Morales individuales y morales sociales, ética de la virtud y ética del consentimiento

Lo bonito de hacer distinciones en que uno las hace como quiere.

Es posible distinguir entre dos tipos de morales: Por un lado, podemos establecer las morales individuales, donde lo esencial para establecer lo bueno o malo, encomiable o criticable de una acción tiene que ver con aspectos internos de la persona, por ejemplo sus intenciones. o sus justificaciones. Son morales que funcionan con una persona sola, e incluso cuando se aplican en situaciones sociales, lo que importa para la evaluación de la acción es solamente las actitudes del actor. Toda ética de la virtud es finalmente una moral individual: la persona sigue un criterio de acción personal, y lo central es ver como cada acción se relaciona con dicho canon. En cualquier caso, la ética es aquí un criterio interno de acción que guía a cada individuo.

Por otro lado, podemos pensar en morales sociales, donde lo fundamental en torno a la moralidad de una acción es la reacción de la otra persona. Aquí la moral es algo intrínsecamente social, y no cabe calificar moralmente las acciones de personas solitarias. Varios de los cambios en lo que se refiere a la moral en las sociedades contemporáneas se pueden interpretar en esta lógica. La creciente importancia del criterio de consentimiento (de dar consentimiento, de tener capacidad para dar consentimiento) para evaluar la moralidad de varias acciones es una muestra de ello. Porque una moral del consentimiento es una moral que hace depender el valor de la acción de la reacción del otro: El pecado central aquí es no respetar y violentar el consentimiento de otro. Aquí la ética, entonces, tiene que ver con criterios para orientar las relaciones sociales.

¿Cuál es la posible relevancia de la anterior distinción? Un tema interesante es que aquellos que usan una de estas lógicas tiene problemas para entender la otra lógica. Y en particular, pensando ahora en términos empíricos, uno puede sostener que la moral tradicional en Chile era una moral individual (una moral de la virtud), mientras que la moral moderna más liberal que está en despliegue es una moral social (y en particular, una moral del consentimiento). El caso de la moral sexual es posiblemente lo más claro al respecto. Por un lado, se pierde toda noción de virtud individual al respecto, y se piensa que en principio cualquier acción es válida mientras exista consentimiento, mientras que para la moral tradicional hay actos que per se son inmorales. Y por otro lado, aumenta el rechazo moral a las conductas que atentan contra una moral del consentimiento (pedofilia y violaciones en general).

Ahora, una moral social como la del consentimiento cuando es mirada desde la lógica de una moral individual es poco comprensible. Porque no tiene ningún criterio moral para lo que una moral individual es lo central, criterios en torno a definir las conductas del propio individuo de manera separada. Para una moral individual, una moral social aparece como amoralidad pura, como falta de límites. Lo anterior no es correcto, pero los criterios y límites -que de hecho pueden funcionar tan absolutamente como se desee- existentes operan en otra esfera.

Y por lo tanto, como forma de hacer visible los criterios morales de una ética social para personas que siguen morales individuales es que la distinción puede tener alguna relevancia.

Un recordatorio a Adimark: En una encuesta con 3 puntos de error no puedes decir que 1 punto significa cambio

Salio un poco largo el título pero en fin.

La presentación de la Encuesta Adimark-GFK dice: ‘Comentario Evaluación de Gobierno Junio 2012: Presidente Piñera sube levemente su nivel de aprobación. En junio, un 34% aprueba su gestión (33% en mayo) y un 58% la desaprueba’ (lámina 6 de la presentación, disponible aquí).

Pero ustedes mismos recuerdan que la encuesta tiene 3 puntos de error. Por lo que de un cambio de 1 punto en la muestra no puedo concluir que en el universo eso paso efectivamente. De hecho, sería cosa que en vez de la estimación de punto usaran la de intervalo (i.e la aprobación en mayo estaba entre 30% y 36% puntos y en junio entre 31% y 37%) para darse cuenta de por qué no debieran decir eso. En otras palabras, los datos no dan para decir que la aprobación subió (como si lo daba en relación a la diferencia Abril-Mayo).

Ahora, eso es algo que la gente de Adimark sabe. Es del tipo de cosas que a uno le enseñan cuando le pasan el tema del margen de error. Por lo tanto, el hecho que lo escriban de esa forma implica o (a) voluntad de desinformacion o (b) bien bajo nivel de calidad en interpretación de datos.

Auto y hetero definición en la clase media (II)

Abundando más en el tema de la definición subjetiva de clase media.

