libro y ya el título es suficientemente claro: ‘Of the real and nominal price of commodities, or of their price in labour and their price in money’.

Aquí es interesante comparar con nuestra concepción contemporánea de valor real y nominal. En nuestro caso es sólo un tema de tomar en cuenta la inflación y por lo tanto que al comprar una cantidad de dinero valga lo mismo. La preocupación por el cambio del valor del dinero a lo largo del tiempo (o entre países) también está en Smith. Lo relevante es la forma de solucionarlo. Porque Smith no usa la forma nuestra, que consiste en transformar todos esos valores a un valor monetario común. Sino que insistirá, tras mostrar las variaciones, que ‘Labour, therefore, it appears evidently, is the only universal as well as the only accurate measure of value’ (Libro I, Cap V, p 52). Y la razón es que nuestra solución no le sirve a Smith porque estaría todavía muy cerca de la idea que la riqueza es dinero.

Al fin y al cabo, el problema es que la idea que la riqueza no está en el dinero sino en el annual produce (en lo que el dinero puede comprar, que así también lo expresa en varias ocasiones), entonces ¿como podemos medir esa riqueza? El dinero, que tiene como uno de sus roles poner a todos los bienes en equivalencia, se presenta como la forma inmediata. Pero eso es lo nominal -y eso es central en el mensaje de Smith. Luego, aunque sea muy difícil de medir, lo básico es que ‘the real price of every thing, what every thing really costs to the man who wants to acquire, is the toil and trouble of acquiring it’ (Libro I, Capítulo 5, p 43). Y así nos dirá que cuando todo requiere menos trabajo para poder comprarlo todo es más barato -más allá de cómo se expresa en términos de precio en dinero.

En otras palabras, en Smith la teoría del valor trabajo es una teoría de la medición y comparación del valor, elegida en parte porque evita caer -de particular relevancia en el momento en que Smith escribe el texto- en la ilusión monetaria. Y de hecho, pensado de esa forma no deja de ser usada en la actualidad. En textos de análisis histórico no es raro encontrarse con traducciones del valor de una moneda en términos de trabajo (tantos denarios o dracmas eran lo que podía ganar un trabajador calificado en un día, y un talento equivale a lo que tantos días de trabajo de ese trabajador podía comprar etc.) Y precisamente se hace porque cumple con la función que Smith le asignaba: la de hacer comparaciones: Transformar sestercios en dólares o pesos siempre se desactualiza (¿de dólares de que año está hablando el autor?) pero el estándar de trabajo permite una comparación -o al menos, dar un sentido de lo que significaban esas cifras.

Al mismo tiempo esto permite diferenciar claramente uno de los cambios que se desarrollan en el pensamiento de Marx: No es parte de Smith la idea que sólo el trabajo humano es el que crea y produce valor. Que la naturaleza produce valor es algo que Smith menciona en diversas ocasiones. Comparando campesinos y granjeros con artesanos urbanos en relación a los ejércitos -no estando limitado por las diferencias disciplinarias modernas Smith pasa por temas muy diversos en el texto- nos plantea al pasar que ‘Without the intervention of his [del campesino] labour, nature does herself the greater part of the work which remains to be done’ (Libro V, Capítulo I, Parte I, p 884) .

Enfatizar la función de medición de la concepción del valor trabajo no es sólo un tema de historia intelectual, creo que es útil para entender ciertas situaciones contemporáneas. ¿La credibilidad, muchas veces de sentido común, de la ideas mercantilistas en la actualidad, pensemos en el tema del balance de comercio, no tendrá que ver con que la forma con que medimos la economía, el PIB, es finalmente una forma de medir usando el estándar del dinero? ¿Y con ello cae en la trampa de pensar que la riqueza es dinero que era precisamente la idea central contra la cual dirigía Smith su obra?

El crecimiento del PGB per capita en PPP en Chile. 1980-2012

Para algo que sirvan las organizaciones del capitalismo internacional. Usando la base de datos del Banco Mundial (aquí el link) se pueden hacer varias cosas. Una de las más sencillas es simplemente analizar el crecimiento del PGB per cápita.

