El derecho como teoría social aplicada

Décadas atrás Göran Therborn escribió un magnífico libro, Science, Class and Society (original de 1976) sobre la relación entre las disciplinas de las ciencias sociales, y mostraba que la sociología -desde sus inicios- se podía analizar como el estudio de la comunidad normativa. O al menos, que ese era un objeto que se había apropiado la disciplina y que había sido parte importante del trabajo de los que seguimos llamando padres fundadores. Aunque el énfasis en la normatividad ha variado en el tiempo, sí es cierto que es parte básica de la disciplina.

Lo anterior sólo para plantear la extrañeza por el hecho que el derecho, lugar de una normatividad fuerte en la vida social, ha perdido lugar en la sociología a lo largo del tiempo. En particular, no es difícil encontrar sociólogos que tienen un muy bajo conocimiento del derecho. Lo que, por cierto, no se puede decir de los clásicos. Al fin y al cabo, La División del Trabajo Social es, por ejemplo, un estudio que usa como base para entender la morfología de una formación social sus documentos jurídicos. Hay que decir, en todo caso, que la sociología alemana reciente (Habermas y Luhmann en particular) sí le han dado, finalmente, un lugar relevante. Por ejemplo, simplificando mucho en Facticidad y Validez (p 86-90 de la edición Trotta) Habermas plantea que lo que hace el derecho es integrar una sociedad donde la acción comunicativa sola ya no puede hacerlo, pero de forma de resguardar que no todo queda bajo el manto de la interacción estratégica, de alguna forma es el procedimiento a través del cual los sistemas no quedan -si se quiere- completamente autonomizados del mundo de la vida.

Esta pérdida representa una pérdida no menor, porque no es sólo que el derecho sea relevante socialmente, sino que la reflexión jurídica representa una teoría social aplicada. Las distinciones y principios básicos del derecho son reflexiones teóricas sobre la vida social -sobre sus elementos fundamentales. Al mismo tiempo, en la medida que es una reflexión de una práctica sobre ella misma, ha de dar cuenta de algunos elementos básicos de esas prácticas: Si el derecho es una forma social de tratamiento de los conflictos, claramente ha de reflexionar y actuar sobre los conflictos que se le presentan. En otras palabras, el derecho no puede olvidarse de características básicas de la vida social, simplemente porque esas características se le imponen a través de los conflictos que se le presentan.

Para dar dos ejemplos claros. Que la vida social no es sólo relación entre individuos sino además relaciones de ellos con las cosas es algo que a mucha teoría sociológica se le puede olvidar o minimizar, pero los códigos civiles nunca han podido olvidarlo. El hecho que los individuos que participan en la vida social mueren es también muchas veces no abordado, pero el derecho no puede olvidarlo (i.e las sucesiones son siempre tema relevante). Más aún, algunas distinciones básicas en el derecho (por ejemplo, entre personas y cosas) son a su vez distinciones básicas de la vida social, y que de hecho distinciones que buena parte de la teoría social usa sin reflexionar demasiado.

Cuando planteamos que el derecho es teoría social no estamos planteando que los artículos concretos de leyes específicas lo sean, sino que los principios y bases del derecho representan una reflexión teórica relevante. Las leyes específicas son aplicaciones diversas (y que pueden ser diferentes) de esos principios teóricos, y por eso esta entrada se llama derecho como teoría social aplicada.

En la medida que el derecho entonces es teoría social ‘encarnada’ en la práctica social, su observación puede resultar de alto interés para otras ciencias sociales. Pensemos en las lógicas de distintos sistemas jurídicos -mirados de forma muy sucinta y general, simplificados casi hasta lo absurdo- y lo que implican en términos teóricos en coordinación. Un sistema legal basado en el ‘derecho civil’ coordina decisiones basando cada una de ellas de forma separada en un cuerpo legal explícito. Eso se asemeja mucho a todas las tradiciones teóricas que piensan la vida social como aplicación de reglas. Un sistema de ‘common law‘ no asocia sus decisiones de ese modo, sino que cada una de ellas asocia a otras decisiones específicas (el mismo tipo de relación entre acciones que permite a las tradiciones ser flexibles en una forma que ningún tradicionalismo ‘codificado’ puede ser). Para usar otro ejemplo, Weber hace múltiples referencias en Economía y Sociedad (por ejemplo p 868-870 de la reciente edición 2014 de FCE) a la justicia del cadí, en la cual -finalmente- cada decisión ‘vale por sí misma’, con una relación muy laxa a principios generales (no derivada de decisiones específicas anteriores o a codificaciones explícitas estipuladas). Esta relación de la acción a principios generales, pero que no se pueden reducir a reglas explícitas es una forma de pensar que también es común a varias tradiciones intelectuales.

En otras palabras, los principales sistemas jurídicos se asocian a distintas formas de pensar la acción, y su relación con otras acciones. El derecho no es un campo de estudio cualquiera, y ni siquiera un campo de estudio particularmente interesante por su peso en la sociedad, es un campo de estudio relevante porque, para usar, una vieja frase de Lévi-Strauss es ‘bueno para pensar’.

La Construcción Social de la Investigación Cuantitativa.

Habiendo escrito algunas entradas sobre mi experiencia en el 8° Congreso de Sociología, supongo que es razonable además escribir algo (y subirlas) sobre las ponencias que expuse en dicho Congreso.

Una de ellas versaba sobre la investigación cuantitativa (y que de hecho sintetiza ideas expuestas en entradas anteriores). La idea central es que sí es cierto que la investigación social es un proceso social, y que los actores son investigadores (ideas a partir de las cuales se suele criticar o limitar las técnicas cuantitativas), entonces se sigue que la investigación cuantitativa es válida y produce información útil. En cierta medida, se radicaliza algunas ideas (en Ibáñez por ejemplo) de porque esta investigación funciona, pero mientras en muchas lecturas esta aceptación es para mostrar lo débil o secundario de lo cuantitativo, aquí es para mostrar su relevancia y potencia.