¿Que significa ser de clase media? Subjetivamente, al menos, es probable que para poder definirse como una persona de clase media uno requiere pensar que hay personas que están ‘arriba’ o ‘abajo’ de uno. En una sociedad tan estratificada como la Chilena, donde pequeñas diferencias se pueden hacer notar, resulta relativamente fácil verse a uno mismo cumpliendo con esas condiciones.

Por otro lado, dado que esa facilidad se basaría en las múltiples gradaciones de la desigualdad, entonces resulta probable que las personas que uno declaro arriba (o sea, clase alta) o abajo (o sea, clase baja) de uno a su vez puedan hagan lo mismo: Ellas mismas vean personas arriba o abajo de ellas.

En otras palabras, la gradación múltiple permite que todos subjetivamente se sientan de clase media (i.e tienen arriba y abajo) al mismo tiempo que todos ellos son de clase alta o de clase baja para otros. El grupo que se define subjetivamente de clase media no necesariamente se sienten parte de un mismo grupo ni se reconocerían todos ellos como parte de un mismo segmento.

Unas pequeñas tesis sobre la popularidad del Gobierno

Primera Tesis: Decimos que el gobierno es claramente impopular, porque -como todas las encuestas nos dicen que la popularidad es muy baja. Por ejemplo, la reciente encuesta de Adimark (aquí el link). Pero en realidad esa es una lectura incorrecta.

El que es impopular es Piñera y las personas al contestar por el gobierno están contestando, finalmente, por el presidente (recordemos que lo normal es que el presidente tenga mayor popularidad que el gobierno, lo que no sucede de hecho ahora). Pero uno puede observar, al mismo tiempo, que hay muchos ministros con altos niveles de popularidad (al menos 5 con niveles cercanos o superiores al 70%). La popularidad de los ministros no se explica solamente por los eventos específicos: La alta popularidad se extiende más allá de Golborne o Allamand. Y recordemos que Piñera también le tocó popularidad por los mineros, pero no fue capaz de mantenerla. Es posible postular que la popularidad de los ministros indica una relativa aceptación de las medidas del gobierno (‘el gobierno es popular’) pero que no se muestra porque la dirección (Piñera) es muy impopular.

Segunda Tesis: Que, The Economist dixit, Piñera es un político inepto. Pero en realidad, ¿cuál es la principal tarea política de un presidente en un régimen en que no hay re-elección? Por cierto no guardar su popularidad personal -uno puede terminar con alta popularidad y eso no signifique mucho en su propia carrera política, como Lagos; o que no le sea útil a su coalición, como Bachelet. La principal tarea es garantizar (o ayudar todo lo que se pueda) en generar liderazgos en el propio sector para la siguiente elección. Y claramente en eso Piñera, incluso si no fuera su intención, ha sido exitoso.

Y de hecho, más aún, los liderazgos generados son -dentro de su sector- más cercanos a él que a otras alternativas. No son liderazgos en el molde de Novoa, por decir algo.

En otras palabras, mirar un sólo dato, analizado fuera del contexto de los otros datos, no siempre es la mejor forma de analizar una encuesta. Pero claro, que más se puede pedir.

Auto y hetero definición en la clase media

El título es alambicado, pero a veces uno puede caer en esas tentaciones.

El tema, por el contrario, es más bien sencillo. Sabido es que la mayoría de la población se define a sí misma como de clase media. De eso entonces concluimos que la sociedad se piensa como de clase media. Pero en ese momento realizamos un paso en falso.

Porque del hecho que la mayoría de la población se piense de clase media no se sigue que las personas piensen que la mayoría es de clase media. La persona A se puede definir a sí misma como clase media, pero para la persona B, la persona A claramente no es clase media (puede ser pobre o rico, ‘flaite’ o ‘cuico’). Entonces es perfectamente posible que si bien casi todos se declaren de clase media, la opinión más común sea negarle a la mayoría de la población esa condición. Sólo que aquellos que se le niega esa condición son distintos en cada segmento. Por decirlo de alguna manera, todos somos los ‘flaites’ o los ‘cuicos’ de otras personas.

Lo que sí es cierto, más allá de la corrección de la anterior disquisición, es que para conocer la imagen que los chilenos tienen de la sociedad, se requiere más que la auto identificación social.