Esto porque circulan varias cifras, pero en muchos casos no se toma la mayor atención a cosas básicas, como por ejemplo en usar valores reales en vez de nominales (que suele producir problemas mayúsculos). Pensemos en la repetida afirmación del desarrollo como equivalente a 20.000 dólares que olvida especificar dólares de que año (la idea esa ya fue dicha a principios de este siglo, y claro 20.000 dólares del 2.000 no son iguales a los del 2.013). Y además está el asunto de usar la estimación transformando al valor del cambio del dólar o usando el método PPP.

En el análisis realizado el indicador es el siguiente: GDP per capita, PPP (constant 2005 international $). Hemos usado la serie entre 1980 y 2012 porque ese indicador sólo está disponible desde ese año, pero de todas formas son 32 años de análisis. Serán de utilidad. Los datos excel obtenidos del Banco Mundial están en el archivo Excel disponible en este link.

¿Y qué se puede decir?

(1) Chile ha crecido desde 5.639 dólares el año 1980 a 15.836 el 2012, que es un crecimiento de 181%, o sea en 32 años ha casi triplicado el per cápita.

(2) Sucede que, en comparación con otros países de América Latina, ha mejorado su posición comparativa: En 1980 tenía un ingreso inferior a Argentina, Uruguay, Brasil, México, Perú y algo superior a Colombia. El 2012 el ingreso era superior a todos ellos (Argentina al menos hasta el 2007 que es cuando la serie se interrumpe en los datos del Banco Mundial).

(3) Y sucede que se ha acercado a los países desarrollados. El año 1980 representaba el 27% del ingreso de Alemania o el 22% de Estados Unidos, y el año 2012 representaba un 46% del ingreso alemán y un 37% del ingreso norteamericano. Con todo, no alcanza los ingresos que esos países tenían el año 1980 (que era de 20.861 en el caso de Alemania y 25.510 en Estados Unidos).

(4) ¿Y pensando en la comparación con Portugal que tan común ha sido entre algunos. Cuando la comparación se hacía a principios del siglo, bueno Portugal tenía 20.000 dólares de ingreso, que todavía no alcanzamos. Si podemos decir que Chile tiene ahora un ingreso superior al de Portugal en 1980 -que era de 12.208.

Y como las cosas requieren un gráfico, he ahí uno:

 Evolución PGB per cápita en varios países de América Latina. 1980-2012
(PPP, dólar internacional constante 2005)

Grafico_evolucion_ingresos

Por lo tanto, ¿ha crecido Chile? Si, y no se puede negar que el crecimiento ha sido alto, y que se ha acercado al ingreso de un país desarrollado -aun estando todavía lejano. De ahí no faltara, es cosa de recordar algunos discursos en la actual coyuntura, quien concluya que las cosas funcionan y que se está en el buen camino. Pero no olvidemos que los promedios en países de alta desigualdad esconden muchas realidades. No es tan sólo que estemos a 5.000 dólares del ingreso de un alemán promedio del año 1980 sino que dada la distribución del ingreso el porcentaje de la población a la cual le falta bastante más que esa cifra para llegar a su equivalente alemán (percentil a percentil) no deja de ser importante. En otras palabras, incluso cuando llegáramos a ese ingreso un segmento significativo de la población tendría un ingreso inferior.

En ese sentido, me interesaría que el lector se fijara en otra línea del gráfico: Uruguay tiene un ingreso promedio inferior, pero la distancia no es tan alta, de hecho ha tenido en la última década un mayor crecimiento que Chile, y al mismo tiempo tiene una desigualdad bastante menor que Chile. Lo cual lleva a la pregunta de si comparamos percentil a percentil de la distribución de ingresos, ¿cuantos chilenos viven peor que un uruguayo equivalente? Los datos directos para ello no existen pero uno puede hacer una aproximación: Sabemos el ingreso medio (los datos del Banco Mundial que ya vimos) y conocemos la distribución del ingreso por decil (a través de la CEPAL, el link al cruce aquí), eso nos permite estimar el ingreso de cada decil. Y eso nos da, para el año 2011, la siguiente tabla:

Ingreso per capita por decil de Ingreso para el año 2011, Chile y Uruguay
(con dólares internacionales del año 2005, PPP)

Decil Chile Uruguay Diferencia
1 2.421 2.936 -515
2 4.236 4.804 -568
3 5.446 6.138 -692
4 6.657 7.740 -1.083
5 8.170 9.074 -904
6 9.683 10.942 -1.260
7 12.103 13.078 -974
8 15.734 16.280 -546
9 22.996 21.351 1.645
10 63.845 40.834 23.011

Esto es sólo un ejercicio porque asume que los deciles son de igual tamaño en población, pero de hecho son deciles de hogares no de personas. Y los hogares de menores ingresos tienden a ser un poco más altos, por lo cual el promedio de ingreso es probablemente menor que el puesto en los deciles menores. Y dado que el tamaño del hogar en Chile y en Uruguay no es el mismo eso también afecta un poco la comparación. Pero sirve como una primera aproximación.

Y nos muestra lo que ya indicábamos, y que un reportaje de Ciper había señalado con anterioridad: que siendo el crecimiento muy alto, eso no quiere decir que la mayoría de los chilenos tenga mayores ingresos que en otros países de América Latina. El 80% de la población tendría mayores ingresos en Uruguay, pero de hecho las diferencias no son tan sustanciales en el 90% de la población: Todo el crecimiento y el mayor per capita solo lleva al final a que el 10% de la población tenga mayores ingresos que Uruguay. Y no olvidemos que, de hecho, Uruguay ha crecido más que Chile desde el 2003 en adelante.

La Historicidad de las Leyes

El ejercicio de hacer un comentario de un comentario no deja de ser algo extraño. Pero veamos. Hace un par de dìas Ignacio Nazif comentó en su blog (link aquí) una columna que Oscar Landerretche escribió en la Tercera sobre ‘Ensayo sobre el tiempo y la realidad’. Y henos aquí comentando ambos textos.

El de Landerretche aprovecha partir de una reflexión sobre Las Aventuras del Barón Münchausen, y con el sitio de una ciudad por los turcos -Landerretche supone que es el sitio de Viena de 1529, pero creo que la alegoría funciona mejor sobre el segundo sitio de Viena el de 1683 (simplemente el proyecto racionalista-ilustrado europeo no está muy presente en la primera fecha). Y aquí tendríamos frente al asalto de los bárbaros (con sus arcaicas leyes del absurdo) el no menos absurdo tecnócrata de Horacio Jakcson (que insiste en ser científico aun cuando las bases de su accionar quedan en juego), y la alternativa que representa el buen barón (la salida populista tal como el tecnócrata lo crítica). Y claro está, esa salida mágica e imaginativa es la que permitiría salvar el proyecto científico.

Antes de continuar. El análisis de Landerretche -y es por esto que la idea que la alegoría es sobre el segundo sitio no es mera pedantería- tiene una cosa peculiar. Para la conciencia ilustrada del siglo XVIII el Imperio Otomano en particular, y las civilizaciones del ‘oriente’ en general, no representan necesariamente el atraso ni la barbarie. No es casual que ls héroes del Cándido de Voltaire terminen en el territorio otomano y que sea allí donde descubran la buena vida racional y puedan cultivar su jardín. La misma función cumplían los persas para Montesquieu. Y alabar al Imperio Chino no dejaba de ser común. La reducción de lo no europeo a barbarie exótica es más bien producto del siglo XIX y del positivismo. Que el buen barón, vestido como ciudadano del siglo XVIII, estuviera en el palacio del Sultán, mientras que el tecnócrata Jackson, vestido con indumentaria de inicios del XIX, fuera puro enfrentamiento quizás no sea tan casual.