Lo cual, al final, dice relación con el título de la ponencia: la investigación cuantitativa es una construcción social, pero como cuando los actores construyen, están efectivamente construyendo realidad, de ahí se sigue que ella produce información real.  Sí se quiere, la ponencia es tomarse en serio el hecho que los actores construyen en serio.

Y aquí el link.

La interacción elemental, o sobre la doble contingencia

Si hubiera que copiarle algo a los físicos es su práctica de siempre partir con la situación más básica y elemental para comprender un fenómeno, y de ahí luego aumentar la complejidad. En el caso de las ciencias sociales la situación de dos individuos interactuando es nuestra situación más simple. No deja, entonces, de tener pleno sentido que algunas de las teorías más sistemáticas -léase Parsons y Luhmann- usan esa situación como punto de inicio, y ambas se enfrentan a lo que denominan doble contingencia. Por otro lado, no deja de resultar una pérdida el hecho que ambos rápidamente encuentren una solución a ello y pasen a partir de esa situación de forma casi inmediata a hablar de sistemas en general, sin proceder a una construcción sistemática de las mecánicas de esas interacciones básicas. Lo cual implica entonces que tiene algo de sentido analizar las situaciones básicas.

El inicio es la interacción.

Partamos entonces por dos individuos interactuando. Ahora bien, ¿que necesita esa interacción para que sea estudiada por las ciencias sociales? La interacción como tal es una categoría que claramente supera a estas ciencias. Hay claramente interacción en física. En las ciencias biológicas, incluso, podemos observar tipos de interacción que corresponden a preocupaciones constantes de las ciencias sociales, como conflicto y cooperación (que puede analizarse a nivel de relaciones celulares si se quiere). Al menos habrá que recordar aquí que en algún nivel los interactantes que nos ocupan suelen ser seres biológicos. Pero usualmente queremos analizar un conjunto más específico de interacciones.

Proponemos que las interacciones que son estudiadas por las ciencias sociales son aquellas que son mediadas simbólicamente. Lo cual nos viene a decir algo que ha sido hecho notar por diversos autores: que los sistemas sociales que analizamos son también sistemas culturales (por dar un ejemplo cualquiera, así Harrison White finaliza su Identity and Control, 2008: 376). Al mismo tiempo hay que recordar que la transmisión cultural no es algo exclusivo a los seres humanos, y que la vida social es más extensiva que la cultura, y en particular que no puede existir cultura sin sociedad (Schaeffer 2009: 209). En otras palabras, las ciencias ‘sociales’ estudian las relaciones sociales en las cuales está intrínsecamente ligada la cultura (i.e no todas las formas de relaciones sociales). O al menos, que tiene sentido distinguir un estudio de ese tipo específico de relaciones sociales, dentro del estudio del conjunto de ellas.

Ahora bien, el lector atento se habrá dado cuenta que, de hecho, no dijimos relaciones mediadas culturalmente, sino mediadas simbólicamente. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia que queremos usar es que con mediación simbólica nos referimos a la aplicación de la transmisión cultural a sí misma. Un sistema de comunicación no-simbólico es uno que aplica códigos y diferencias (por ejemplo, uno que distinga ‘no hay predador a la vista’ de ‘predador a la vista’). Pero uno simbólico es uno que se aplica a sí mismo (que puede comunicar sobre él mismo, que puede decir ‘y ahora usaremos este código para diferenciar cuando hay predadores y no hay predadores’). En general, los lenguajes humanos son recursivos (aunque existen discusiones sobre si la recursión es la característica básica que diferencia el lenguaje como tal, y sobre si todos sus elementos son recursivos, Hauser, Chomsky y Fitch, 2002; Pinker y Jackendoff 2005; Fitch, Hauser y Chomsky 2005).

La importancia de insistir en esa característica específica de las interacciones básicas a analizar son sus consecuencias. Si estamos ante comunicaciones que pueden aplicarse a sí mismas (se puede comunicar sobre comunicar) y no ponemos más limitaciones, entonces el conjunto de todas las comunicaciones posibles es infinito. Pero incluso, se puede plantear algo más, que no sólo es infinito sino indefinido.

Existen muchos conjuntos que son infinitos y definidos. Los números naturales son un caso (y uno de los más sencillos; si parto de 1 puedo crear todos los otros números naturales aplicando reiteradamente la regla n+1, que es la razón por la cual la inducción matemática funciona). Los números reales lo son también (no hay una regla tan sencilla para generarlos, pero en principio todos ellos son ubicables e identificables en una línea -la recta numérica). La idea que en el caso simbólico el conjunto es indefinido proviene, en cierta forma, en el hecho que las formas en que puede aplicarse a sí mismo son, a su vez, ilimitadas (mientras que en los otros casos mencionados se produce un conjunto usando una regla en particular). No hay forma previa de poder mapear todas las distinciones posibles. Lo cual implica que no hay forma que un actor pueda conocer todas esas distinciones (porque el conjunto no está definido).

Volviendo a la situación básica.

La discusión anterior nos permite, entonces, dejar más en claro cuál es la situación básica que queremos analizar: Dos animales con capacidad simbólica que interactuan. Es importante constatar que estamos hablando de interacción y no de coordinación -que es de donde emerge el problema de la doble contingencia tanto en Luhmann y en Parsons. Esto es algo más general, sin embargo el tema de la doble contingencia sigue aplicando: Alter no puede saber cual de todas las posibles distinciones hará uso Ego; y Ego no puede saber como actuará Alter a su distinción.

Aunque no es coordinación, los lineamientos de la vieja argumentación luhmanniana en Sistemas Sociales de cómo se resuelve la doble contingencia siguen aplicando: Que en situaciones de doble contingencia, ella es autocatalítica, que en ellas todo es informativo y productor de orden (Luhmann 1995: 116).