Lo que la derecha no entiende del Chile actual

En la Tercera de ayer domingo 8 de abril, Axel Buchheiser plantea que, en relación a la crisis de Aysén, pero en general a la situación del país uno bien podría pensar, uno de los temas centrales es: ‘Es que se ha dejado cundir la cultura, ajena a las ideas de la centroderecha, de que todo lo da y resuelve el Estado. No se defiende el modelo y se aceptan las recetas ajenas a modo de disculpa’ (aquí el link). Así que sí a la gente se le convenciera de esas ideas entonces no demandarían lo que demandarían.

Craso error. La gente sí escuchó las ideas del modelo (durante varias décadas esa ha sido la voz oficial). Y de hecho escuchó que el modelo era lo que funcionaba. Escuchó y siguió las consecuencias personales: Si trabajas y te esfuerzas te irá bien; si tus hijos estudian a ellos le irá bien. Lo que vemos ahora es sencillamente el cobro de esas promesas, las que finalmente no se estima se cumplieron. Es porque esas ideas ya se escucharon y se aceptaron que se realizan los cobros que se realizan en la actualidad.

De hecho, la escucha fue mucho más allá. Durante mucho tiempo se les dijo que eran consumidores, y no ciudadanos; que lo bueno, propio y adecuado era ser consumidor. Se les alabó porque como consumidores estaban adquiriendo mayor voz, menor fidelidad, más dispuestos a reclamar por malos productos. Más asertivos. Todo lo que están haciendo ahora es ocupar esas mismas actitudes y prácticas en otro ámbito. ¿Se critica que ‘la expresión “negociación” no sería más que un eufemismo’? Pero los consumidores no negocian: demandan, reclaman y exigen; y si no, se cambian. Y el hecho de no poder cambiarse es el máximo mal -el monopolio.

Lo que se olvida es que la situación del Chile de hoy es producto de las décadas de aplicación del modelo, en que la población -sin aceptar probablemente el fondo (no es que ahora cunda la idea que el Estado es solución, siempre estuvo allí)- sí siguió y se comportó de acuerdo a lo que se le dijo. Creyeron en las promesas mantenidas. ¿Que raro de tiene el que esas promesas sean ahora cobradas?

No se puede confiar en los periodistas: ¿El PIB Chileno se dobló en 6 años?

El titular de La Tercera de hoy 20 de Marzo es : ‘Tamaño de economía chilena se acerca a US$ 250 mil millones y se duplica en 6 años’ (click aquí para la noticia). Y lo primero que uno se dice es ¿cómo los periodistas no se fijan en lo que escriben? En la misma nota se nos dice que Chile creció al 4,8% en esos años. Ahora, no hay forma que un crecimiento de ese  nivel duplique la economía en 6 años (de hecho, podríamos duplicar el crecimiento y no duplicaríamos el tamaño de la economía en ese período).

¿Qué pasó? Que los periodistas, y en particular el periodista del titular, tiene problemas para leer datos. Los datos originales provienen del Informe de Cuentas Nacionales Banco Central (el informe aquí). Ahora, los datos originales son los siguientes:

La Tercera entonces nos dice que el año 2003 el PIB era de 123.445 miles de dólares y el año 2011 de 248.593 miles, así que la economía se dobló. Pero hay algo que La Tercera no se fija: los datos son claramente nominales (dólares corrientes), no son dólares reales. En otras palabras, entre medio hay cosas como inflación y variaciones en el tipo de cambio. De hecho, sino habría otro dato que es incluso más impactante: que el PIB per capita prácticamente se triplico entre el 2003 y el 2011, y eso claramente no ha sucedido.

Si a alguien pensara que La Tercera no se equivocó, es cosa de aplicar las tasas de crecimiento a partir del año 2005 en adelante. Use base 100 para el 2005, aplique la tasa de crecimiento que plantea el Banco Central (de hecho, aplique para todos los años la tasa de crecimiento del 2005 -6.2- que es la tasa más alta del período), use una tabla Excel si quiere (no se complique la vida tampoco). Y vea si es posible que la economía se duplicara.

Una cosa es no saber leer datos, nadie sabe todo en la vida. Pero ¿a nadie le saltó en La Tercera que el dato era raro y realizó algunas consultas? En fin.

Crítica de la Razón Sociológica

Algunas veces uno decide recuperar viejos textos.

Entre los años 2000 y 2002, en un sitio ya desaparecido El Francotirador, escribí una serie de reseñas sobre diversos textos de sociología (Moulián, Tironi, los del PNUD y otros más). Entonces decidí, hace un tiempo atrás, reunir esos textos, escribir un post-scriptum de por qué el feble estado de la sociología que esas reseñas mostraban todavía sigue siendo relevantes y subirlos aquí. Por lo tanto, anunciamos el texto -con título rimbombante, pero en fin que se le va a hacer- Crítica de la Razón Sociológica, que está en la página de escritos y esas cosas).