Lo cual nos lleva a otra cosa. Entre los innumerables mitos que nos hacemos de los ilustrados es pensar en el sentimental siglo XVIII como pura racionalidad (es cosa de leer sus novelas y leer sobre sus reacciones a la música para darse cuenta de lo efusivos que podían ser y que estimaban adecuado ser). Al fin y al cabo, los ilustrados eran personas deseosas de fraternidad y de búsqueda de la felicidad. Al ilustrado Hume le debemos la declaración que la razón no es más que la esclava de las pasiones; y las defensas más claras de los sentimientos morales. La disociación entre razón y sentimiento es producto de una era posterior.

 

La declaración sobre la película le sirven a Landerretche para saltar a otro tema. Y allí se dedica a comentar algo a Lee Smolin. Frente al problema de la falta de unificación en la física -el hecho que la teoría cuántica y la relatividad general no sean coherentes- en la física una de las alternativas más importantes para superar lo anterior ha sido la teoría de las cuerdas. Ella ha sido muy criticada porque, por ejemplo, al final termina muy lejana de la posibilidad de la prueba empírica. Frente a ello entonces Smolin plantea la relevancia de la dimensión temporal -que varios físicos muchas veces ha querido ‘olvidar’, y plantear que las escalas temporales de esas teorías son distintas, y más importante: que las leyes mismas pueden evolucionar y cambiar. Y más aún los seres humanos serían, al representar como el universo se explora a sí mismo, parte de esa construcción. Pero en última instancia, he aquí de nuevo repetido lo del Barón:

Hay que decir que siempre hay que tener mucho cuidado al comentar otras disciplinas -algo que Landerretche de hecho reconoce. Pero poco probable que los físicos acepten que las leyes cambien -cuando de acuerdo a su propia percepción las leyes invariantes les sirven para describir los primeros minutos del Universo y prever que podrá pasar miles de millones de años en el futuro (y cuando recibimos ahora información producida en un muy lejano pasado que se interpreta asumiendo que esas leyes son invariables). La hipótesis que las leyes no cambian les ha servido bien. En última instancia, es más elegante -y si hay científicos que se preocupan de la elegancia de sus teorías son los físicos.

Ahora el tema es, dado que Landerretche va a usar a Smolin como punto de partida para hablar de economía, es ¿a que viene usar lo que pasa en física? Al fin y al cabo, si las leyes son universales o no en física no cambia mucho las cosas en ciencias sociales: Si tenemos o no tenemos leyes depende de los datos y circunstancias que para nosotros son relevantes. Y no tener teorías unificadas, cosa que Landerretche también comenta sobre la economía; bueno, tampoco la tiene la química o la biología. La física le ha ido meridianamente bien buscando leyes universales, pero a otras ciencias les ha ido meridianamente bien haciendo otras cosas (la explicación darwiniana, Jay Gould dixit es histórica; los químicos son maestros de la caja de herramientas, creo que se lo leí a Elster). Supongo que es parte de la legitimación de la economía como ciencia la de pensarse como equivalente a la física.

 

Lo cual nos lleva al tercer punto: ¿Y si en economía las leyes son históricas? Primero, no deja de ser hasta chistoso que Landerretche se haga esa pregunta sólo luego de leer al bueno de Smolin cuando esa sospecha es vieja en ciencias sociales, dominante de hecho en algunas, y parte de la historia de su propia disciplina (la Methodenstreit trató de esas cosas al fin y al cabo). Pero bueno, y ahora pasemos al punto crucial: Plantear que las leyes cambian le sirve a Landerretche para defender el estatus de su propia disciplina, la que estaría relativamente bien desarrollada (tanto la micro como la macro). Los problemas de ellas los generan otros (los intentos políticos de extender esas aplicaciones) pero no me toquen las teorías. Si ellas alcanzan sus límites, bueno no es razón para abandonarlas; es que las teorías son limitadas históricamente.