Ego realiza una distinción, y eso es algo que no puede evitar hacer -porque no puede dejar de operar si se quiere. Esa distinción ya le dice cosas a Alter: Que de todas las distinciones Ego usa en particular esa, y que entonces conoce esa distinción. Eso puede agregarlo a su conocimiento de Ego. Más aún, estamos ante animales cuyos comportamientos implican -a lo menos- que tienen ‘preferencias’ (i.e hay cosas que los atraen y cosas que los repelen), y que esas preferencias alguna relación tienen que ver con su supervivencia. Luego, en principio Alter puede leer la acción/distinción de Ego como una que indica preferencias de Ego, y entonces Alter conoce también algo de las preferencias de Ego.

A su vez, Alter puede seguir o negar esa distinción de Ego. Esto en el sentido muy básico de usar esa distinción (y la valencia de esa distinción). Ahora bien, esas respuestas representan información para Ego (por las mismas razones que ya pusimos para Alter en el párrafo anterior, dado que en estas situaciones las perspectivas son recíprocas, Ego/Alter para Ego es Alter/Ego para Alter)

Más aún el propio proceso de realizar distinciones (Ego) / observar distinciones (Alter) genera a su vez información. Dado que una misma situación puede ser distinguida de diferentes formas, y dado que las distinciones pueden aplicarse a distintas instancias, entonces el uso de distinciones ya mencionado siempre deja abierta nuevas posibilidades y aplicaciones (Meyer 2013 pp 110-116 para una aplicación de la idea de la apertura fundamental de todo dicho para la argumentación y la retórica). En particular, dado que estamos ante animales que tienen motivos, cada uno de los participantes observa al otro para señales de sus motivaciones y las indicaciones como tal son señal de ello (si indicó esto es por algo, si infiero ese algo a su vez puede crear indicaciones a partir de ello).

Todo lo anterior es una forma larga de mostrar que a partir de esa situación básica de encuentro, de doble contingencia, se genera una interacción. Por decirlo de alguna forma, dejamos a nuestros individuos conversando. Cierto que esa conversación puede ‘fracasar’ o romperse en cualquier momento, pero es claro a su vez que en esa situación no parece ser complejo generarla.

En este sentido, hemos desarrollado, si se quiere, una de las ideas básicas de Luhmann ya mencionadas: que la doble contingencia se resuelve sola. Ahora bien, entonces ¿a qué la necesidad de explayarse en ello? En mostrar que tiene interés observar en cierto detalle estas mecánicas -en la breve descripción dada ya hay muchos elementos que podríamos empezar a complejizar en una argumentación teórica- en vez de simplemente saltarse a la descripción general del sistema (o sea centrarse, como Luhmann lo hace, en que se generó una unidad social autopoietica y de ahí hablar en general de sistemas sociales).

Volviendo al punto de partida: la idea no es tan sólo imitar la idea de partir del punto más simple y básico, es realizar efectivamente el camino de construcción sistemática a partir de esas bases.

Referencias Bibliográficas.

Fitch, Tecumseh, Hauser, Marc y Chomsky, Noam (2005) The evolution of the language faculty. Cognition 97: 179-210
Hauser, Marc, Chomsky, Noam y Fitch, Tecumseh (2002) The Faculty of Language: What is it, Who has it and How it did evolve? Science 298: 1569-1579
Luhmann, Niklas (1995) Social Systems (ed. original 1984) Stanford University Press.
Meyer, Michel (2013) Principia Rhetorica (ed. original 2008). Amorrortou
Pinker, Steven y Jackendoff, Ray (2005) The faculty of language: what’s special about it. Cognition 95: 201-236
Schaeffer, Jean-Marie (2009) El fin de la excepción humana (ed. original 2007) Fondo de Cultura Económica
White, Harrison C. (2008) Identity and Control. 2a edición. Princeton University Press.

Pequeño Credo Personal

Supongo que, a veces, no esta de más, aunque sea por puro esclarecimiento propio, pensar en las cosas que uno realmente cree, por pocas que sean. Y luego, una exposición -como aforismos, aun cuando bien sé que no se me da la forma, pero bueno tampoco iba a dar largos argumentos- de cosas que, a primero de noviembre del 2014 tengo a bien creer:

 

Vedado nos ha sido el bien, inasible resultó la verdad, sólo nos resta la belleza.

No olvides que puedes estar equivocado y que probablemente lo estés, pero no olvides que mientras crees estás creyendo.

Los males de la ingenua confianza son menores que los de la sabia desconfianza.

Todo entusiasmo es falsa exageración, pero sin él nada se construye.

La ironía tiene el triste placer de ser verdad, pero no permite construir cosa alguna.

Cada uno es mejor, a veces, que uno mismo. También, a veces, es peor; procura no olvidar lo primero.

Entereza respecto a las cosas, compasión con los vivos.

Que nada te afecte; y sin embargo sólo si te expones se puede alcanzar, a veces, la plenitud.

Sólo saliendo de uno mismo se puede ser uno mismo.

Tu conciencia podrá estar aislada, pero tú no eres sólo.

No olvides que el otro también está en ti.

Cada persona representa una nueva oportunidad de ser para ti mismo. Agradece, entonces, cada uno de tus encuentros.

Nunca dejes de recordar la maravilla del mundo y su inagotada variedad.

En cada quién se da en plenitud la humanidad y, entonces, cada pérdida es infinita.

Intenta, aunque fracases, que todo quien te conozca pueda agradecer haberte conocido.

Nunca nadie tiene la última palabra.

El Crecimiento de la Física Social

Con física social queremos decir literalmente textos de Física que tratan sobre temas sociales, no textos de sociología que intentan aplicar ideas de la física. Porque de ser algo virtualmente inexistente ha adquirido relevancia a lo largo de todo este siglo.