Una hipótesis sobre la autodefinición de clase media

Entre las cosas que sabemos de la sociedad chilena es que la gran mayoría de los chilenos se autodefine como clase media. Por otro lado, sabemos que esa clase media es bastante vulnerable económicamente, y por lo tanto si uno usa cualquier medición ‘económica’, objetiva, de clase media no tiene como ser tan mayoritaria.

Uno puede explicarse esto usando alguna versión de falsa conciencia o similar. Sin embargo, me parece más interesante hacer otra observación.

Recordemos que Chile ha experimentado, y que las personas han experimentado, un aumento de su estándar de vida: Los ingresos han aumentado -y esto ha ocurrido también en deciles bajos de ingreso, la alta desigualdad de ingresos ha ocurrido al mismo tiempo que los ingresos en general han aumentado-, y quizás más notorio, los niveles de consumo lo han hecho y el equipamiento de los hogares. Cualquier revisión de las tasas de propiedad de bienes en la CASEN muestra eso con claridad.

En no pocos indicadores esto ha implicado un ‘cambio’ de quintil: Las personas de un quintil determinado han adquirido el nivel de consumo de las personas en el quintil superior hace años atrás. Y esto ha ocurrido durante la vida de las personas, así que es parte de su experiencia.

Ahora, ¿cómo pueden hablar de ese cambio? Porque lo que no pueden hacer es decirse a sí mismos: ‘Sigo siendo pobre’ cuando su experiencia es una de mejoramiento de sus condiciones de vida. Pero, en el vocabulario habitual de la sociedad chilena lo que existe arriba de pobre es la clase media. Y por lo tanto, si dejé de ser pobre entonces, automáticamente, soy clase media.

Al fin y al cabo, cuando personas empiezan a tener los bienes y tipos de consumo que hasta hace relativamente poco indicaban pertenencia a clase media, ¿qué otra cosa pueden decirse a sí mismos? No es que las personas anden en la cabeza con el modelo de ‘porcentaje en torno a la mediana de ingresos’ para autoclasificarse.

Sobre la crisis de representación

En El Mostrador, Bellolio hace una crítica al infantilismo revolucionario. La anécdota es bien sencilla. Como moderador de debate de la FECH hizo una pregunta final: ¿por quién votarías para presidente de Chile? Y hace notar que todos los dirigentes de la izquierda no PC optaron por anular. En esas circunstancias, ¿cómo va a representar el sistema si es que uno no participa del juego? Al fin y al cabo, podrían haber dicho cualquier nombre -no tendrían la excusa del votante que se encuentra frente a dos malas alternativas, eran libres para decir cualquier cosa.

La crítica olvida que lo que devela es precisamente el punto: Es el rechazo a la idea misma que las democracias funcionan con representantes. Les plantea un juego que los dirigentes ‘saben’ que no funciona: No importa a quién se elija, la cosa no funcionará. Es precisamente lo que ha pasado dentro de la CONFECH, con el continuo rechazo y desconfianza a la idea de líderes que representen.

En general, la idea moderna de representación es relativamente reciente. Peña en alguna columna en El Mercurio se refería a la idea que los parlamentarios habían pasado de representantes a nuncios. De personas que podían actuar independientemente a personas que sólo comunicaban la decisión de los votantes. La idea del representante como actor autónomo es de hecho relativamente reciente -Burke a finales del siglo XVIII en su carta a los electores de Bristol defendía esa forma. Pero lo tradicional, lo previo, era el nuncio: La persona que no puede tomar decisiones sin un mandato del voto.

La representación está en crisis no porque nuestros representantes no realicen la tarea de representación, y la cosa sería cambiarlos por otros representantes o incluso por otra forma de obtener representantes. Lo que está en duda es la idea general de la representación. Existe un cambio hacia una sociedad que, instintivamente, prefiere un actor mandatado, que no puede actuar por su cuenta al representante autónomo.

Nunca hay que olvidar que los arreglos institucionales son siempre históricos y cambiantes. Puede que las personas no cambien nunca, pero las instituciones sí lo hacen. Y las estructuras a las que estamos acostumbrados, la idea que la democracia funciona a través de representantes, pueden modificarse o incluso desaparecer.