Aquí Landerretche comete de hecho un error que no deja de ser interesante. Nos dice que la economía como la física opera sobre hechos estilizados, que operan en escalas distintas (que explican sus incoherencias). Falso de falsedad absoluta. La economía usos hechos estilizados; la física no. Un hecho estilizado no puede llegar, por ejemplo, al nivel de coherencia de empiria y teoría que se mide en decenas de decimales (como ocurre a veces en física). Los hechos físicos experimentales no son los hechos que se tocan en la calle, pero se producen por un proceso no de estilización (que es uno de dejarlo en términos generales) sino de “purificación” (que es el de llevarlo a su límite sin otras interferencias). Nuevamente, la idea de hacerse pasar por como funciona otra ciencia.

Porque el estatus de la teoría cuántica y la relatividad general (las teorías a unificar o no en física) no es la de microeconomía y macroeconomía (las teorías a unificar o no en economía). Hay un par que a lo sumo se podrá, si uno se levanta de buen ánimo, relativamente exitosas; hay otras que van un poco más allá de ello.

En última instancia, la idea que las paradojas que se observan en la economía implican un cambio de ley, no que la ley estuviera mal en un principio, no es más que una forma de defender lo que ya no se puede defender. Qué es la razón por la cual, de hecho, esas cosas no le gustan mucho a los físicos.

 

Y con ello Landerretche. Nazif realiza varias reflexiones sobre ellas. No comentaré las dos primeras porque estoy básicamente de acuerdo (i.e con lo que de la ciencia única, aquella que no reconocía limites o bordes entre el conocimiento; o con lo del sujeto cuando está conociendo está cambiando la realidad, porque el sujeto no está nunca fuera de la misma). Y me dedicaré a la tercera que es sobre la intervención -porque vuelve a la oposición de Jackson y el barón. Nazif recuerda que Popper criticaba las grandes intervenciones porque son inciertas en sus efectos, y que las teorías que dicen que pueden prever el futuro no funcionan. Y a este respecto entonces nos dice que la solución de Popper, la de la tecnología parcial, sufre de lo mismo: tampoco se conocen sus consecuencias. Frente a ello, y en particular en la situación actual, ¿no debiéramos hacer como el barón y subirnos al globo porque ya no nos queda más que intervenir (la ciudad se cae a pedazos)? El caso es que, finalmente, vivir es intervenir y el barón es superior al tecnócrata Jackson no por su arrojo ni por su ir más allá del racionalismo. Es simplemente porque al revés que el Honorable Jackson está abierto a las posibilidades y al hecho que no se sabe lo que depara el futuro -i.e no hay método que nos garantice el buen futuro. Porque, incluso pensando en Popper, el no vería el problema en el Barón sino en el Honorable Jackson, que no olvidemos se nos presenta en la película ajusticiando a quienes intentan salvar a la ciudad sin seguir el plan infalible.

El caso es que el futuro es desconocido porque ni siquiera sabemos cuál serán nuestras acciones en el futuro, y las conexiones de las consecuencias son siempre inesperadas. Y esto, que son casi leyes eternas, es la razón por la cual siempre aparecen hechos novedosos y circunstancias que hacen que la historia siempre cambie.

La persistencia de la ideología de la acción racional

Si hay una teoría que se ha mantenido desde el inicio de la investigación social, y que aparece en múltiples contextos más allá de sus cultores, es la acción racional instrumental. Al mismo tiempo, si hay una teoría que ha sido permanentemente criticada y que es manifiestamente inadecuada a primera vista, es la misma teoría anterior.

Puede parecer injusto declarar manifiestamente incorrecta a esta teoría. ¿No se puede plantear que no hay otras teorías que se han equivocado de forma sustancial? ¿No se puede plantear que con esta perspectiva se han descubierto resultados relevantes? Ambas cosas son ciertas, pero al mismo tiempo es correcto plantear su manifiesta incorrección. Y esto porque sabemos que su postulado central es falso y su falsedad es directamente observable: el que la acción humana sea instrumental. Es claro que existen acciones instrumentales, pero ella no cubre toda la acción, y de hecho bien se puede dudar que esa teoría de cuenta de las acciones racionales (Bourdieu es un buen ejemplo de este último planteamiento, y más allá de su corrección, baste para instalar la duda). Para calibrar lo anterior es útil mencionar que la mera preferencia, que quizás se pudiera dar por descontada en la acción, no es equivalente a la acción instrumental. Todo el instrumental analítico que usa este modelo avanza mucho más allá de lo que permite la sola preferencia.