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Si uno usa Web of Science de Thomson-Reuters y realiza las búsquedas correspondientes se encuentra, si se usa el año 2000 como línea base, con los datos que muestra el gráfico: Un aumento considerable de papers con tema redes sociales o simplemente social en física como área de investigación. Crecimiento que claramente es bastante superior al que tienen disciplinas como la física o la sociología. Usando el año 2000 como base 1000, el 2013 en Redes Sociales (en Física) alcanzamos 2.336, en Social (en Física) 1.066, en Física en general 149 y Sociología 172.

¿En términos absolutos que quiere decir? Que se pasa de un total de 11 artículos de redes sociales en Física o de 38 como tema social en la misma disciplina el año 2000, a un total de 257 y 405 documentos respectivamente el año 2013. El número de artículos puede parecer, quizás, no tan relevante, pero no estará de más acentuar que de números casi inexistentes a principios de siglo estamos en la actualidad con una literatura no despreciable. De todas formas se puede puntualizar que los papers publicados en física sobre redes sociales representan un número equivalente al 2,8% de todos los textos de sociología registrados en Thomson-Reuters; y los textos con tema social en Física equivalen a un 4,4% de todos los registros de sociología. Por cierto que hay muchos textos de Sociología que no están en la base, y eso implica un porcentaje sobre el total de textos menor, pero claramente estamos ante una tendencia que ya es relevante.

El impacto de este crecimiento se puede observar con mayor claridad en el tópico donde la relevancia de la física es mayor, y uno de larga tradición en Sociología: el estudio de redes sociales. En ambas disciplinas se observa un fuerte aumento de la cantidad de documentos sobre el tópico durante este siglo, pero el crecimiento en Física es claramente mayor. Los papers en física sobre redes sociales representaban alrededor del 10% de los de Sociología a principios de siglo, y alcanzan ya entre el 50% y el 66% en los años 2012-2013.

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En otras palabras, y resumiendo, algunos datos sólo para mostrar lo que es muy claro: El mundo de la vida social, tradicionalmente disputado entre sólo las ciencias sociales, tiene hoy nuevos actores.

Los datos y tablas en el siguiente link

 

La situación de los Sociólogos en Chile. Reflexiones a partir del 8º Congreso

En la entrada anterior describí un poco mi experiencia en el Congreso -los grupos y paneles a los que asistí. La idea ahora es dar algunas reflexiones a partir de esa experiencia -y de conversaciones sostenidas con otros asistentes.

Lo primero es que no deja de ser notorio el hecho que a los sociólogos siempre les extrañan las cosas más básicas del orden social. Lo que por un lado, uno puede decir, es algo necesario para investigarlo de buena forma: el que no parezca natural. Pero a veces es el mismo hecho que hay órdenes sociales, y que ellos tienen normas por ejemplo, lo que resulta extraño. Entonces se dice que la sociología nos limita -en particular, porque a través de ella se imponen exigencias metodológicas. Pero, ¿cómo podría una práctica que está algo instalada no imponerlas? Podría cambiar, e imponer así otras, pero reclamar porque la sociología opera como una práctica -y a través de ella se producen los mismos procesos sociales que en otras situaciones, no deja de ser extraño.

Lo segundo es que me llama la atención las repetidas veces que uno escucha que la sociología no está involucrada con la sociedad. Y eso me parece un espejismo de la academia. En una mesa se dijo que, por ejemplo, en relación al incendio en Valparaíso, los estudiantes (y varios profesores) se encontraban algo anonadados con el hecho que sólo se podía ofrecer una encuesta -como el paradigma de la no intervención. Pero de verdad, quién podría de verdad creer que una encuesta, o cualquier operación de investigación, no son claras intervenciones en la vida social. Y que ellas son parte integrante de la operación de muchas prácticas. Cómo varias investigaciones lo han puesto en claro (y algunas de ellas en nuestro propio país) las investigaciones sociales son elementos integrados en diversas prácticas de gobierno o de mercado. Claro, no es una intervención producida desde la Sociología, y quizás no es una intervención deseada; pero que la Sociología es un oficio con claras repercusiones prácticas, de hecho lo es.

El tercer tema es la tentación de acusar cualquier cosa de neoliberalismo. Los sociólogos parecen no poder referirse a cualquier mención, o defensa, del esfuerzo personal (o de cualquier idea de responsabilidad individual) sin denostarlo como parte de la detestable reproducción del modelo. Al mismo tiempo se propone la agencia como un elemento esencial de la vida social. Al parecer sólo cuando la agencia es colectiva puede ser vista de forma positiva por la Sociología. Pero no deja de resultarme algo extraño.

A este respecto es bueno recordar, y esto es algo que Cristián Bellei mencionó en la conferencia final del Congreso, es cierto que hay miles de limitaciones puestas por las estructuras, pero también algo existe de capacidad en los espacios micro para hacer distinto las cosas. Y eso requiere, finalmente, confiar algo en que hay algo más que la mera determinación estructural.

En cuarto lugar, la sociología es temáticamente dispera y metodológica y teóricamente plural, pero sus preocupaciones son bastante constantes. La desigualdad y el poder son elementos que cruzan paneles, grupos temáticos, lo que sea. Siempre están ahí. De alguna forma, a veces la disciplina es algo más unificada de lo que pensamos.

Lo último es un comentario al hecho mismo del Congreso. Al hecho mismo de lo grande del Congreso: muchas ponencias, mesas, sociólogos de múltiples universidades, y de múltiples ciudades a lo largo del país. Hace 20 o 30 años un Congreso de Sociología era un espacio ocupado por pocas instituciones y por algunos próceres bastante conocidos, ahora es un espacio múltiple. Y eso habla bien finalmente de la situación de la Sociología. Tenemos una impresión de una disciplina sobreviviente, y Milton Vidal nos recordó que el jueves 23 de Octubre fueron identificados del sociólogo Claudio Jimeno detenido el 11 de Septiembre de 1973, por lo cual esa impresión no es una equivocada.