Ahora bien, ninguna de las defensas usuales de esta teoría de hecho resuelve ese problema. La idea que lo adecuado del postulado se defiende en los resultados (Friedman) es insuficiente porque en este caso el postulado es directamente observable. La idea que es un tipo de acción más basal que otros, que otras acciones -como la altruista- se fundamentan en la existencia de acciones instrumentales (Elster) también resulta insuficiente porque la acción instrumental no da cuenta de sus propios fundamentos, por ejemplo desde donde aparecen las categorías de objetos sobre las cuales establece acciones instrumentales. La idea que es la única teoría posible por la necesidad de una aproximación individual olvida la existencia de múltiples otras teorías de la acción y el hecho básico que si quiero estudiar la acción individual entonces no estaría de más usar modelos sicológicos de la acción. La idea que la explicación racional es preferible porque es una explicación final, no se requiere mayor elucidación si explicamos una conducta porque es racional, no funciona porque no es evidente -más allá del sentido común- porque la acción racional es auto-explicativa, y porque sigue quedando abierta la pregunta de cómo el actor alcanza la conclusión de que determinada acción es racional (la verdad no es evidente al fin y al cabo). La idea que la acción racional es usable porque las desviaciones de la racionalidad son aleatorias y se cancelan (Goldthorpe) no resiste puntualizar que hay muchas formas de generar patrones que no pasan por la acción instrumental. La idea que esta perspectiva es superior porque ha sido más fructífera como fuente de explicaciones (Becker) se enfrenta al problema que toda acción puede ser observada como racional y muchas veces no contamos con otra evidencia de las referencias que la propia conducta, con lo cual la explicación se reduce a una mera tautología. Nuevamente todo ello no quiere decir que con estas herramientas no se haya producido conocimiento valioso, pero claramente no es una aproximación que resulte suficiente.

El mero hecho que la explicación racional sea parte del sentido común debiera levantar algunas sospechas. Toda la argumentación sobre la prioridad de los conceptos de los actores aplica a las categorías, no a las explicaciones; por lo que no es válida como una posible defensa de esta teoría su conexión con el sentido común. El hecho que sea parte de este sentido tampoco implica que esté equivocada.

 

La coexistencia entre esta permanencia y la visible inadecuación indica que es una pregunta sociológica interesante preguntarse por este hábito del pensamiento que este tipo de teoría. Para responderla quizás es útil observar los límites que tiene la acción racional.

Un primer límite dice relación con sus condiciones de posibilidad. Por ejemplo, que para tener una acción racional requiero una teoría del mundo, establecer las categorías de ese mundo y como ellas se asocian entre sí. Este es un límite que es fácil pasar por alto dado que a menos que se presenten problemas esa teoría es simplemente asumida y usada por el actor.

Un segundo límite lo constituye lo que no se considera instrumental, lo que es un objetivo en sí mismo -ya sean acciones, relaciones u objetos-. Este límite es relevante porque es un límite que sí es notado por el actor, y porque está asociado a demandas éticas básicas: No tratar al prójimo como instrumento por ejemplo. Esto último resulta crucial.

La operación de los sistemas sociales, y en particular del capitalismo, implica despersonalizar las relaciones y tratar a los otros -y pensar que uno es tratado por los demás- instrumentalmente. Eso es algo que ya sabía Adam Smith y se repite en las teorías actuales. El transformar la acción instrumental en sentido común no es tan sólo una forma en que la persona se acostumbra a actuar en esas arenas, en las cuales se presupone esa aproximación. Es además una forma de neutralizar la intuición ética que no se puede tratar a los otros como instrumentos ni uno puede pensar su propia vida como instrumento.

Algunas observaciones sobre los fundamentos de la Economía

(Sin mucho orden ni concierto, pero bueno para que no se me olviden las cosas que se me ocurren)

  • Que los economistas suelen preocuparse sobre cómo determinada medida afecta al bienestar general, medido éste en términos de eficiencia y óptimos paretianos, pero no es claro, en su perspectiva desde donde emerge esa preocupación. ¿Por qué a un actor racinal le interesaría preocuparse del óptimo de Pareto?
  • Al final defender ello implicaría defender un proceso social determinado -en el cual los seres racionales eligen preocuparse de esos criterios; pero eso, entonces, abre espacio para (a) otros procesos o (b) otras conclusiones de los sujetos, en ambos casos no llevando a esas preocupaciones
  • En ese sentido, una circunstancia común en economía es la dificultad para los economistas de diferenciar ente lo que es racional y la propia teoría del economista sobre ello. A esto cabría observar que toda teoría de la acción racional implica plantear que los actores hacen -por lo que esta situación no tendría nada de particular: los economistas saben que sus teorías no son el objeto pero para funcionar como teorías deben plantear cosas sobre ese objeto. Ello es razonable.
  • Sin embargo, la forma en que los economistas tratan el tema da cuenta que no han inquirido en profundidad sobre lo que implica esta diferencia. Porque  ella implica que diversos actores racionales alcanzarán conclusiones diferentes -incluso si tienen la misma evidencia-, y dado que la racionalidad es sobre el proceso de alcanzar conclusiones, entonces incluso pueden usar métodos y técnicas de racionalidad distintas.
  • Incluso, pensada como técnica de la racionalidad instrumental es como podemos entender a la economía como tal. Los sujetos pueden tener interés en ser racionales, al menos algunos lo tendrán. Ahora para actuar racionalmente se requiere un conjunto de procedimientos que así lo permitan. Esas técnicas no están dadas, hay que producirlas. O al menos, incluso si hay algunas dadas, ellas no agotan todas las posibles. Ese campo de desarrollo es la tecnología de la racionalidad, y la economía puede entenderse como la investigación y desarrollo de la racionalidad instrumental.

Bajo esta perspectiva, entonces la economía no es una ciencia empírica. Pero tampoco es una ciencia a priori como lo quería von Mises. Es una tecnología. Lo cual a su vez vuelve razonable que la economía, estudio del actor individual, nunca haya observado a la sicología. Mirado desde el estudio empírico, si quiero analizar la vida social usando una perspectiva individual, lo obvio sería usar la sicología. El que la economía no lo haya hecho de esa forma nos muestra de nuevo que la economía no es ni pretende ser una ciencia empírica.

La Racionalidad y la Muerte

Perdida entre las páginas de la Ética Protestante, hay una observación de Max Weber sobre la relatividad de la racionalidad: Una vida racionalizada desde un objetivo puede juzgarse altamente irracional desde otro punto de vista. Esto puede variar entre lo más trivial -todo depende de las preferencias- hasta las perspectivas más generales para organizar y juzgar las acciones.

La relevancia de dicha observación se manifiesta cuando procedemos a observar los criterios generales de la perspectiva de la acción racional. Cuando estos teóricos, Friedman siendo el ejemplo más claro, se enfrentaron con el tema del ciclo vital no encontraron nada mejor que declarar que el objetivo de un actor racional es mantener constante su nivel de consumo, y en principio agotar en dicho consumo el total de sus ingresos a lo largo de toda su vida.

Empero, ¿por qué se dice que ese objetivo es racional? ¿Por qué un actor racional debiera intentar mantener su consumo constante? De hecho hay incluso objeciones internas a esa afirmación que uno puede aducir. Primero, que la capacidad para gozar del consumo puede variar a lo largo de la vida, y racional seria aumentar el consumo cuando esa capacidad es mayor, con lo cual el consumo constante seria irracional. Segundo, que si no sólo el consumo presente produce gozo sino el recuerdo de éste también lo genera, entonces sería racional intentar incorporar la maximización de la utilidad proveniente de dicha fuente en el cálculo, lo que induciría racionalmente a consumir más en la juventud que en la vejez.