Pero creo, eso sí, que ya hemos alcanzado un espacio y una vitalidad relevantes. Y aunque en el Congreso de Sociología no está toda la sociología chilena, sí está la suficiente, y yo diría que más bien problema de quienes se restan a estos esfuerzos.

Impresiones del 8º Congreso de Sociología en La Serena

Habiendo llegado recién del Congreso de Sociología será interesante declarar algunas de las impresiones de lo que pude ver del Congreso. Por cierto, sólo comentó las ponencias que a mí me resultaron interesantes –hay varias que, siendo buenas en sí mismas, a mí no me llamaron la atención.

Miércoles 22 de Octubre.

Las primeras sesiones que asistí fueron del GT 25 de Trabajo. El estudio de Pamela Caro sobre trabajadores migrantes en dos valles vitivinícolas (uno en Mendoza y Casablanca) mostró como dos situaciones que pueden parecer similares (trabajadores migrantes precarios) en realidad son muy distintos. En el valle de Mendoza tenemos inmigración internacional de familias, que se mueven itinerantemente de valle en valle; en Casablanca tenemos inmigración nacional más bien individual, y las personas tienden a quedarse en Casablanca.

Luego fui al Panel organizado por el COES sobre redes sociales y cohesión –que fue uno de los puntos altos del Congreso creo. Expuso Gabriel Otero de la UDP mostrando los conceptos fundamentales de teoría de redes. Luego Oscar Vásquez del DII de la U de Santiago mostrando sus intentos de formalizar los experimentos de grados de separación de Milgram, usando nociones de esfuerzo y de incentivo, y elementos de la teoría de agente-principal. Se veía interesante –aunque no sé cuanto entendieran quienes no conocen del tema, no tanto por las matemáticas sino por la falta de contexto del problema. Luego Felipe Link de la PUC que mostró un estudio muy bien hecho sobre redes personales en sectores populares del Gran Santiago. Todo en la presentación estuvo perfecto creo. El resultado es uno que ya ha aparecido en otros estudios, mostrando que las redes de sectores populares son muy densas y locales, pero con poca ‘salida’ a la ciudad como tal. Refuerza, profundiza y hace avanzar nuestro conocimiento al respecto. Finalmente Alfredo Joignant habló del cierre del campo político, donde al parecer está desarrollando una aproximación más general a los distintos capitales sociales. Pero habrá que esperar al libro para evaluar mejor estas ideas.

Jueves 23 de Octubre

El día lo inicié en el GT 11 de Malestar. Aquí hay que decir que la discusión posterior a las exposiciones estuvo particularmente interesante. Valentina Olivares expuso una aproximación freudiana al tema del malestar, Carla Azócar de la U de Chile habló de la relación del malestar con la salud mental, y se expuso una investigación de la U de Concepción, donde en principio exponía Bernando Castro, pero finalmente expuso otra persona del equipo de investigación, sobre construcción de la desconfianza. La discusión se centro en cómo se relaciona el malestar con declaraciones de bienestar (tenemos señales, por ejemplo, de malestar individual en salud mental, ¿cómo ello se relaciona con el hecho que las personas declaran estar satisfechas? ¿Qué pasa ahí?); en la construcción política del malestar (uno de los asistentes, que es parte junto a Azócar del grupo de Mayol, habló de una expresión espasmódica del malestar, precisamente por cómo se organiza la subjetividad); y de la relación del Estado con el malestar (las personas ‘piden’ Estado, pero al mismo tiempo hay expresiones de rechazo a él). Una mañana productiva creo.

A medio día fui al GT 15 de Ciencia y Tecnología. Siendo una especialización relativamente nueva, hay que decir que este campo está bastante bien en Chile al parecer. No fui, pero me comentaron varias veces, a una exposición de Claudio Ramos sobre las redes y obra de Brunner, Moulián y Morandé que parece estuvo brillante –pero Ramos siempre trabaja bien hay que decirlo. El día jueves Gabriel Otero nos mostró dos ‘ideales’ de formas de trabajo sociológico que están en juego en la actualidad en la academia, y cómo ellos han ido variando: El paso del modo tradicional –quien escribe libros sobre la situación general del país y se relaciona con la política- a un modo profesional (no me gusta mucho usar esa palabra, pero bueno hay que usar una para describir al fenómeno) –de quien escribe papers ISI sobre temas específicos y ya sin relación con la política. Jorge Gibert nos mostró las redes de colaboración en dos disciplinas –Bioquímica y Ciencias de la Información- y sus variaciones (Bioquímica con redes más integradas y con núcleos de colaboración más grandes) y el impacto de esas variaciones en la productividad. Alejandro Espinoza mostró un estudio también de redes de colaboración pero en este caso en Astronomía en Chile. Los resultados era muy distintos de la ponencia anterior, pero creo que esto se debe en parte a la diferencia metodológica (Gibert examino redes de personas, Espinoza redes de papers). José Coloma expuso un estudio sobre redes de co-ocurrencia de palabras en la investigación de la UFRO para identificar áreas temáticas de investigación, más allá de lo disciplinar. Como la metodología me podría ser útil para algunas cosas que quiero hacer me pareció muy interesante. Carolina Pinto presentó un estudio de entrevistas sobre estudiantes de postgrado y nos enfatizó la continua relevancia de la homogamia universitaria (i.e hacen clases en la U X quienes estudiaron en dicha U).

Finalmente, fui al GT 24 de Sociología del Individuo. Aquí, siendo un grupo muy variopinto, me llamaron mucho la atención en particular dos estudios. El primero presentado por Karol Morales de la U Valpo sobre las formas en que desde la política pública se piensa a los beneficiarios. Primero que son vistos como trapecistas (pensé inicialmente que era un nombre que le puso el equipo investigador pero después mostraron que el nombre se usa efectivamente en los mismos documentos oficiales) –o sea quienes se pueden arriesgar y aprovechar oportunidades porque la política pública les entrega una malla de seguridad si fracasan en esos riesgos. Felipe Acuña expuso sobre subjetividad de profesores, y mostró una metodología muy interesante para poder hacer explícitas elementos que pueden estar menos elaborados (para lograr hacer visible lo inédito viable usando conceptos de Freire). El uso de metáforas, lo que él llamo temas generadores (que se refieren a cómo te aproximas a problemas que debes resolver), un estudio en fases (primero haces un focus más normal, luego presentas al grupo lo que resulta del focus para ir más allá de esas impresiones). Las ponencias no descritas no lo son porque no fueran de calidad (por ejemplo Oriana Bernasconi presentó un estudio sobre una incubadora de emprendedores muy bueno pero como el tema no me interesa tanto no profundizo en él).

Viernes 24 de Octubre

En la mañana fui al GT 12 de Metodología (donde expuse, pero obviamente no hablaré de mi exposición). Luego Emmanuelle Barozet (U de Chile) y Oscar McClure (U de Los Lagos) nos presentaron la metodología de juegos que han usado en el marco de sus estudios de desigualdad. Un juego de clasificación (a las personas se les presentan una serie de cartas donde hay personas concretas que deben agrupar, y como lo hacen en grupo además deben hacer jugar y validar sus criterios), un juego de personaje desconocido (orientado a descubrir que criterios usan las personas para identificar socialmente a las personas) y el juego del dictador (en que una persona distribuye pesos ficticios entre varios personajes que sirve para descubrir orientaciones sobre desigualdad). Muy interesante. Luego Salvador Vargas nos mostró como logró validar un indicador de desafección política usando LAPOP, y bueno, otra muestra más de cómo el trabajo metodológico es siempre complejo cuando uno se la toma en serio. Hector Mora de Temuco hizo una presentación sobre las retóricas científicas, y en particular sobre las retóricas de la objetividad: Cómo para presentar datos los investigadores muchas veces eligen (y sobreusan) una presentación objetivizante, que en realidad no da cuenta de lo que están haciendo. Algunos de los ejemplos –de cosas publicadas o presentadas- eran bien claros en las exageraciones del estilo objetivizante (unos gráficos bien horribles a decir verdad). Me gustó el grupo a decir verdad.

A media mañana fui al GT 5 de Emplazamientos a la Sociología (que en realidad, lo mencionaron los co-ordinadores del grupo ocupa un poco la posición de ‘varios’). Primero expuso Nicolás Sanhueza de la UAH sobre la teoría de la actor-red, lo que produjo un debate bien interesante sobre Latour (en todo caso, tengo la impresión que Bernasconi está creando escuela al respecto en la UAH). Luego Adela Bork de la U de Valparaíso sobre como nuestras prácticas de enseñanza y académicas disciplinan y cierran más que permitirnos estar abiertos a lo que sucede en la sociedad. Finalmente Felipe Rivera de la UCEN más que nada nos anunció un tema –el de Big Data, el que creo muy central para entender lo que se nos viene: Es efectivamente un emplazamiento, algo que hacen otros que pone en juego lo que la Sociologìa tiene que decir. Pero, como él mismo dijo, es el inicio de una reflexión.

Finalmente estuve en el GT 25 de Trabajo, porque también me tocaba exponer (y de nuevo no diré nada de mi exposición). Las dos ponencias de mayor interés, y las que generaron mayor debate fueron las siguientes: Maureen Berho de la UDP expuso sobre los seguros de cesantía y como afectan la subjetividad –que tuvo el siempre bienvenido hecho y actitud de decir, bueno una de nuestras hipótesis no funcionó, aunque al menos estás otras sí lo hicieron. En cualquier caso un estudio bien serio multinivel comparativo a nivel global. Alexander Páez de la Fundación Sol expuso sobre el endeudamiento y su relación con el mundo laboral. Básicamente la idea es que los niveles de endeudamiento no se explican por factores individuales (que son consumistas etc.) sino por el tema de bajos salarios (que en los últimos años no han seguido el aumento de la productividad) que hace que muchos no puedan enfrentar sus gastos cotidianos con sus sueldos y requieran el uso del crédito.

Y todo concluyó con una conferencia de Cristián Bellei sobre, finalmente, como se ejerce el oficio del sociólogo en Chile –que estuvo bien interesante a decir verdad. Pero como en realidad estas charlas finales no reflejan lo que sucede en el Congreso lo dejaremos fuera de nuestro reporte.

Lucro, Educación y Datos

Ayer en La Tercera apareció un interesante contrapunto de posiciones sobre el tema del lucro en Educación. Por un lado Sylvia Eyzaguirre defendió el lucro diciendo que éste no afecta la calidad en educación (basándose, entre otras cosas en estudios de Elacqua). Por otro lado, el mismo Elacqua criticó el lucro en educación mostrando que estos establecimientos no producen mayor calidad. No deja de mostrar con claridad el debate real el hecho que el mismo dato -el hecho que un colegio tenga fines de lucro no tiene relación alguna con la calidad de la educación que imparte- se interprete en términos de consecuencias para política pública de modos tan distintos. Claramente se parte de creencias básicas previas (si no afectan, ¿por qué no?; si no afectan, ¿por qué sí?), y nos muestra que este es finalmente un debate ideológico. Lo cual no es una crítica, cuando los debates sobre asuntos políticos se llevan al fondo, siempre muestran ser debates ideológicos.

Lo que, en todo caso, es una forma deshonesta de debatir es la de mostrarse incólume a la evidencia. Años ha, al defender el lucro efectivamente se decía (y entre quienes no conocen la evidencia todavía se dice) que estos colegios promovían mejor educación. Pero eso era antes de la evidencia. Luego de la evidencia, que muestra que ello es falso, se nos dice ahora que como no afectan no hay problema en su existencia. O sea, no importa lo que pase en el mundo mantengo mi posición, y si hay que dar vuelta los argumentos que así sea. Por cierto que esto es común, pero no debiera titulase las columnas con ‘un respaldo en la evidencia’.