Más importantes son las objeciones externas. Una de las regularidades más claras de la conducta humana es que los padres intentan dejar algún nivel de herencia a sus hijos. Esto puede incorporarse en la teoría que analizamos mediante el expediente de introducir algún ajuste en la función de utilidad, incorporando algún término que indique preocupación por el bienestar de los hijos. Ese ajuste nos lleva al punto central, que es además bastante obvio: Esa preocupación se traduce en herencia porque los seres humanos mueren.

Pero mirado desde la perspectiva de alguien que muere toda la perspectiva del actor racional que maximiza su utilidad pierde sentido, o al menos puede ser contradicha. Es parte de la experiencia humana el que un número no inconsiderable de personas puestas a pensar en su propia muerte empiezan a preguntarse acerca del para qué de sus acciones, y las respuestas utilitaritas, la base de la perspectiva de la acción racional, son percibidas para estas personas como insuficientes a este respecto. Para toda acción particular se puede dar por respuesta que aumenta mi bienestar, pero puestos a preguntarse porque aumentar su bienestar, porque dedicar mi finita vida a ello, muchos no aciertan a encontrarle sentido a la maximización de bienestar: Esa búsqueda no eliminaría la sensación de sinsentido, que todo da lo mismo y es inconsecuente. Por cierto, a muchos, en esta situación, sí les ha hecho sentido una respuesta utilitarista, pero acá nos baste con señalar que así no ocurre con todos.

Frente a la muerte, una posibilidad de recuperar sentido es precisamente a través de la descendencia (ya sea ésta biológica, cultural o de otro tipo). Porque siendo esa descendencia al menos potencialmente inmortal la radical amenaza al sentido que representa la muerte puede ser, al menos, obviada.

La ausencia de sentido representa irracionalidad, y tomar acciones que maximizan lo que se considera no tiene sentido es claramente algo irracional. Con lo que se vuelve al punto de partida: la racionalidad depende de la perspectiva y ante el hecho universal de la muerte la teoría de la acción racional queda muda.

No se puede confiar en los periodistas: ¿El PIB Chileno se dobló en 6 años?

El titular de La Tercera de hoy 20 de Marzo es : ‘Tamaño de economía chilena se acerca a US$ 250 mil millones y se duplica en 6 años’ (click aquí para la noticia). Y lo primero que uno se dice es ¿cómo los periodistas no se fijan en lo que escriben? En la misma nota se nos dice que Chile creció al 4,8% en esos años. Ahora, no hay forma que un crecimiento de ese  nivel duplique la economía en 6 años (de hecho, podríamos duplicar el crecimiento y no duplicaríamos el tamaño de la economía en ese período).

¿Qué pasó? Que los periodistas, y en particular el periodista del titular, tiene problemas para leer datos. Los datos originales provienen del Informe de Cuentas Nacionales Banco Central (el informe aquí). Ahora, los datos originales son los siguientes:

La Tercera entonces nos dice que el año 2003 el PIB era de 123.445 miles de dólares y el año 2011 de 248.593 miles, así que la economía se dobló. Pero hay algo que La Tercera no se fija: los datos son claramente nominales (dólares corrientes), no son dólares reales. En otras palabras, entre medio hay cosas como inflación y variaciones en el tipo de cambio. De hecho, sino habría otro dato que es incluso más impactante: que el PIB per capita prácticamente se triplico entre el 2003 y el 2011, y eso claramente no ha sucedido.

Si a alguien pensara que La Tercera no se equivocó, es cosa de aplicar las tasas de crecimiento a partir del año 2005 en adelante. Use base 100 para el 2005, aplique la tasa de crecimiento que plantea el Banco Central (de hecho, aplique para todos los años la tasa de crecimiento del 2005 -6.2- que es la tasa más alta del período), use una tabla Excel si quiere (no se complique la vida tampoco). Y vea si es posible que la economía se duplicara.

Una cosa es no saber leer datos, nadie sabe todo en la vida. Pero ¿a nadie le saltó en La Tercera que el dato era raro y realizó algunas consultas? En fin.