Ahora, de lo anterior surge otra pregunta: ¿Qué compran los apoderados cuando compran colegios con lucro? Es claro que no están comprando calidad. Ahora bien, uno puede interpretar entonces que los apoderado creen que lo están hacieno y, luego, que están equivocado. Yo prefiero otra interpretación: Que los apoderados no compran calidad, compran segregación.

De alguna forma, el nivel de gasto educacional de muchas familias puede observarse como una inversión en posición social (en alejarse de los peligroso, en reunirse con los similares que no representan peligro). Y si ello es así, entonces es, quizás, uno de los mejores indicadores de clasismo en nuestra sociedad.

 

 

Cultivar nuestro Jardín. La reacción de los Chilenos al ‘Modelo’

En estricto rigor, la tesis que se desarrolla en esta entrada tiene, creo, cierto carácter histórico: el diagnóstico sobre las visiones existentes en Chile sobre el modelo económico creo que se aplican mejor  hasta la primera década de este siglo. Además es necesario plantear que el tipo de evidencia que está detrás de ella es más bien de reflexión sobre varios estudios (cualitativos y cuantitativos), y corresponden más bien a hipótesis de trabajo -para usar ese eufemismo- que a ideas manifiestamente bien pensadas y fundamentadas. Dichas estas precauciones procedamos a la idea central.

Si uno examina lo que ha sido el debate sobre la sociedad chilena en los últimos años, en particular sobre la profundidad de las críticas al ‘modelo’, ‘sistema’ observaremos que resulta relativamente común la impresión que se había dado una transformación cultural en Chile que implicaba que éste había sido aceptado o se estaba en camino de aceptarlo. Y entonces algunos plantearán que esa aceptación se encuentra ahora en tela de juicio o que, por el contrario, no está en tela de juicio, y que el modelo sigue siendo aceptado. La intención de esta entrada es más bien discutir esa posición, y ubicarse más bien de parte de quienes han dudado de la aceptación del homo neoliberal (por ejemplo Araujo y Martuccelli) en la sociedad chilena.

Estimo que detrás de la idea de la aceptación del modelo aparecen varias confusiones que cabe diferenciar. O al menos se puede plantear como hipótesis que se confunden con aceptación cosas que empíricamente resultan (o al menos resultaban) distintas, y que nos permiten dudar de esa presunta aceptación de la lógica cultural del así llamado modelo económico.

La primera son reduccionismos en torno a cómo se leen las reacciones y posiciones de las personas. Así, si las personas valoran la competencia, o aceptan ciertos niveles de desigualdad, entonces se sigue que aceptan en general el modelo chileno (identificado así, simplificadamente, a éste con el capitalismo o el Mercado a secas) o incluso se plantea que oponerse al modelo es oponerse al capitalismo (o a la iniciativa privada o al consumo etc.). Para entender la realidad de las opiniones de los chilenos hay que salir de observaciones monolíticas. Hay diversos datos que muestran aceptación de algunos elementos de una postura pro-mercado, que enfatizan el esfuerzo individual, pero esto no obsta para que tengan una fuerte demanda por una mayor participación -desde formas de regulación a propiedad- del Estado en la vida social. Y esto sin contar que, de hecho, algunos aspectos de aceptación de las ideas del modelo pueden traducirse en una crítica y molestia incluso más acerba del modelo en su aplicación real -que no está a la altura de su promesa: Que precisamente porque la competencia es algo positivo es que el modelo chileno real es criticable porque no es competitivo (lo mismo con la idea del mérito).

Una segunda confusión es en torno a la naturaleza de la ‘aceptación’. En otras palabras, es relevante no confundir naturalización del modelo (i.e ‘así es el mundo’) con una aceptación de la situación (i.e ‘que bueno es que así sea el mundo’). Es claro que procesos de naturalización del modelo han ocurrido en la sociedad chilena, como ha sido un argumento ya tradicional del PNUD en varios Informes de Desarrollo Humano, y que en diversos espacios se difundió la idea que no había otra forma posible de hacer las cosas, o que era la única forma que funcionaba (toda alternativa termina necesariamente en un desastre aún mayor). De ahí a concluir que eso es además positivo hay un paso, y esto fue algo que al parecer una parte no menor de la población se resistió a dar.

Una tercera confusión dice relación con la confusión entre resignación con aceptación. Dado que no hay alternativa a la realidad actual, entonces no queda más que realizar conductas adaptativas. ‘Es lo que hay’ para usar una expresión común en nuestra sociedad. Pero de lo anterior no se sigue que esos comportamientos ni esas elecciones sean ‘buenas’ elecciones desde el punto de vista de quienes lo realizan. Pero dado que entre medio hay que vivir, se toman las decisiones más prácticas al interior de ese estado de cosas, pero ellas son vividas no como buenas decisiones sino de forma crítica. Así sucede en muchos casos con decisiones sobre educación de los hijos (quienes quieren educación pública, gratuita y de calidad pero que envían a sus hijos a colegios privados de alto costo; quienes critican el consumismo pero se integran en esas acciones). Ello puede ser leído como simple hipocresía, pero detrás de ello hay una adaptación a una realidad que se evalúa negativa pero que se juzga difícil de cambiar–y ello tiene una significación bien distinta..

Si la lectura de esta entrada es correcta, entonces podemos concluir que frente al modelo los Chilenos nunca fueron unos panglossianos, que creían que vivían en el mejor de los mundos posibles. Lo que sí se puede plantear es que, al igual que el protagonista de Cándido de Voltaire, frente a los problemas del mundo, concluyeron que lo mejor era retirarse a cultivar su jardín. Pero ese retiro, que no cambiaba  activamente el mundo, nunca fue una aceptación de éste.

Modos de Colonización. Algunas Notas Preliminares.

La entrada no es sobre todas las formas posibles de colonización, sino simplemente comparar en líneas muy generales los modos usados por los Europeos en la modernidad temprana (en particular en América, pero no en exclusiva)

Una forma (modo 1) es el de ‘expulsemos a los habitantes y nos hacemos con el terreno’, la así llamada colonia de poblamiento. En última instancia, usada por los Ingleses en territorios de clima templado (o sea, relativamente cercanos a Inglaterra), con habitantes originales relativamente débiles y definitivamente sin Estados organizados. En América, los franceses ocuparon ello en Quebec.

Otra alternativa (modo 2) es el de ‘subyuguemos a los habitantes y nos convertimos en señores del territorio’, que es el caso normal de los españoles. Aunque esa era su modo estándar, en particular fue más intenso en aquellas regiones en que existían poblaciones organizadas en Estados y con niveles altos de población. Lo último tiene su importancia porque el modo español exige que las poblaciones indígenas sigan existiendo: la idea es explotarlos, no eliminarlos. Luego, tomando en cuenta la debacle poblacional de los pueblos indígenas tras 1492, sólo podía funcionar en poblaciones que incluso después de una fuerte disminución eran relativamente numerosas para sostener a una clase dominante de españoles.

Finalmente tenemos la modalidad (modo 3) de ‘explotemos a los habitantes a través de comercio’ que aunque no fue el único método usado por ellos, era relativamente común entre portugueses y holandeses. Ya sea porque los territorios resultaban imposibles de conquistar por la relativa fuerza de los habitantes (la situación típica en la India en el siglo XVI-XVII para todos) o por la orientación comercial en general de la economía colonizadora (por ejemplo los holandeses en América del Norte) o por las características del territorio (Bahía del Hudson o como los franceses operaron en el Mississippi si no me equivoco), se estimaba que la forma más lucrativa de relacionarse con esos territorios era a través del comercio.

Uno de los temas relevantes es que sólo los dos primeros resultaron, al menos en América, duraderos. Y eso se debe, en parte, a las dinámicas poblacionales. La colonia de poblamiento genera mayor población que la colonia de subyugación, y ambas claramente mayores poblaciones que la comercial. Lo cual implica, por ejemplo, que las colonias comerciales fueron más fácilmente tomadas por otros poderes (Nueva Holanda a manos de los ingleses en 1665 por ejemplo) mientras que eso no sucede en los dos primeros casos. Pensemos que, de hecho, la única colonia de poblamiento conquistada subsecuentemente fue Quebec, y todavía ella cuenta con una cultura francófona a más de 2 siglos de su conquista por el Reino Unido.

Veamos algunos datos y estimaciones de población. En la década de 1660-1670 la población en Nueva Inglaterra paso de 32.600 a 52.200 (Heines y Steckel 2000: 150), mientras que la población de Nueva Holanda para 1665, su conquista, se calcula en alrededor de 7.000-8.000 (Jacobs 2005: 95, y esa estimación es relativamente alta, existiendo varias que la calculan en alrededor de la mitad). En el caso de las colonias españolas, podemos usar el ejemplo chileno que es una de las menos pobladas. A su vez, los datos para el territorio de Santiago (que podemos usar como equivalente a Nueva Inglaterra o Nueva Holanda) nos indican que para 1644 entre Choapa y el Maule alrededor de 3.000 vecinos, o sea, españoles (De Ramón 2007: 79), pero a eso hay que sumar la población indígena y población negra. Al parecer, todo Chile tendría cerca 22.500 indios encomendados  y 2.000 esclavos negros (Zapater 1997: 492 usando estimaciones contemporáneas de la Real Audiencia), pero si consideramos la mitad de esa población para el territorio de Santiago alcanzaríamos alrededor de 15.000 personas para ese territorio. La población de la potencia colonizadora es menor que en el caso de Nueva Holanda (aunque recordemos, estamos hablando de una colonia pobre dentro del Imperio Español y usando una estimación alta para Nueva Holanda), pero la población total de la colonia resulta claramente mayor.

¿Cuál es la importancia de todo esto? Que las potencias europeas disponían de un abanico de posibilidades cuando decidían dominar un territorio. Un abanico que dependía de factores asociados al territorio dominado (las características de su población) y de la sociedad dominadora (Nueva Holanda pasó del modo 3 al 2 al cambiar de potencia colonial). Y que esos modos tienen consecuencias relevantes para la historia posterior. Aquí nos hemos dedicado a mencionar sólo las demográficas -porque ellas claramente influencian historias posteriores.

De hecho, es posible mostrar que esas evoluciones demográficas afectan el comportamiento de los salarios y las economías (Arroyo Abad et al 2012 y Allen et al 2012) Aunque ambos tienen más bien conclusiones distintas en torno a la situación de las economías de las colonias españolas, sigue el tema general: Que esas estrategias de colonización fueron relevantes en producir situaciones históricas diferentes.

Referencias Bibliográficas.

Allen, Robert, Murphy, Tommy y Schneider, Eric (2012) The Colonial Origins of the Divergence in the Americas. The Journal of Economic History 72: 863-894
Arroyo Abad, Leticia, Davies, Elwyin y van Zanden, Jan Luiten (2012) Between Conquest and Independence: Real wages and demographic change in Spanish America, 1530-1820. Explorations in Economic History 49: 149-166
Haines, Michael y Steckel, Richard (2000) A Population History of North America. Cambridge: Cambridge University Press.
Jacops, Jaap (2005) New Netherland: A Dutch Colony in Seventeenth Century America. Leiden: Brill.
de Ramón, Armando (2007) Santiago de Chile, Historia de una Sociedad Urbana. Santiago: Catalonia
Zapater, Horacio (1997) Huincas y Mapuches. Historia 30: 441-504